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Tanto Logan por decir aquello, como Jessica por escucharlo, se quedaron en shock. Por la cabeza de la chica pasaron miles de opciones: quería reirse de ella, quería hacerla sentir vergüenza, quería tirarle a la cabeza un cangrejo... De todas las que pensó, solo una era buena: ¿se interesó por ella? La tiró a la basura nada más idealizarlo. ¿Qué querría el chico más guapo y popular del instituto de una chica tan simple y lúgubre cómo ella? Escudriñó los ojos en su dirección, poniendo una mueca.

Por otro lado, Logan no dejaba de pensar: ¿de verdad había dicho eso? Y lo más importante, ¿lo había dicho sin querer o porque realmente quería conocerla? Notó que un ligero rubor ascendía por las mejillas de la chica y sonrió. ¿Cuánto llevarían sin decirle nada así a esta chica? Porque lo cierto es que era realmente linda. Su cabello corto castaño, su tez clara, sus ojos cafés, su nariz pequeña y respingona, los labios delgados y unas manos con dedos largos y delicados. Jessica era bonita, mucho, y a Logan no se le pasó por alto apreciar cada detalle de su figura.

Por otro lado, la chica miraba desconfiada a Logan. ¿Por qué no dejaba de mirarla con esa sonrisa tan tonta? ¿Acaso le gustaba? Dudó seriamente si a un chico como Logan podría gustarle alguien como ella. Él era simplemente perfecto: alto, atlético pero no fibroso, con el cabello sedoso y castaño, ojos verdes como esmeraldas, moreno, con unos labios carnosos unidos por una perfecta sonrisa y las mejillas sonrosadas. No, desde luego este “interés” no podía ser real.

—Lástima que yo a ti no— respondió borde, cortante como un cuchillo, pero el chico no inmutó su sonrisa y nada en su mirada cambió—. En serio, ¿qué quieres de mi?

—Ya te lo he dicho, Jessica— murmuró—, solo quiero conocerte más. Me llamas la atención.

—Ya, ¿por qué no vas a contarles a tus amigos los chistes? Porque a mi no me vas a hacer reír.

—Ah, ¿eso es un reto?— Logan sonrió con superioridad— Muy bien, chica de la capucha gris, si consigo hacerte reír o, simplemente, te hago sonreír, me contarás algo sobre ti.

Jessica enarcó la ceja y una tímida sonrisa, casi inapreciable, asomó en sus labios, pero Logan la vio. ¡Punto para él!

—¡Has sonreído, Jessica Thunder!

La joven se quedó estupefacta y automáticamente borró esa expresión de su rostro. ¡Ni siquiera se había dado cuenta de lo que había hecho! Había perdido como una boba por sonreír ligeramente. Ni siquiera entendía porqué había pasado eso o cómo habían llegado hasta ese punto.

—¿Qué? No, eso no vale— Jessica sacudió la cabeza, negando, pero la sonrisa de Logan no dejaba de ensarcharse, buscando la respuesta que había conseguido—. ¿Por qué mierda haces esto?

—Pues porque quiero saber más de ti— Logan se encogió de hombros mientras el rubor de Jessica no dejaba de ascender por su rostro—. Y ahora, mi dato informativo, Jessica Thunder.

La chica le miró un segundo con rabia. Se había metido ella sola en la boca del lobo y no le gustaba nada. Decidió decir las cosas más básicas y obvias sobre ella para no tener que darle demasiada información, y en cuanto se le acabaran, terminaría con esa tontería de Logan Meyer. No quería que supiese nada de ella, no quería darle la satisfacción de averiguar lo que había hecho en el pasado. Cortaría por lo sano antes de que su boca disparase aquello que tantos meses llevaba ocultando en lo más hondo de su ser.

—Me encanta mi sudadera gris con capucha.

La chica de la capucha gris ©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora