22. Canción | Eärendil

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En la tierra costera de Arvenien, al sur de Beleriand, la brillante luz del sol era casi nula para los ojos de las criaturas, y en su lugar se alzaba la clara luz de la luna. Sólo podía escucharse la ligera marea que surgía al desembocar el río Sirion en la bahía de Balar, a su vez conectado con el océano Belegaer.

"Niños, ya es hora de dormir." Ordenó Eärendil con una pequeña risa.

Los gemelos Peredhil yacían cada uno en sus respectivas camas, pero sus enormes ojos continuaban abiertos. Pronto cumplirían tres años, y vaya, crecían rápido a los ojos de Eärendil.

"¡Papá, cuento!" Pidió Elros.

"¡Cuento!" Repitió Elrond.

El Peredhel adulto arqueó las cejas un poco preocupado; la de los cuentos era Elwing, no él, y desafortunadamente no contaban con ningún libro apto para niños. Sentado en la orilla de la cama de Elros, una idea se le ocurrió.

"No puedo relatarles un cuento, niños míos," Suspiró. "Pero en cambio, ¿les gustaría una canción?" Propuso.

Desde una cama a la otra, los rostros de Elros y Elrond se encontraron, y tras unos segundos asintieron con curiosas sonrisas ante la propuesta su padre. Entonces, Eärendil sonrió de igual forma, porque ya tenía en mente qué cantar ante sus hijos.

Y comenzó. Para ser honestos, en realidad parecía un cuento el que se relataba mediante una entonada. Eärendil cantó, con su hermosa voz, una canción que su padre, Tuor, le había compuesto varios años atrás, cuando Gondolin acababa de caer y los sobrevivientes se recuperaban en el bosque de los sauces, Nan-Tathren, al nordeste de Arvenien.

Cantó para sus hijos, tal como su padre le cantó, sobre Ulmo «Señor de las Aguas», uno de los más poderosos Valar, y de cómo su presencia siempre se halla en los mares y en el gran río Sirion, el cual atravesaba toda la tierra de Beleriand. También cantó cuando Ulmo se presentó ante Tuor, abuelo de los gemelos, y Eärendil lo extrañó.

Vingilótë estaba casi listo, tan sólo faltaba afinar ciertos detalles y luego podía navegar libre por los océanos. La nostalgia por el mar se hizo presente de nuevo en Eärendil, y también despertó en los corazones de sus hijos.

Elrond se maravilló por las historias que su padre cantaba, incluso si Eärendil no las consideraba historias tal cual, y sintió deseo de conocer más acerca del mar como de sus historias. Sin embargo, Elros, a pesar de también maravillarse, en él despertaron las ganas de encontrarse navegando por siempre en los mares. Pronto, las aguas serían consideradas sus hogares.

Los gemelos se durmieron. "Descansen, pequeños." Eärendil besó la frente de cada uno de sus hijos.

No sabía con seguridad porqué, pero en su corazón se presentó un enorme pesar. Miró afligido a la tranquila noche por la ventana. El mar llamaba a Eärendil, y algo le dijo que posiblemente no volvería a disfrutar con sus hijos de momentos como éste.

 El mar llamaba a Eärendil, y algo le dijo que posiblemente no volvería a disfrutar con sus hijos de momentos como éste

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notas:
1. la imagen pertenece a @arlenianchronicles en tumblr.

Fictober 2020 | Edición TolkienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora