Capítulo 26.

1.6K 83 12
                                    

“Nothing lasts forever, nothing stays the same, so tell me why I can’t stop feeling this way?”

La última semana todo había sido un sueño. Después de la pequeña discusión, Marco se disculpo y quiso que lo olvidáramos. Así que comenzamos a pasar cada momento juntos.

Los rumores en las redes sociales habían aumentado desde que algunos medios consiguieron un poco de información sobre nuestra relación en el pasado. Sabía las consecuencias de salir con Marco, pero estaba dispuesta a arriesgarme.

Por otro lado, Ann y Mario seguían en Dortmund. Mario tenía un breve descanso, así que decidimos pasar tiempo de calidad juntos. Aunque ambos chicos nos habían abandonado en casa de Marco hace unas horas.

-Espero que vayas a visitarme más seguido.

Le había contado mis planes a Ann sobre quedarme en Alemania y estaba muy emocionada, aunque ella viviera en Múnich podíamos vernos de vez en cuando. Aunque estaba segura de que nos veríamos muy seguido si era por los chicos.

-Y espero que tú vengas a Dortmund más seguido.

-Te cansarás de mí. –Respondió haciéndome reír. Revisó algo en su teléfono y luego me miro.- Mario dice que en dos horas más o menos estarán regresando.

-Pobres, creen que nos quedamos en casa viendo películas y diciendo cuanto los queremos.

-Pues yo lo único que quiero en este momento es uno de esos helados. –señaló la tienda que estaba a pocos metros de distancia.- ¿Quieres uno? –negué.- Entonces ya vengo.

Comenzó a caminar en busca de su helado y decidí ir a buscar un sitio donde sentarnos a conversar con tranquilidad. Teníamos un buen rato viendo tiendas y algunas bolsas de más.

Me detuve al sentir una mano agarrando mi brazo, pensé que era Ann que había olvidado su dinero o algo, pero no.

-Espera ¿tú no eres la amiga de Marco? –Mire a la chica rubia que se había puesto en mi camino.- Annette Giesler, ¿cierto?

Asentí. Aún no creía que la persona que había causado discusiones entre Marco y yo estuviera frente a mí con una amable sonrisa.

-¡Oh! Marco me ha hablado tanto de ti. –La miré confundida. ¿Quien era ella en la vida de Marco?- Lo lamento, yo soy Elissa, seguro has escuchado mucho de mí. –Vaya que si.- Marco me ha contado todo. Estoy tan feliz de que hayas regresado.

-Sí, igual yo. –Sonreí, quizás era una muy buena amiga de Marco.

-Te agradezco mucho que lo estés ayudando con los preparativos de la boda.

-¿Boda? -La pregunta había salido de mis labios tan rápido como lo había pensando.

¿De qué estaba hablando esta mujer?

-Sí, mi viaje fue tan repentino. Una lástima que no pude ayudarlo, pero ya estoy aquí y eso es lo que importa ¿no? –una risa tonta se escapó de sus labios y solo lograba confundirme más.- En serio te agradezco mucho tu ayuda, aunque ahora que volví estaré al tanto de todo. De igual manera sería genial que me acompañaras a elegir el vestido. Se que apenas nos estamos conociendo, pero seria un buen motivo para salir y hacerlo mejor. Eres una gran amiga de Marco, por lo tanto mía también.

-Yo no… -De nuevo fui interrumpida por ella.

-¿No puedes? ¿Tienes que regresar a Londres? –su sonrisa había disminuido.- Es una lástima, a Marco y a mí nos fuera encantado que estuvieras con nosotros ese día.

-¿Tú vas a casarte con Marco? –Mi voz había salido casi en un susurro, pero ella había logrado escucharme y lo agradecía, porque no creo que pudiera repetir esas palabras.

-¡Por supuesto! –Ella rio- creo que te confundí un poco llegando así de la nada, lo lamento.

-Sí. –Sonreí forzadamente.

Iba a sonreír como si nada estuviera malHablar como si todo fuera perfecto. Actuar como si todo fuera un sueño y pretender que no está doliéndome.

-Ya que no estarás en la boda, sería un placer que fueras la madrina de nuestro bebé. No lo he hablado con Marc, pero estoy segura de que estará de acuerdo.

Por instinto miré sus manos que masajeaban su vientre, y ahí pude notar el anillo de compromiso.

Sentí mi mundo derrumbarse, todo lo que Marco y yo habíamos vivido en estos últimos días me hizo sentir la peor persona del mundo, pero sabía que no lo era, ese era el lugar de él.

Él había jugado conmigo y había engañado a su futura esposa.

No había pensado en pasar una vida entera con Marco por el simple hecho de haber arreglado todo entre nosotros, pero mi felicidad duro menos de lo que esperaba.

Supongo que nada dura para siempre.

Pero aun así debería ser más fuerte que mis sentimientos.

-No lo sé, siempre estoy viajando y casi no vengo a Alemania. –mentí.

-Sí, Marco me lo ha dicho. De todas maneras le diré que te avise, por si tienes tiempo. Fue un placer conocerte Annette, pero ya debo irme. Debo ir a ver algunas cosas de la boda y luego encontrarme con Marco, aunque cuando esta con Mario se tarda demasiado. Espero verte pronto. –Se despidió dejando un beso en mi mejilla y se fue.

Me quedé paralizada en mi lugar, habían sido demasiadas cosas para asimilar en menos de 5 minutos. No había manera de que supiera que Marco estaba con Mario, la gente ni siquiera sabía que Mario estaba en Dortmund.

-¿Qué hacías hablando con Elissa? –Mire a Ann llegar, traía un cono de helado rosa en sus manos.

-¿Tú la conoces?

-Sí, la he visto un par de veces, ¿por qué?

-¿Por qué? –reí sin ganas.- ¿Cómo pudiste ocultarme esto Ann? Pensé que éramos amigas.

-Espera, lo somos. –Se apuró a responder.- ¿Qué pasó?

-¿Qué pasó? Que esa mujer está comprometida con Marco y esperando un hijo de él. ¡Tú lo sabías! –Abrió los ojos sorprendida.

-¿Ella te dijo eso?

-Me mostró su anillo, me pidió ser la madrina de su hijo y sabía que los chicos están juntos.

-Annette, te juro que no lo sabía. Sé que ellos salieron, pero pensé que habían terminado. Marco dejó de ir con ella a las fiestas y no la había visto de nuevo. Cuando supe que tu y Marco habían vuelto, le pregunté a Mario por ella, dijo que se había ido de la ciudad hace un tiempo. No lo sabía Anne, lo lamento.

-Igual ya no importa Ann. –Ambas nos quedamos calladas por lo que pareció horas para mí.- Volveré a Londres.

-No te vayas.

-No puedo quedarme aquí, Ann. No después de todo esto.

Hay una diferencia entre rendirse y aceptar cuando has tenido suficiente.

Ella me miró con pena y se acercó a mí para abrazarme. Lo necesitaba, necesitaba saber que podía confiar en alguien.

-Lo siento mucho. –Se alejó poniendo sus manos en mis hombros.- Cuenta conmigo para lo que necesites. Sabes que siempre tendrás una amiga aquí.

-No es tu culpa Ann. Él logró lo que quería, hacerme sentir lo que él sintió gracias a mí. –Sonreí sin ganas.- Pero me iré, Marco Reus no volverá a saber de mí.

Duele cuando la historia no ha finalizado y el libro ha sido cerrado.

Long Way Home - Marco Reus. {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora