Paul no entró en la casa cuando él y Raff regresaron del desayuno. En vez de eso, fue a buscar su propio coche (que uno de la Tripulación había traído para él desde el parque). Estaba aparcado a tres calles de la casa, así que Paul le había dicho Raff que le dejara allí y le había explicado que tenía que encargarse de unos asuntos y pensar bien algunas cosas. Le dijo que volvería a la hora de la cena y que hablaría con él entoces. Raff pareció muy comprensivo y, como cualquier miembro de la Tripulación, sabía lo suficiente para no curiosear demasiado profundamente en los asuntos privados de un amigo.
Paul condujo hasta la autopista y cogió la 17 Sur en dirección a Santa Cruz. Se había dejado las cosas en la habitación de motel y en realidad no se había molestado en dejar la habitación, de modo que imaginó que sería mejor hacerlo antes de que le cobraran la estancia de otra noche. No quería cargar gastos innecesarios en la tarjeta de crédito que Chloe le había dado. Esto también le dio un tiempo para pensar en qué coño iba a hacer a continuación. Por un lado quería quedarse con el grupo y con Chloe. Pero él sabía que a menos que le diesen la bienvenida a su círculo interno completamente, estar con ellos no era una opción soportable. O quedaría demasiado frustrado por su posición o ellos acabarían tan hartos de él que ya no sería bienvenido. Podía buscarse su propia casa e intentar salir con Chloe como una persona normal, pero eso no sonaba muy plausible tampoco. Chloe no conducía el estilo de vida que se prestara a las citas casuales. La única opción que quedaba era buscar un modo de obligar/convencer a Chloe de que le dejase entrar en la tripulación sin alienarla en el proceso. Podía aceptar el velado consejo de Raff y tratar de comprarse la plaza. Pero ese dinero era su colchón de seguridad, y ahora mismo era lo único que tenía. No tenía intención de dividirlo con otras quince personas por mucho que envidiase su estilo de vida renegado. Además, dudaba de que Chloe le respetara si compraba a los demás.
Nop. Comprar su plaza estaba fuera de la cuestión. Prefería más la otra opción: idear una estafa por su cuenta que fuese tan brillante que el resto de la Tripulación no pudiese resistirla. Entonces, como Raff había explicado, Chloe tendría que aceptarle.
Su problema era que en realidad no le había gustado mucho lo que había oído sobre el último trabajo que habían sacado. Sí, este programador, Gondry, parecía un verdadero gilipollas y quizá incluso mereciese que le robaran. Pero lo que realmente le perturbaba era el modo en que habían tratado al tipo de la corbata roja, el CFO. Paul comprendía por qué le eligieron como su acceso al interior de la compañía, pero fingir secuestrar a su hija le había dejado un muy mal gusto en la boca. El pobre viejo no había hecho nada malo y le habían hecho pasar una semana infernal. Paul culpaba a Raff por esa muestra de crueldad en el trabajo. Aunque, como líder, Chloe había compartido responsibilidad por todo lo sucedido, él tenía la sensación de que ella nunca habría seguido esa línea si hubiese estado implicada en la planificación desde el día uno. En cierto sentido, su cooperación en la estafa espoleó la fe de Paul en poder encontrar su propia estrategia para entrar en la Tripulación. Si ella había aceptado la voluntad del grupo en algo tan potencialmente cruel como chantajear al CFO, seguramente aceptaría seguir adelante con su plan brillante.
En cuanto averiguase qué plan era ese.
Paul recordó la profunda admiración de Chloe por Winston y su tripulación. Ella en realidad conectaba con el modo en que el envejecido hippie y su cohorte sacaban sus trabajos con algún tipo de superior significado político. También se acordaba de que ella deseaba que su tripulación tuviese más consciencia social en sus estafas. Quizá si se le ocurría algo dentro de esa pauta, tendría una mayor probabilidad de que se le ocurriese algo con lo que él pudiese vivir sin remordimiento de conciencia, pero que también los impresionara a todos Ciertamente tendría mayor probabilidad de dormir por la noche si podía decirse a sí mismo que estaba robando por el bien mayor.
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Geek Mafia - Trilogía Geek Mafia 1 de Rick Dakan
Ficción GeneralPrimer número de la Trilogía G33K MAFIA, inspirado en las propias experiencias memorables del autor Rick Dakan en las industrias de los videojuegos y cómics. Despedido de un empleo que odiaba en una compañía que amaba, el diseñador de juegos Paul Re...