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Ese mismo día, planificaron una excursión a la otra punta de la isla. El viaje duró varias horas y llegaron a la hora de comer, así que fueron directamente a un restaurante tras bajar del autobús. La idea era pasar la tarde allí, y muchos quisieron ir al zoo a ver los aninales autóctonos de la zona, entre ellos Logan y sus amigos. A pesar de que a Jessica no le gustaba ver a los animales encerrados, también decidió ir, aunque fuera solo a dar una vuelta y, para qué engañarnos, quería ver a Logan de vez en cuando, aunque por dentro se negaba a aceptarlo.

Ian se pasó la tarde haciendo el tonto, tratando de imitar a los monos y comparando a sus amigos con los animales. Jared y Nikki iban de puesto en puesto buscando baratijas que comprar a sus familias, y Marge y Logan mantuvieron una conversación animada junto al estanque de los hipopótamos, que a Jessica no se le pasó por alto cuando cruzó un puente que atravesaba un recinto vacío.

—¿Y qué tal te va con la amargada?— preguntó Marge, riendo.

—No la llames así— lo dijo en un tono tan autoritario que hasta él mismo se sorprendió—. Perdón, es que no me gusta que...

—Tranquilo, no la volveré a llamar así— Marge no era tonta, sabía que entre ellos se había formado una reacción química imposible de separar—. Te gusta mucho, Logan. ¿Por qué no se lo dices a Ian y a Jared? Seguro que lo comprenden y dejan de lado ese estúpido plan.

—No puedo decírselo— murmuró—, no aún. Ni siquiera sé si yo la gusto. No quiero que me estén pinchando con eso, sería una tortura tener que aguantarlos en ese plan todas las vacaciones.

—Como quieras, Logan, pero ten cuidado— advirtió Marge—, porque a lo mejor estás cometiendo un error y te puede pasar factura.

Marge se marchó junto a Ian, Nikki y Jared, dejando solo a Logan con sus pensamientos. Las palabras de su amiga rebotaban por su cabeza como una bola de pinball. ¿Y si tenía razón? ¿Y si no decirles a sus amigos que le gustaba Jessica Thunder era un error? Tampoco creyó que la fueran a hacer nada mientras él estuviese cerca de ella, pero, ¿quién sabe? Ian hace muchas tonterías y Jared le sigue a todas partes. Son uña y carne y Logan es la cutícula que les une.

Sin embargo, en ese tema se sentía abrumado. Había prometido a sus amigos algo de fama antes de irse, pero no quería que fuera a costa de Jessica. Realmente le había gustado. A pesar de que se hiciera la dura y a veces fuera una borde, era linda y en el fondo, seguía siendo la Jessica de siempre, oculta bajo una capa de inseguridad y frialdad. Se sentía entre la espada y la pared, acorralado como un ratón. Los ojos cafés de la morena le observaron mientras suspiraba indeciso, hasta que finalmente volvió con sus amigos y definitivamente, sus sospechas se confirmaron: Logan Meyer se traía algo entre manos.

La chica de la capucha gris ©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora