24. Fácil | Ecthelion

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Dentro de la Ciudad Escondida de Gondolin, a principios del quinto siglo de la Primera Edad, dos capitanes de las Casas disfrutaban trepar a los grandes árboles durante sus ratos libres para admirar la belleza de la Ciudad bajo sus pies. Un sonido estrepitoso podía escucharse desde dicho árbol, tan sólo camuflado por el canto de los canarios.

"¡¿Qué tal estuvo?!" Preguntó Glorfindel emocionado.

"Te falta un poco de práctica." Sonrió Ecthelion. "Creo que sería mejor dejarme la flauta a mí, y en cambio tú usas tu melodiosa voz."

Glorfindel entonces le devolvió la blanca flauta a Ecthelion. El capitán de la Casa de la Fuente no había encontrado agradable para sus oídos escuchar el desastre que salía de su flauta cuando Glorfindel la usó. Sin embargo, Ecthelion era consciente de lo hermoso que podía cantar el capitán de la Casa de la Flor Dorada.

"¡Nunca había intentado tocar la flauta, Thel!" Exclamó Glorfindel. "Ahora sé lo difícil que es."

"Si fuera tan fácil, todos serían capaces de tocar la flauta. Si todas las cosas fueran fáciles, el mundo sería aburrido, ¿no lo crees?" Bromeó Ecthelion a su manera, sin malas intenciones, y observó al instrumento en sus manos.

Glorfindel no lo tomó a mal, y esbozó una gran sonrisa. "Creo que tienes razón, Thel. Además, la flauta es lo tuyo, no lo mío."

Ambos capitanes sonrieron juntos, y luego perdieron la vista en la hermosa fuente que se hallaba justo frente a ellos. Cuando Ecthelion estuvo a punto de llevar la flauta a sus labios y comenzar a hacer música, Glorfindel notó una pequeña figura que se acercaba a ellos por debajo del árbol.

"¡Príncipe!" Se alegró Glorfindel.

Se trataba del pequeño Eärendil, quien no contaba con más de cuatro años. Ecthelion entonces se detuvo, y observó la enorme melena rubia pasar frente a él cuando el otro capitán brincó del árbol al firme suelo. Glorfindel se acercó al pequeño Peredhel, y enseguida lo alzó por debajo de los brazos para sentarlo encima de sus hombros. Eärendil reía; siempre le gustó viajar por lo alto.

"¡Música, música!" Pidió el príncipe.

"¿Quieres que Ecthelion haga música con su flauta?" Glorfindel miró por encima de sí mismo al pequeño sobre sus hombros.

"¡Sí!" Afirmó Eärendil.

El de gran melena dorada miró a Ecthelion. "Creo que será mejor obedecer a los deseos del futuro rey." Sonrió el capitán de la Casa de la Flor Dorada, con el pequeño encima.

"A la orden, Su Alteza." Ecthelion dirigió una sonrisa a Eärendil, quien rio y aplaudió con emoción.

Aún sobre el árbol, el capitán de la Casa de la Fuente sostuvo la blanca flauta cerca de sus labios y una melodía alegre comenzó a salir del instrumento. Quien escuchara dicha música no podría evitar formar una sonrisa con sus labios. Glorfindel y Eärendil brincaban, reían y cantaban con ahínco. Ecthelion los observaba desde arriba, mientras seguía tañendo a gusto la flauta y con tranquilidad.

 Ecthelion los observaba desde arriba, mientras seguía tañendo a gusto la flauta y con tranquilidad

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notas:
1. la imagen pertenece a @navy-locked en deviantart
2. edit: una disculpa por la imagen en gris!! ya lo he actualizado ✨

Fictober 2020 | Edición TolkienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora