Long Way Home - Marco Reus. {Editando}

Capítulo 21.

"The way you held me, I wish that I put you first, I was wrong I admit."

Marco me miraba atento, escuchando todo lo que estaba diciendo.

-No voy a mentir, tengo todo lo que alguna vez quise. He ido a lugares impresionantes, he conocido personas que nunca imagine vería, pero me sigues faltando tu, y eso es suficiente para desear no haberme ido. No lo negaré, creí que podía superarte saliendo con alguien más, pero no funcionó. -Recordé esa vez que Summer dijo que debería intentar salir con alguien de nuevo, que quizás no extrañaba a Marco, si no la idea de estar con alguien. Mala idea. Austin era un bueno chico, pero no dejaba de compararlo con Marco y al final decidimos terminar. - Dinero, fama, fiestas, todo eso no importa si no estoy contigo.

Me detuve unos segundos para mirarlo, ahora él veía el piso, parecía estar más metido en sus pensamientos que escuchándome.

-No creo que entiendas lo mucho que significas para mí, sé que no te lo he demostrado, pero créeme, te extraño. -Suspiré.- Si dices que sientes lo mismo, me quedaré. Lamento que todo haya sido de esta manera. Y creo que no puedo hacer más nada, Marco. -Me levanté, debía dejarlo solo, si él quería intentarlo, me buscaría. Ahora ambos necesitamos algo de tiempo.- Gracias por lo de anoche. -Sonreí, aunque sabia que parecía más una mueca y caminé hacia la puerta.

No estaba huyendo esta vez, solo nos daba la oportunidad a ambos de pensar en lo que queríamos.

Me giré al sentir su mano en mi brazo, esperé que dijera algo, pero solo me abrazo.

-Te amo, Marco. No lo olvides. -Susurré escondida en su cuello. Me estaba arriesgando de nuevo.

Aunque no esperaba una respuesta, tenía cierta esperanza.

Y es por eso que a las personas no les da miedo decir lo que sienten, si no escuchar la respuesta.

Recordé esa vez en el aeropuerto, quizás él se había sentido de la misma manera que yo.

-Aunque estuvimos alejados todo este tiempo, siempre estuviste en mi mente. Y ahora que estas aquí, no pienso dejarte ir de nuevo, no tan fácil.

Sentí su mano en mi mentón, obligándome a mirarlo, pero solo pude sentir sus labios sobre los míos.

Era el momento de olvidar todo lo que dolía.

Sus manos fueron a mi cintura y entre besos y caricias comenzamos a caminar a su habitación.

La ropa fue desapareciendo y al final, simplemente pasó.

Estábamos juntos de nuevo y no era un error, era así como debía ser.

A veces rendirse no es la mejor idea, después de todo, no podemos perder lo que teníamos.