Epílogo.

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Algo que había aprendido en los últimos años, era a preocuparme si todo en casa estaba en completa calma. Aunque trataba de alejar cualquier pensamiento negativo con el hecho de que había otro adulto responsable en la casa... Bien, quizás solo otro adulto.

Al salir de mi habitación, lo primero que hice fue revisar el cuarto de juegos, pero no había nadie allí, revise el resto de las habitaciones consiguiendo el mismo resultado. Comenzaba a extrañarme, eran las 9.30 de la mañana y teníamos un largo día por delante. Baje las escaleras, encontrando el resto de la casa sola, tomé el teléfono mientras iba camino a la cocina para buscar algo de comer y ahí fui cuando me fije en el jardín, encontrándome con una escena que me hizo sonreír, abrí la puerta de cristal con cuidado para no interrumpir ese momento y me acerqué.

La pequeña niña estaba usando un vestido rosado, su cabello rubio estaba suelto y tenía una linda corona, sus mejillas tenían un ligero color rosa y sus ojos azules brillaban por el sol de la mañana.

Estaba sentada en su nueva mesa de té y se veía realmente feliz con su regalo.

-¡Así no papá! Debes levantar el dedo. -Esta vez mire al hombre que estaba sentado frente a ella, era el mismo que había despertado junto a mí, los últimos 7 años.

Creo que era una de las escenas más tiernas que había presenciado.

-Así que un futbolista para el mundo y una princesa en casa. -Mencioné cuando estuve lo suficientemente cerca de ambos, quitando la corona que tenía Marco en su cabeza.

-Ya sabes, se hace todo lo que se puede. -Sonrió levantándose, para luego darme un rápido beso ya que Adette, estaba tirando de mi camisa para que le prestara atención.

-¡Mami! Mira mi regalo. -La pequeña de ahora 4 años, señalaba feliz la mesa de té. La tome en brazos y le di un par de besos en la mejilla.

-Está muy lindo, cariño. Feliz cumpleaños.

-Sé que debía esperarte, pero lo vio mientras preparaba el desayuno y quería dejarte descansar. -Solté a Adette para que volviera a jugar y me gire para ver a Marco.

Iba a responder cuando fui interrumpida por un par de gritos.

-¡ATAQUEN!

Y lo siguiente que vi, fue a Marco huyendo del par de niños de 6 años que lo perseguían con un par de pistolas de agua completamente cargadas.

Resulta que al final de todo, si había un bebé en camino, bueno dos. Pero era yo la que esperaba a los gemelos Reus, Alan y James.

Después de mi regreso definitivo a Alemania, Marco me había sorprendido con una cena en nuestro lugar, para pedirme matrimonio, digamos que no fui la única sorprendida esa noche.

Después del nacimiento de los gemelos, nos casamos y poco después llegó Adette.

No habíamos planeado que pasara tan rápido, después de los gemelos no pensaba en más hijos en realidad, cuidar de dos niños era agotador aunque tuviera la ayuda de Marco la mayoría del tiempo.

Seguía viendo al rubio correr ahora completamente mojado, siendo aún perseguido por los dos niños que eran idénticos a él.

-¡Mamá tiene chocolates!

-¡Contra mamá! -No pude reaccionar cuando tenía a los tres disparando sus pistolas hacía mí, sí, la pequeña princesa se les había unido en el ataque contra su madre.

-¡Traidor! -le grité a Marco que se estaba quitando la camisa mientras nos veía divertido.

-Me quede sin agua. -Se quejó James, quedándose atrás de sus hermanos que seguían mojándome.

-¡Aborten misión! -Esta vez fue Alan quién gritó y los tres entraron corriendo a la casa. Por estos momentos me preocupaba cuando la casa estaba en silencio, pero estos momentos también significaban mucho para mí.

-Lo odio señor Reus. -Me crucé de brazos, mirándolo seriamente.

-Yo la amo señora Reus. -Se acercó poniendo sus manos en mi cintura, pegándome a su cuerpo, traté de mantenerme seria por un poco más, pero me fue imposible, una pequeña sonrisa se me escapo y terminé golpeando suavemente su brazo tatuado, donde desde hace unos años, se le habían unido los nombres de nuestros hijos.

-Recuérdame revisar los regalos que Mario y Ann le den en un futuro a los niños. -hablé sobre armamento que usaban los niños, cada vez que venían a Dortmund les traían un obsequio y ese había sido el último.

Marco y Mario tenían un estúpido juego de comprarles cosas a los niños del otro para que ataquen a su padre, aunque ellos lo negaran y trataran de defenderse diciendo que los regalos que hacíamos Ann y yo eran muy aburridos. Pero no era la primera vez que alguno terminaba siendo víctima de algún juguete y muchas veces éramos nosotras las que pegábamos las consecuencias.

-Debo comprarles algo genial cuando vayamos a visitarlos a Múnich.

Suspiré rendida, ambos eran iguales y al parecer no pararían.

-Eres un idiota. -Dije, el solo rio y aproveché la oportunidad para besarlo.

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Miraba a nuestros pequeños correr alrededor de la casa con el resto de los niños, la pequeña Adette estaba en los brazos de Mario, quién le contaba una extraña historia de princesas y dragones que la niña le había pedido y que yo estaba segura, se estaba inventado, algunos de sus compañeros de equipo se reían de la rara historia, o aportaban algo nuevo a esta.

Nunca dejaría de agradecerle a Marco por todos los momentos felices que me había dado, pero sin duda mis 3 hijos eran lo mejor de todo. Era lo que más amaba y verlos así de felices era la mejor sensación del mundo.

Tenía a las personas que quería conmigo, podía decir que mi vida era completa. Había dejado el modelaje hace un par de años, pero estaba feliz con la vida que llevaba, mis hijos, mi familia, mis amigos y Marco era todo lo que necesitaba para ser feliz.

Sentí la presencia de Marco atrás de mí, sus brazos alrededor de mi cintura y luego su barbilla apoyada en mi hombro.

-¿Qué dices de una hermanita para Adette? -Habló bajo, al final era un momento entre nosotros dos. Viendo como nuestros hijos reían felices.

-En tus más locos sueños, Reus.

-Hace unos años tú eras parte de ellos y ahora estás aquí conmigo.

Si en este momento miraba hacia atrás, no me arrepentía de ninguna de las decisiones que había tomado, todas ellas nos habían llevado a ser lo que somos ahora, a este momento y aunque como todos en esta vida tuviéramos altos y bajos, sabíamos que siempre saldríamos adelante. Todo lo que alguna vez nos había causado dolor, hacía que apreciara más estos momentos de felicidad.

-Es diferente.

-¿Por qué?

-Porque tú también eras parte de mis más locos sueños.

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¡SORPRESA! Aún quedaba algo de lwh ☺

Solo quiero decir que gracias a cada una de ustedes. Por tomarse el tiempo de leer, votar y comentar en cada capitulo.

Creo que nunca me presenté, así que mucho gusto, mi nombre es Legna, hiiiiiii .

Cuando empecé esta novela no creí que tantas personas la fueran a leer o que le llegara a gustar a alguien.

No se que decir, soy mala para esto.

Pero de nuevo gracias por todo.

Continuaré con la novela de Thomas, pronto haré una de Erik Durm (quizás) y One Shots, así que see ya ✌

Y ahora si, oficialmente Long Way Home ha terminado ✨❤❤

Long Way Home - Marco Reus. {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora