30. ❝Sunshine❞

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Ya había pasado una semana desde que ambos habían ido a visitar a los padres de Hyunjin; y, tal como el mayor dijo, Jeongin estuvo enfermo por casi una semana, en donde tuvo que faltar a clases.

Aunque lo último no le molestaba tanto al pelinegro, porque eso significaba quedarse en la cama todo el día, probablemente viendo algún nuevo drama que descubriera en Netflix.

Además, Hyunjin lo visitaba por las tardes, ayudándolo con las tareas que Jisung le entregaba; también cuidaba de él y lo consentía.

Síp, Jeongin adoraba enfermarse por muchas razones.

— Tienes que comer, tu madre me dijo que en la mañana no quisiste desayunar siquiera. — Reclamó Hwang, sentado al borde de la cama, con un Jeongin envuelto entre las sábanas, este último negándose a salir de su pequeño nido.

Bueno, había ciertas desventajas.

— Hyung, no tengo hambre; y si como algo, vomitaré. — Balbuceó el más joven.

Claro que no tenía ganas de vomitar, y sí tenía hambre.

Pero era sopa.

Con vegetales.

Ew.

— Jeongin, no mientas, ¡sólo es sopa! — Volvió a exclamar el mayor.

El pelinegro puchereó, mientras se sentaba correctamente, y formaba una mueca de asco al ver el plato que su novio llevaba consigo.

— Por favor, no, ¿y si tú preparas otra cosa? Eres bueno en la cocina, por favor, por favor. — Insistió de nuevo, juntando sus manos frente a él.

Pudo ver como su novio fruncía el ceño.

— Tienes que comer esto, tu madre se enojará demasiado si no lo haces, y, créeme, no te defenderé esta vez, ni mentiré por ti. — Habló, con decisión, Hyunjin.

Jeongin se volvió a ocultar bajo sus blancas sábanas, remedando bajito lo que su hyung había dicho.

— Te escuché. — Suspiró Hwang, dejando el plato en la pequeña cómoda que estaba cerca. — Iré por tu medicina y algo de té; cuando vuelva, espero que estés comiendo todo. — Ordenó, levantándose de la cama.

El pequeño chico se revolvió en su sitio, haciendo un desorden total en medio de su extraño berrinche.

— No quiero. — Lloriqueó, observando la sopa con total desagrado.

¿A quién se le había ocurrido la grandiosa idea de plantar semillas para crear esas cosas tan horribles?

¿A quién? Necesitaba saber eso, para ir personalmente a reclamarle.

Su puerta fue nuevamente abierta, y encontró a Hyunjin a pocos pasos de él, ingresando con una taza blanca, junto con una pequeña botellita.

Oh no.

Otra cosa más que odiaba.

Medicina.

— Jeongin, tienes que comer para poder tomar el jarabe. — Dijo Hyunjin, dejando la taza humeante con cuidado.

— ¿Y si me das mimos? Quizás así me sano más rápido. — Propuso Yang, sonriendo ampliamente.

Pero, claro que el mayor no estaba de acuerdo.

— No, no hasta que acabes de comer y tomes la medicina. —

Jeongin lloriqueó de nuevo, antes de esforzarse por dar su mejor "mirada intimidante" a su novio.

❝Sunshine❞ ~Hyunin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora