Capítulo 14

0 0 0
                                    

Chloe, de hecho, había desaparecido para cuando Paul salió de la cama tarde la mañana siguiente. Se sentía un poco incómodo en la extraña casa vacía, así que decidió hacer un poco de exploración. Curioseó por la casa, abriendo algunos cajones y buscando señales sobre el dueño de la misma. No había nada que le llevara a creer que viviese alguien allí en realidad. La cocina estaba llena de tres clases diferentes de cubertería y una tonelada de vajilla de juegos diferentes. Había dos licuadoras. Todo estaba inmaculadamente limpio y habían limpiado el polvo recientemente. No le parecía la casa de playa de alguien, sino más bien una casa de alquiler para las vacaciones. Sabía que en esa zona abundaban casas así, que iban desde cientos de dólares por noche.

¿Había alquilado Chloe la casa por una semana o realmente conocía a los dueños?

Tras un desayuno/almuerzo de pan y crema de queso, se sentó a la mesa del comedor con su cuaderno de dibujo. Chloe se había llevado el portátil para esos misteriosos asuntos suyos y la recepción de la TV resultó ser inexistente. Garabateó durante un rato, tratando de averiguar un modo de volver al negocio de los comics de nuevo. Tampoco es que lo necesitara realmente. Tenía 850. 000 dólares escondidos en un garaje de depósito en San José, un hecho en el que no pensaba tan a menudo relamente. El dinero ni siquiera le parecía real. Si jugaba bien sus cartas, no tendría nunca que volver a trabajar de nuevo en su vida.

Compra una casita en alguna parte. Invierte el resto. No necesitaba mucho más que 20.000 dólares al año para ser feliz. Como artista de comics había vivido cuatro o cinco años con menos que eso. Si no iba a dibujar comics por dinero, ¿para qué lo iba a hacer entonces?

Miró el bloc de dibujo, examinó los bocetos inspirados en la elaborada venganza en la que había estado trabajando en el bar donde se había encontrado por primera vez con Chloe. Tuvo una idea. Podía hacer un cómic sobre lo que había experimentado desde entonces. Eso era, hasta el momento, lo más iinteresante que le había pasado nunca. Claro está que tendría que cambiarlo para no implicarse él mismo en los crimenes que había cometido. Pero se haría fácilmente. Cambiar el escenario quizá, hacerla una historia de ci-fi o quizá de horror. Quizá una secuela del cómic "Termina Muerto" que a Chloe le había gustado tanto. Era un lugar por donde arrancar, al menos, todo lo que Paul necesitaba para empezar a dibujar. Pero a Paul le resultó difícil concentrarse en imágenes de venganza. Su primer intento de un zombie fue una rolliza animadora que usaba brazos amputados como pompones. Le gustó el chiste, pero el boceto resultó ser sorprendentemente sexy y, lo más perturbador de todo, la criatura tenía los labios y ojos de Chloe. Bueno, casi los ojos de Chloe. Pasó la página y empezó de nuevo, tratando de capturar su cara en el papel. Luego pasó a retratos de cuerpo entero, recreando la deliciosa forma de la figura que recordaba de la noche anterior. Según avanzaba el día, los dibujos se volvían cada vez más eróticos, luego más explícitos y finalmente, simple y llanamente pornográficos. Eran casi las 4:00 PM cuando oyó el coche parar en la puerta. Cerró de golpe el bloc de dibujo y lo metió en su mochila, sacando una novela de bolsillo. Lo último que quería era que Chloe viese lo que había estado dibujando. Al menos no hasta después de haber tenido ocasión de reproducir algunas de esas imágenes en la vida real.

Oyó voces en el zaguán de la entrada. ¿Había traído Chloe a un amigo?

—"¿Hola?" - dijo él. —"Estoy en el comedor."

Silencio.

Luego un cerrado acento español.

—"¿Hola? ¿Hay alguien aquí?"

¿Quién era?

Se levantó de la mesa y atravesó el salón hasta la puerta delantera. Había dos mujeres hispanas de mediana edad con una aspiradora y un cesto de utensilios de limpieza. Eso explicaba por qué el lugar estaba tan limpio.

Geek Mafia - Trilogía Geek Mafia 1 de Rick DakanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora