Capítulo 2

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La casa de Chloe le recordaba a Paul a un cruce entre una tienda de libros usados, un taller de ordenadores y el dormitorio de una facultad. Una pared de estanterías con libros dominaba el salón, cada estante atestado con dos, y a veces tres, capas de libros, cintas de vídeo, CDs y DVD. Había más pilas de libros y revistas en cada esquina. Paul estaba seguro de que habrían ocupado todo el espacio del apartamento si no fuese por los ordenadores a medio montar y los tres polvorientos monitores viejos que ocupaban la mesa del café, mostradores y lo que había entre estos. Los únicos espacios semiabiertos eran los dos sofás enfrentados en cada punta de la habitación. Una gran manta a cuadros rojos y negros cubría uno de ellos, mientras que el otro tenía el cuero marrón agrietado pero aún operativo. «Comprados en tiendas baratas», pensó Paul.

—"Los chismes informáticos eran de una de mis compañeras de piso," - dijo Chloe. —"Siempre estaba trasteando con esas cosas para conseguir mejor rendimiento o lo que fuera. Los libros son casi todos míos o de mi otro compañero de piso, de Kurt. Ven a la cocina y nos prepararemos un sandwich."

Paul la siguió hasta la zona abierta de la cocina, la cual (dado que él estaba allí al parecer para comer) le alivió ver que estaba limpia. Había desorden ahí dentro ciertamente, pero sin platos sucios o restos de comida evidentes. A lo largo de la pared izquierda había una barata mesa de plástico de patio con largos bancos de madera a cada lado y sillas de formas diferentes en cada extremo. Periódicos, libros y un ordenador portátil ocupaba la mayoría de su área superficial, pero el extremo más próximo a Paul parecía bastante despejado para verlo como lugar real para cenar.

—"¿Te va bien crema de cacahuete?" - le preguntó moviéndole hacia una de las sillas.

—"Claro," - dijo él y se sentó a la mesa.

Mientras ella empezaba a preparar un par de sandwiches de crema de cacahuete sobre pan de molde, le dijo, —"Bueno, dime Paul, ¿por qué te van a despedir mañana?"

—"A decir verdad, no estoy totalmente seguro," - dijo él, aunque esto era una táctica.

Él sabía muy bien por qué estaba siendo despedido, lo que no tenía claro era cómo ponerlo en palabras. Sólo habían pasado un par de horas desde que su amigo del instituto y CEO le había dicho lo que estaba pasando.

—"Es decir, me dieron razones, pero no eran razones realmente. No eran cosas que yo hacía mal."

—"¿Y eso qué significa? ¿No les gustaban tus pintas?"

—"Sí, básicamente," - dijo Paul. —"Para ser precisos, no les gustaban las pintas de cómo estaba haciendo las cosas. Lo que quiero decir es que no soy un tipo técnico, ¿vale? Soy un artista y escritor. Estoy acostumbrado a trabajar en casa y garabatear y cumplir mis fechas de entrega. Así que cuando ayudé a empezar esta compañía, me imaginé que sería más o menos lo mismo. Me figuré que me sentaría en mi oficina y haría mi trabajo y cumpliría mis fechas de entrega y asistiría a mis reuniones y todo eso."

—"¿Y no hacías eso?" - preguntó Chloe mientras colocaba un plato con un sandwich delante de él y volvía a la nevera.

—"No, eso es exactamente lo que hacía, lo cual era parte del problema."

—"¿Quieres cerveza o una "coque" o algo?" - le preguntó.

—"Una "coque" está bien."

Chloe volvió con dos coca colas y las puso sobre la mesa antes de tomar asiento junto a Paul. —"Y, espera. ¿Cómo es que hacer tu trabajo es un problema?"

—"No trabajo como un programador," - dijo él. —"No me siento y dibujo o escribo durante doce o catorce horas seguidas como ellos. No puedo hacerlo. Mi cerebro termina antes de que ocurra. Cuatro horas de escritura al día y ya no me queda nada que decir. No hay nada ahí. Alternativamente, puedo dibujar durante el doble de eso. Claro, puedo hacer más... mucho más si hay una fecha de entrega o hay que hacerlo realmente, pero luego me quedo en blanco. Ya no sirvo para nada durante los días siguientes."

Geek Mafia - Trilogía Geek Mafia 1 de Rick DakanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora