Cuando subieron de nuevo al coche, Chloe se inclinó a un lado y le dio a Paul un beso en la mejilla. Se demoró lo bastante para susurrar, —"Recuerda, probablemente han puesto un micro en el coche."
Paul asintió que lo comprendía.
—"De veras que siento todo esto," - dijo ella en volumen de conversación normal.
—"Estoy seguro de eso," - dijo Paul con su voz goteando veneno. —"¿Sabes qué? Todo esto son chorradas."
Chloe condujo fuera aparcamiento y empezó a navegar de vuelta a la autopista. —"No veo que tengamos un montón de opciones aquí."
—"Podría coger el dinero y huir. Podría dejaros a todos, locos bastardos, y largarme a cualquier parte. Ochocientos cincuenta mil dólares me durarán un buen tiempo en Costa Rica."
—"¿Tienes pasaporte acaso, Paul? ¿Tienes alguna idea de cómo desparecer? La policía, el FBI, estarán controlando la casa de tus padres. Necesitamos a la Tripulación si vamos a sacarte de esta."
—"Eso es lo no para de decirme todo el mundo."
Condujeron en silencio durante un rato. Paul buscaba irritadamente emisoras de radio, buscando algunas noticias sobre sí mismo. Eventualmente, Chloe le cogió la mano, la apartó de los controles y apagó la radio.
—"Escúchame, Paul," - dijo ella con voz severa. —"Es la hora de la jodida decisión. Si nos vas a dejar ayudarte, estupendo, déjanos. Si no dime dónde quieres que te deje y puedes salir huyendo si quieres. Pero decide, joder, ¿vale?"
Paul suspiró con resignación. Mientras lo hacía, pensó que quizá estaba exagerando un poco, actuando demasiado dramático. Pero Chloe le había dicho que la calidad del sonido del chisme que los complices de Rafff habrían plantado en el coche sería muy pobre, así que tenían que sobreactuar un poco.
—"¡De acuerdo!" - Paul prácticamente gritó. —"Me he fiado de vosotros hasta ahora. De perdidos al jodido río."
Chloe le dio una palmada en la rodilla. —"Has hecho la decisión correcta, Paul. De verás que sí." - se detuvo para dar una pausa de tensión dramática. —"Ahora dime, ¿dónde ocultas el dinero?"
—"Está en un depósito, bajo el nombre de mi prima. Te llevaré allí pero, ¿podemos comer algo primero? Estoy hambriento."
—"Por supuesto que podemos," - dijo Chloe. —"¿Qué tal este sitio de aquí?"
Diez minutos más tarde estaban sentados en un puesto de Don Pablo, masticando ociosamente patatas fritas y salsa suave. Sorprendentemente, estaban riendo como colegiales.
—"No sé por qué me estoy riendo. Esto no es gracioso," - dijo Paul entre risitas.
—"Sólo es el estrés," - sonrió Chloe. —"Lo hiciste genial, por cierto. Hiciste de víctima cabreada muy bien... Raff se lo ha tragado, estoy segura."
—"No fue difícil. Simplemente recordé la época en la que toda mi vida se fue por el retrete. La recuerdas, ¿no? Creo que fue esta mañana." - masticó otra patata y no pudo evitar sonreir. —"Aún así, fue bastante bien, ¿no? Actuó exactamente como dijiste que actuaría."
—"Sí, intenta mantenerse cercano, hacernos creer que es amigo nuestro."
—"Aunque seguramente va a sospechar algo," - dijo Paul. —"Si vio lo que tú y Abeja estuvisteis tecleando, sentirá curiosidad."
—"Ya, pero creo que le lancé una bola curvada al presionarte a que entregaras el dinero. Creo que se creyó la idea de que aún intento conseguir la pasta para la Tripulación como grupo. Si tenemos suerte, estará apostando que no hemos descubierto que aquí el traidor es él."
—"¿Y tú estás cien por cien segura ahora de que él es el malo de la película?"
—"Lo estoy," - dijo Chloe con absoluta certeza. —"Absolutamente."
—"¿Qué te ha convencido? Aún podría haber sido otra persona la que se coló en el servidor de seguridad."
—"Me preguntó cómo íbamos de dinero," - dijo Chloe. —"Hasta me dio cien pavos."
—"¿Qué prueba eso?"
—"Eso no va con él. Él y yo nunca nos pedimos dinero. Nunca le preguntamos al otro si tiene dinero o no. Pero lo preguntó porque quería saber lo amarrados que estábamos de metálico. Quería saber que clase de recursos tenemos a nuestra disposición." - Su camarero pasó al lado de ellos en ese momento y ella le llamó. —"Disculpe, ¿Puede preparar nuestro pedido para llevar? ¿Y traer la cuenta cuando pueda?"
El camarero asintió que no había problema.
—"¿No vamos a comer aquí?" - dijo Paul.
—"Quiero probar una teoría."
—"¿Cuál?"
—"Que Raff ha cancelado todas nuestras tarjetas de crédito."
Paul pareció perplejo. —"¿Qué? ¿Cómo…?" - Chloe le lanzó una mirada que decía: "venga ya, recuerda con quién estás lidiando".—"Oh, pero ¿por qué?."
—"Nos quiere desesperados. Quiere presionarnos a tope y asegurarse de que no hacemos ningún movimiento que podríamos hacer."
—"Si tuviésemos crédito," - dijo Paul mientras comprendía lo que estaba pasando, —"Podríamos huir y esperar a que las cosas se calmaran un poco. Pero sin tarjetas de crédito, ni siquiera podemos ponerle gasolina al coche, lo que implica que el único modo de que huyamos es ir a por el dinero."
—"Y conducir a Raff directo hasa él."
El camarero regresó con dos cajas de cartón y la cuenta. Chloe asintió a Paul y le dio al camarero la tarjeta de débito de Paul. Unos minutos más tarde, el hombre regresó diciendo que el cargo había sido rechazado. Chloe le dio una de sus tarjetas. Resultó rechazada también, de modo que acabaron pagando con el dinero de Raff.
—"Joder," - dijo Chloe. —"Es un solapado bastardo."
—"¿Qué?"
—"Esa tarjeta que he usado, no pensé que supiese siquiera que la tenía. Es de una de mis cuentas ocultas."
—"Jesús… ¿qué más sabe?"
—"Al parecer sabe tanto de mí como yo de él," - dijo Chloe. —"Yo podría limpiarle o congelarle una docena de sus cuentas si quisiera, pero no creo que eso sirva de nada ahora mismo. Probablemente tiene a la Tripulación entera respaldándole en esto y yo no puedo vencerlos a todos juntos."
—"Así que, procedemos con el Plan A, entonces," - dijo Paul.
—"Sip," - dijo ella mientras se levantaba para irse. —"Esperemos que Raff no sepa todos mis secretos, si no estamos jodidos de verdad."
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Geek Mafia - Trilogía Geek Mafia 1 de Rick Dakan
Ficción GeneralPrimer número de la Trilogía G33K MAFIA, inspirado en las propias experiencias memorables del autor Rick Dakan en las industrias de los videojuegos y cómics. Despedido de un empleo que odiaba en una compañía que amaba, el diseñador de juegos Paul Re...