Capítulo 36

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Cuando regrese a casa lo primero que hice fue escribirle una carta a Craig para hacerle saber la noticia, no era lo que esperaba pero hacía tiempo que no podíamos hablar por Skype. Comencé a preocuparme cuando al pasar de las semanas no recibí ninguna respuesta, lo primero que se me cruzo por la mente fue que quizás no estaba feliz con lo del embarazo pero lo conocía muy bien y no ignoraria mi situación asique lo descarté de inmediato. Sabía que podría pasar un tiempo para que respondiera pero ya estábamos casi a mitad de diciembre y nuestra última comunicación había sido hace más de un mes. 
Una mañana recibí la llamada de Rebecca, una de las esposas de un soldado del pelotón de Craig, estaba llorando histéricamente, al parecer habían derribado el helicóptero donde Craig, Bruce, su esposo, y cuatro soldados más estaban siendo reubicados. Todas las esposas estaban pensando en reunirse pero sabía por experiencia que lo mejor era quedarse en casa y esperar noticias a menos que alguien viniera y nos pidiera ir a la base para informarnos conjuntamente la situación. No podía creer que él estuviera muerto, mi instinto me decía que no lo estaba o quizás solo era la resignación, pero Craig no podía abandonarme, él dijo que regresaría. Tuve que comunicarle la noticia a Liz y Hanna, quería llorar con ellas pero sabía que si me quebrara en ese momento no podría recuperarme y tenía que pensar en mi bebé, ya no solo tenía que ser fuerte por Craig sino que por nuestro hijo también. No recibimos la llamada sino hasta unos días después donde nos informaron que alguien del ejército iría a nuestro hogar a darnos un informe de la situación. Al día siguiente dos hombres uniformados vinieron a mi casa, me trajeron una bandera perfectamente doblada hasta formar un triángulo, me dijeron que mi esposo había muerto cuando el helicóptero cayó, el estallido fue tan grande que todos los cuerpos se incineraron con el fuego… No había restos de nadie. Me dijeron que mi esposo había sido un gran hombre, que había sido un honor servir con él y que él país le recordaría siempre por sus sacrificios. 

-mi esposo no murió-dije con la poca calma que me quedaba- sino hay un cuerpo entonces hay una posibilidad de que este vivo. 

-lo sentimos mucho Sra. Ross, sabemos que es algo difícil de aceptar, pero no hay indicios de que alguno pudiese salir con vida de ahí. Todo se reduce a cenizas. 

-¡ustedes no conocen a Craig! ¡Jamás faltaría a su palabra! 

Liz entró a casa y me abrazo. 

-¡él no está muerto Liz, lo sé!-lloré 

-cariño… Por favor cálmate. 

-no puede estar muerto… ¡tiene que conocer a su hijo!-solté con todo el dolor del mundo-el prometió que encontraría su camino de vuelta a mi. ¡El sobrevivió todos estos malditos años! No pudo morir justo ahora que estamos juntos. 

-oh cielo…-Liz lloro- lo siento tanto. 

Los uniformados se retiraron mientras repetían una y otra vez que lamentaban nuestra pérdida, que el ejército estaba para apoyar a las familias de los soldados caídos y que pronto tendríamos un funeral simbólico ya que no había cuerpos. 

-¿Porque no nos dijiste? Rhian, te habríamos apoyado. 

-quería que él fuera el primero en saberlo Liz, tenía que saberlo primero-solloce- lo necesito ¿como voy hacer esto sin él? 

-todos estaremos aquí para ti cariño, nada les faltara a ti y a mi nieto o nieta. Deberíamos llamar a tus padres y ponerlos al tanto. 

-¿como puedes estar tan tranquila? No lo entiendo. 

-estoy tan destrozada como tu querida, perder a un hijo es algo que ningún padre quiere pasar, pero llevo años preparada para esto. Y él no querría que me la pasara llorando y deprimiendome y no lo esperaría de ti tampoco, y con esta bendición en camino, querría que hiciéramos todo lo posible por darle una buena vida. 

Hanna apareció ni bien su madre la llamó, lloramos abrazadas durante horas, a veces de felicidad porque estaba emocionada por ser tía. Pero recordar que su hermano nunca conocería el rostro de su hijo era algo que no iba a superar jamás. Haley y Trent fueron los siguientes, todo era una mezcla de sentimientos, quería estar bien por mi bebé pero sentía unas inmensas ganas de morir, si él no estaba conmigo no estaba segura de que iba hacer con mi vida. Mi vida no había sido vida hasta que lo conocí, hasta que él le dio sentido. Mis padres fueron los últimos en llegar, estaba agotada de tanto llorar y mi madre durmió conmigo en mi habitación mientras me abrazaba y me decía que todo iba a estar bien. 
Los días fueron un borrón después de eso, tuvimos el funeral donde nos reunimos todas las esposas de los soldados caídos, nos reunimos después para apoyarnos entre nosotras pero yo era más bien un zombie, no dije mucho y luego regrese a casa. No celebre la navidad ni año nuevo, no podía. Lo único bueno en mi vida era que mi pequeño hijo crecía fuerte y sano, llore de nuevo cuando supe que tendríamos un niño pero aun no me decidía como iba a llamarle. Mis padres querían que me mudara de nuevo con ellos pero me negué, necesitaba estar cerca de todo lo que me recordaba a él, necesitaba que Liz y Hanna fueran parte de mi vida y la de mi hijo, papá lo entendió y se lo hizo entender a mi madre. Tomé una licencia de mi trabajo en la escuela, me era imposible concentrarme y tenía que encontrar la manera de ponerle un nuevo orden a mi vida. 
Poco tiempo después me enteré que arrestaron también al cómplice de Valerie, me sentí mejor al saber que al menos ya nadie podría hacerme más daño o a mi hijo. 
Recibí una pensión por el fallecimiento de Craig, todo el dinero fue invertido en cosas para el bebé y lo demás puesto en una cuenta para el futuro. Durante las noches me la pasaba soñando que él regresaba a mi, que todo en realidad había sido una pesadilla. A veces creía sentir sus caricias mientras dormía, escuchar su voz susurandome cuanto me amaba mientras hacíamos el amor… Era una tortura. Me convertí en la sombra de lo que solía ser porque Craig se llevó una gran parte de mi y cuando él murió esa parte murió con él. 

Unswerving (Serie Hard Hearts) libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora