❝Sunshine❞ ~Hyunin~

29. ❝Sunshine❞

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(Me gustaría que vean y escuchen el video que dejé en multimedia, este capítulo está más que inspirado en esa canción♡)

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— Hyung, ¿crees en la vida después de la muerte? — Preguntó de pronto, una suave brisa provocándole cosquillas en sus mejillas.

Luego de visitar a los padres de su novio, ambos siempre se perdían entre los amplios pastizales de todo el lugar, hasta que quizás se hiciera demasiado oscuro para no poder caminar sin ayuda de las linternas de sus celulares.

— Nunca me cuestioné eso. — Oyó suspirar al mayor, provocando que ría de forma baja. — Puede que si la haya, no lo sé. — Dudó el de cabellos dorados, frunciendo el ceño.

Jeongin asintió en silencio, mientras observaba el pequeño lago que había frente a ellos, el cual era iluminado sutilmente por los, casi inexistentes, rayos del sol. Se acurrucó mejor contra el cuerpo de su novio, escuchando la tranquila respiración de este mismo.

— ¿Y si existiera?, ¿te gustaría volver a vivir esta vida? ¿o una totalmente distinta? — Volvió a cuestionar, luego de un par de segundos. — También dicen que, luego de la muerte, tienen que pasar mil años, antes de que uno vuelva a encontrarse con el que fue el amor de su vida antes. —

Hyunjin rió un poco, elevando una ceja en dirección al más joven, quien sonrió avergonzado.

— ¿Qué intentas preguntarme con eso, mmh? —

Jeongin estiró sus labios, sintiendo sus propias mejillas calentarse con furia.

— No dije nada. — Balbuceó, antes de levantarse, estirándose un poco.

Caminó hasta llegar a la orilla del lago, arrodillándose frente a este; sin poder evitarlo, volvió a sonreír ampliamente, dejando ver sus hoyuelos, y como sus ojitos se entrecerraban de más.

Sus dedos rozaron el agua, y no pudo ocultar su emoción al no sentirla tan fría.

— ¡Hyung! — Exclamó entusiasmado, dándose media vuelta, dispuesto a contarle su maravilloso plan.

Pudo ver la clara negación en las facciones del mayor.

— Jeongin, es una mala idea. — Le habló el más alto, moviendo su cabeza de lado a lado.

Yang frunció el ceño, cruzándose de brazos.

— ¡Ni siquiera me dejaste contarte mi idea! — Puchereó.

— No tenemos ropa de cambio, y ya se está haciendo bastante tarde; te puedes enfermar, y ambos sabemos que tardas más de una semana en recuperarte de un simple resfriado. — Siguió Hyunjin.

El pelinegro resopló, antes de volver a la orilla, quitándose la chaqueta de jean que tenía puesta, quedándose con una simple playera blanca sobre su torso, un leve escalofrío recorriendo sus brazos, ahora, descubiertos.

— Jeongin... — Escuchó la clara advertencia en la voz del mayor.

Ignoró olímpicamente el llamado, y se dispuso a quitarse sus vans, junto con sus medias blancas, riendo cada vez más fuerte.

Pudo ver como su hyung se levantaba, probablemente a detenerlo, así que, sin pensarlo dos veces, se arrojó al interior del que, hasta ese momento, era un pacífico lago, suspirando de alivio al ver que no era profundo.