13. Agujero | Éowyn

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Tras la Batalla del Pelennor, la Dama Blanca de Rohan había sido severamente dañada. Sanada no completamente por Aragorn y residiendo en las Casas de Curación, Éowyn se hallaba bien despierta. A sólo tres días de la Batalla previamente mencionada, ya habían otros planes.

"¿Por qué no tengo permitido acompañarlos a ustedes?"

La princesa de Rohan perseguía a su hermano mientras éste se preparaba para cabalgar hacia la Puerta Negra de Mordor, tras la última decisión tomada en el debate del día anterior. Todo sucedía rápidamente; debían dar a Frodo todo el tiempo posible. Éomer había sido seguido por su hermana hasta las puertas de la Ciudadela, donde los soldados que se hallasen en condiciones emprenderían el viaje.

"Éowyn, creí que estabas muerta."

"Pero no lo estoy, ¿o sí?" Interrumpió abruptamente a su hermano, creyendo que éste había terminado.

Éomer le dirigió una mirada. "No obstante, puedes estarlo en un futuro."

La seriedad con que hablaba el príncipe de Rohan logró silenciar a su hermana por unos momentos, quien parecía indignada ante esas últimas palabras. Observó a Éomer con su armadura puesta, su espada en su cintura, y lo vio colocarse el yelmo.

"De hecho," Comenzó el hombre. "¿No deberías seguir en tu habitación para descansar y recuperarte?" Sonrió, como si estuviera seguro de haber ganado la pequeña riña que surgía entre ellos dos. "Te acusaré con Ioreth." Amenazó.

Éowyn hizo una mueca, mas no se dejó vencer fácilmente. "Puedo pelear, quiero pelear." Se corrigió.

"No." Negó rotundamente. "Te advertí que la guerra era dominio de los hombres, hiciste caso omiso, y tú misma has salido herida debido al hálito negro del Rey Brujo. Ya has hecho suficiente. No irás con nosotros."

Éomer se subió a su caballo, el cual por ende soltó un relincho.

"¡Apenas y me dañó el brazo!" Mintió Éowyn, minimizando sus heridas. "No es como si hubiera sido algo grave."

"Escucha; si tal cual asistes al campo de batalla sólo conseguirás que una espada o una flecha haga un agujero en tu cuerpo." Desde arriba del animal, Éomer miró con gran fastidio a su hermana. "¿Eso sí cubre tus estándares de 'algo grave'?" Añadió con obviedad.

El caballo comenzó a andar por órdenes del jinete, y terminó alejándose entre los otros soldados que de la misma manera subían a sus caballos para dirigirse a las Puertas Negras de Mordor. Éowyn lo siguió con la mirada, hasta que la figura de su hermano se mezcló entre las otras.

Por más que odiara admitirlo, ella sabía que Éomer tenía la razón en esta discusión particularmente. Gracias a las habilidades curativas de Aragorn ya se sentía mejor, pero Éowyn no se encontraba sana del todo. La desesperación la dominaba, y aquel sentimiento se había fortalecido al hallarse cerca del Rey Brujo. Exhaló afligida, y entonces se le cruzaron en la mente las últimas palabras que su hermano le había regalado.

Imaginó lo horrible que debe ser encontrarse atravesado por un arma.

Imaginó lo horrible que debe ser encontrarse atravesado por un arma

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notas:
1. el gif pertenece a quien corresponda.

Fictober 2020 | Edición TolkienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora