Habían dejado a Raff en la cuneta según lo planeado.
Después de que Abeja usara un módem móbil para confirmar la transferencia bancaria de su cuenta secreta, él cooperó plenamente e incluso saltó dentro (bueno, dio un botecito dentro, dado que aún tenía las piernas atadas) por propia voluntad, privando a Paul del gozo de empujarle.
Chloe dijo que había llamado a una ambulancia para que fueran a recogerle en doce horas en cualquier caso. El siguiente orden de asuntos fue desahacerse del coche de Abeja, que acabó aparcado en una calle lateral en Santa Clara donde probablemente permanecería allí hasta que expirase su registro en ocho meses. No estaba a nombre de Abeja para que no guiase a las autoridades a ninguna parte, pero en caso de que el dependiente del motel recordara el coche, no querían arriesgarse a dejarlo cerca de la escena del crimen. Lo limpiaron, borraron las huellas y lo abandonaron.
Lilly llamó a Chloe y le hizo saber que Winston iba a recuperarse. Ninguna de las heridas había sido demasiado seria y su doctora de a bordo se había podido ocupar de ellas. Él estaba ahora descansando, recuperándose en una ubicación secreta y ansioso por ver Chloe, quien dió un enorme suspiro de alivio por las noticias. Suspiro que Paul compartió.
Abeja quiso saber de quién diantres estaban hablando, así que Chloe la informó de los detalles generales. Chloe había querido ir directa a ver a Greg y coger el dinero, pero Paul las hizo esperar. Lo último que querían era despertarle a las 5:00 de la mañana. Todo tenía que parecer tranquilo y bajo control. En vez de ir allí, se registraron en un motel mucho más elegante y, después de parar en el Wal Mart a por ropa no manchada en sudor y sangre, se lavaron y se pusieron presentables. Abeja había estado bastante callada durante las últimas horas, pero una ducha caliente y una camisa limpia parecieron sentarle bien. Ella no era su antiguo yo animado todavía, pero tampoco parecía lista a romper a llorar en cualquier momento. Chloe permaneció a su lado constantemente durante este periodo, dándole alentadoros abrazos y amistosos toques para mantener animado su espíritu. Paul se sentía un poco incómodo mostrando esa clase se afecto con Abeja, así que se lo dejó todo a Chloe. A las 7:30 AM Chloe estaba preparada para encaminarse a casa de Greg de nuevo, pero Paul aún insistía en que era demasiado temprano.
—"Esos tipos nunca llegan al trabajo antes de las 10:00 o 11:00. Es imposible que esté despierto todavía. Vamos a por algunas tortitas."
Abeja pensó que esto era una gran idea y Chloe se rindió, aunque Paul pudo ver que se estaba poniendo un poco nerviosa por ponerse en camino. En una tranquila esquina de HobBee, comieron tortitas y tarta de café y arándanos y charlaron tranquilamente sobre lo que hacer a continuación.
—"Entre lo que yo he ahorrado y el dinero de Paul, tenemos cerca de un millón de pavos," - dijo Chloe. —"Eso es bastante para instalarse donde queramos."
—"Yo tengo unos ocho mil en metálico," - dijo Abeja. —"Tendría más si no hubiese comprado equipo tan guay…"
—"Pero es estupendo todo ese equipo," - le aseguró Paul. —"Tiene que ser muy valioso."
—"¡No voy a venderlo!" - dijo ella defensivamente. —"Además, la mayoría lo hice yo misma."
—"Lo sé, ya lo sé," - dijo Paul calmadamente. —"Sólo quería decir que puesto que ya tenemos todo ese equipo tuyo, ya estamos por delante del juego cuando se trate de montar nuestra propia tripulación."
—"Oh," - dijo Abeja sonriendo avergonzadamente. —"Ese es un buen argumento." - se giró hacia Chloe ahora. —"¿Crees que seremos capaces de encontrar a alguno de los otros? ¿Como a Confetti quizá? ¿O a Max?"
—"No lo sé," - dijo Chloe. —"Tal vez. Pero aún deberíamos alejarnos del Área de la Bahía primero y ver lo que podemos hacer. Ese número que os dejó Raff a todos no sirve, así que no hay modo seguro de encontrarles."
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Geek Mafia - Trilogía Geek Mafia 1 de Rick Dakan
Ficción GeneralPrimer número de la Trilogía G33K MAFIA, inspirado en las propias experiencias memorables del autor Rick Dakan en las industrias de los videojuegos y cómics. Despedido de un empleo que odiaba en una compañía que amaba, el diseñador de juegos Paul Re...