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En primer lugar, fueron al vestuario, pues Jessica aún no llevaba puesto su bikini, y en seguida se arrepintió de su decisión. Era la primera vez en un año que mostraba tanta piel y se avergonzaba tremendamente de su cuerpo. Unas delgadas y largas líneas violáceas se disgregaban por sus muslos y la parte inferior de su abdomen, y aunque había tratado de ocultarlas toda su vida, con un bikini jamás podrían pasar desapercibidas, y menos para Logan, que seguramente estaba acostumbrado a chicas perfectas sin ningún defecto.

Sin embargo, al salir del vestuario, la imagen que Logan obtuvo de Jessica fue completamente diferente a la que ella se había imaginado. El joven contempló el perfecto cuerpo de la morena con sus sensuales curvas en los lugares correctos, y sus pensamientos le llevaron a una erección que a duras penas podía disimular. Ese bikini con la parte superior de un amarillo canario, ocultando unos pechos firmes y cremosos, y la inferior de color negro azabache, disgregando su feminidad del mundo exterior, le quedaba de infarto, y pidió perdón en sus adentros por pensar de una forma tan obscena y desconsiderada hacia Jessica, la cual no había notado cuán significativa había sido su imagen para Logan.

Pasearon en silencio por el parque acuático, examinando las atracciones. Logan quería montarse en todas y se lo pedía a Jessica como si fuera un niño pequeño que iba a la feria por primera vez. Al chico le brillaban los ojos y su sonrisa resplandecía como el sol. A Jessica le perturbó un extraño conquilleo en el estómago al verle tan enérgico y feliz. Era una sensación extraña y curiosa que no lograba identificar con ninguna conocida, pero poco a poco se le fue contagiando el entusiasmo del joven. Cogió su mano, y ante el asombro de Logan, tiró de él y le llevó hacia una atracción llamada “El salto de fe”. Consistía en un tobogán altísimo, de unos cuarenta metros, en la que el agua iba a una velocidad inusualmente desquiciante.

Con su pase VIP, no tardaron en llegar a la cima de la atracción y presentarse los primeros ante las miradas celosas de los que tenían que esperar en la cola. Jessica se montó primero; el salto consistía en un amplio tubo metálico rojo con una trampilla como base. La chica colocó los pies en las huellas señalizadas en el metal y cruzó piernas y brazos, tal y como el socorrista indicó. Una cúpula de polipropileno transparente selló el tubo y una cuenta atrás preparó a la joven para el descenso.

Logan se mordió las uñas hasta casi la raíz. Nunca se había montado en una atracción tan alta y estaba un poco asustado. El caso es que lo disimuló adecuadamente cuando Jessica le miró a través de la cúpula. Sonrió de oreja a oreja y ese fue el último gesto que vio la chica antes de deslizarse, riendo animadamente, por el tobogán, hasta una piscina que amortiguó su travesía. Salió del agua y esperó a Logan, que con la adrenalina recorriendo sus venas gritó “Gerónimo” al tirarse y, dando palmadas y riendo, salió del agua para reunirse con Jessica.

Ambos se observaron detenidamente. Los mechones traviesos y mojados de sus cabellos angustiaban a sus iris en su unión. Contemplaron la felicidad uno en los ojos del otro, y se dieron cuenta de que ese cosquilleo que ambos sentían en sus estómagos, en las puntas de sus pies y manos, y en sua corazones, era amor. Un amor inesperado, torpe y poroso que necesitaba cuidado, cariño y confianza para poder forjarse, a fuego lento y con paciencia, pero ahí estaba.

Jessica jamás imaginó que el entrometido de Logan Meyer pudiera hacerla sentir así, y de hecho, creyó que nunca podría volver a enamorarse de nadie, pero ahí estaba él, con su cuerpo perfecto y su personalidad alocada para cantarle suavemente al oído que había llegado para quedarse. Logan se sintió feliz porque la amargada Jessica Thunder sonreía como hacía tiempo que no lo hacía, y sintió la luz abriéndose paso, de nuevo, a su corazón. Se sintió feliz porque comprobó con sus propios ojos que su confesión era recíproca, y se sintió aún mejor cuando su alma le pidió a gritos quedarse con ella por siempre.

La chica de la capucha gris ©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora