Capítulo 22.

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"You would scream, we would fight, you would call me crazy, and I would laugh, you were mad but you'd always kiss me, in the shirt that I had that you always borrowed.
I want you to want me to stay, and I need you to need me to stay, if you say that you don't feel a thing, if you don't know let me go."

Desperté por los rayos de sol que entraban por la gran ventana de la habitación, traté de levantarme pero un brazo tatuado alrededor de mi cintura desnuda lo impedía. Los recuerdos de la noche anterior llegaron a mi mente y una sensación de seguridad me invadió.

Había sido completamente sincera con él.

Y la duda de lo que él sintiera seguí ahí, no había dicho nada respecto a nosotros y no dejaba de pensar en eso.

¿Sentía lo mismo que yo? ¿Lo quiere intentar de nuevo?

Logré salir de sus brazos y busque mi ropa, debía ir a casa. Pero al ver mi vestido bajo la almohada de Marco, supe que era inútil tan siquiera intentar recuperarlo. Así que abrí su closet y saqué una de sus viejas camisas del Dortmund, me la puse y también quedaba arriba de mis rodillas. Recuerdo que cuando me quedaba con él, siempre me ponía sus camisetas para luego pasar todo el día en la cama viendo algún estúpido programa de televisión.

Nadie sabe el valor de los momentos hasta que se convierten en recuerdos.

Entré al baño de la habitación para asearme un poco y luego salir directo a la cocina por algo de café.

Había estado tan metida en mis pensamientos que no había notado cuanto tiempo había pasado hasta que vi a Marco entrar a la cocina, estaba usando solo unos boxers negros y estaba completamente despeinado.

-Buenos días. -Dijo al pasar a mi lado, dejando un beso en mi frente.- ¿Hace cuánto estás despierta?

Mire el reloj para estar segura, apenas iban a dar las 7.30 de la mañana.

-Como una hora.

-¿Por qué no volviste a la cama? -Me miro sobre su hombro, ya que estaba buscando algo en la nevera.

-Ya no tenía sueño. Estoy acostumbrada a dormir poco.

-Entiendo. ¿Quieres algo de comer?

Negué, no tenía hambre.

Quería hablar con él, saber que pasaría entre nosotros ahora.

En el silencio existen dudas que duelen.

-¿Qué pasa, Netts?

-Necesitamos hablar, Marco.

El dejó de buscar lo que sea que buscaba en la nevera y la cerró para girarse completamente y mirarme, se apoyó en la pared y cruzó sus brazos sobre el pecho, sus tatuajes estaban a la vista y recordé la pregunta que tenía ganas de hacerle hace mucho tiempo sobre ellos, pero no era el momento para hacerla.

-Bien, habla.

-¿Habla? ¿De verdad? -Lo miré molesta, después de todo lo que había dicho la noche anterior ¿él esperaba que continuara? Sabia que todo había sido mi culpa, pero era el momento de que él dijera algo, que me diera una razón para seguir aquí e intentarlo.

-Oye, tú eres la que quiere hablar.

-Eres un idiota.

Me levanté de la silla realmente molesta, salí de la cocina rumbo a su habitación. Buscaría mis cosas y me iría.

Si él quería actuar como un imbécil, bien por él.

-Netts, era broma. Sé que debemos hablar. -Lo escuché seguirme.

-Noticia de último minuto: no estoy para tus bromas. -Respondí sin detenerme. Iba a entrar a su habitación cuando se paró frente a la puerta impidiéndome el paso.- Marco, solo quiero irme a casa.

-Al menos de que quieras irte así, lo cual te advierto es una pésima idea, -me señaló de pies a cabeza- debemos hablar y luego dejaré que tomes la decisión que tú quieras.

-Pues ahora yo no quiero hablar.

-Estás siendo infantil. -Pasó ambas manos por su rostro.

Aproveché su momento de descuido para entrar a la habitación, pero mi victoria duro poco. Lo que puede durar una persona en cargar a la otra sobre su hombro, al menos.

-¡Marco, bájame!

-No hasta que aceptes quedarte y escucharme.

No respondí, en algún momento él se cansaría o yo me rendiría y cualquiera de las dos era a mi beneficio después de todo.

Y yo me rendí primero.

-Bien, vamos a hablar. Ahora bájame.

Tal como se lo había pedido, esta vez sí me bajo de su hombro, más no dejó que me alejara de él.

-Estás loco. -Soltó una gran carcajada y acercó su rostro al mío.

-Y este loco ama verte usar su camiseta. -Dejó un beso en mis labios, luego por mi mejilla e iba bajando por mi cuello, sus manos estaban en la orilla de la camiseta comenzando a subirla cuando lo detuve.

-No es esto lo que quiero Marco, estar contigo sin saber qué es lo que realmente quieres.

-¿Qué tiene de malo esto?

-No quiero dejarte gastar mi tiempo, Marco. Y sé que suena mal, pero no quiero estar contigo si solo quieres tenerme por un rato. No creo que lo merezca, no creo que ambos lo merezcamos. Solo necesito que quieras que me quede, que necesites que lo haga. Y si no sientes nada, si no lo sabes, sólo déjame ir.

Long Way Home - Marco Reus. {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora