Capítulo 39

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El coche dio un sonoro frenazo al lado de la carretera, su rueda delantera derecha quedó directamente delante del sumidero de lluvia. Paul se asomó por la ventanilla y le dijo a Chloe que avanzara despacio para estar seguros. Luego consultó la pantalla del ordenador portátil y confirmó que la cámara estaba bloqueada del todo.

—"Coge el volante y estate preparado," - dijo Chloe antes de abrir la puerta y correr por la calle desierta, su bolsa al hombro rebotaba a su lado.

Paul se cambió al asiento del conductor y ajustó los espejos para poder mantener un ojo en la compañía que estaban esperando en cualquier momento. Chloe había supuesto que quienquiera que estuviese observando esperaría un minuto o dos para ver si la obstrucción se despejaba sola antes de enviar a alguien a comprobarla en persona. Paul observó cómo Chloe llegaba hasta la puerta delantera y empezaba a llamar al cristal. Un rápido escaneo por la calle le mostró que no había nadie más.

Por ahora, todo bien.

Desafortunadamente, Chloe parecía estar teniendo dificultades para convencer al guarda de que la dejase entrar. Al otro lado de la puerta, el tipo estaba moviendo una mano para que ella se fuese, e incluso movió la otra mano hacia su cinturón, justo a unos centímetros de su arma. Chloe gesticuló con un brazo hacia la carretera y luego blandió su teléfono móbil. Estaba afirmando que había una emergencia de algún tipo. Siguieron hablando a través del cristal, pero el guarda se negaba a abrir la puerta. La conversación prosiguió durante dos enfurecedores minutos y Paul empezó a agitar su pierna derecha de impaciencia.

Un par de faros aparecieron en el espejo retrovisor. Un coche salió de una calle lateral a una manzana de distancia. Paul pulsó el claxon brevemente.

El guarda de seguridad se había rendido y regresado a su mesa, donde levantó el teléfono. Ignorando al guarda y al claxon, Chloe abrió su bolsa al hombro y sacó dos grandes bolsas marrones que habían cogido en el 7-11 veinte minutos antes. Las abrió y las puso en el suelo delante de la puerta. El guarda la observó con curiosidad y con su mano en realidad tocando el mango de su arma. Chloe sacó luego un periódico y empezó a separar páginas y a arrugarlas en bolas. Paul vio que el coche detrás de él avanzaba despacio por la calle muy por debajo el límite de velocidad. No era el Cadillac de esa noche, pero eso no significaba nada. Con el brillo de los faros directamente en su ventana trasera, resultaba imposible que Paul viera quién estaba detrás del volante, o cuántas personas había dentro del vehículo. Al otro lado de la carretera, el guarda de seguridad estaba gritando a Chloe desde el interior mientras ella acababa de meter las bolas de papel de periódico dentro de las bolsas para la compra. Ambas bolsas parecían ahora llenas. Posiblemente incluso llenas de dinero si no sabías la verdad. Ella se colgó su bolsa de mensajero sobre el hombro de nuevo y cogió una bolsa de la compra en cada mano. Hizo un estupendo trabajo imitando un peso que no estaba allí.

El coche ahora paró al lado Paul a menos de un paso a su izquierda. Él no pudo evitar mirar hacia el lado. Había dos personas en el coche, un hombre y una mujer, ninguno de los cuales Paul reconocía. Desde el asiento del pasajero, la mujer le lanzó a Paul una mirada rápida y una sonrisa. El conductor tenía los ojos fijos en Chloe delante en la calle. Redujo su vehículo un poco más hasta una marcha de apenas 5 KMH. En la calle, Chloe se paró en seco y se quedó mirando a los recién llegados. Ella y el conductor intercambiaron miradas brevemente y luego el tipo pisó el acelerador, moviéndose por la calle y girando a la derecha en el primer cruce. Chloe avanzó esprintando. 

—"¡Vámonos!" - le gritó ella.

Paul ya estaba preparado para hacer justamente eso. En cuanto Chloe subió al asiento de atrás, él sacó el pie del freno y salió hacia la calle haciendo un giro en U y volviendo a la carretera en dirección contraria a la que misterioso coche había ido.

Geek Mafia - Trilogía Geek Mafia 1 de Rick DakanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora