Capítulo 10

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No les llevó mucho tiempo concluir sus planes. Abeja y Raff tenían sus listas de tareas y Paul había hojeado una guía de precios. Habían escogido unos cincuenta comics prometedores para falsificar. Para terminar el plan necesitarían imágenes de alta resolución de las portadas y contraportadas de cada uno de ellos, cosa que era parte del trabajo de Paul y Chloe al día siguiente. El resto de la tarde fue bastante tranquila, cosa que a Paul le vino de perlas porque su jaqueca nunca había desaparecido del todo.

Chloe le dio un tour completo por la casa, que consistía en tres dormitorios, dos baños, cocina, y salón. Este tenía un zona apartada que se podía aislar con puertas deslizantes. Esa guarida se conocía oficialmente como La Sala Del Servidor y a Paul le parecía una cueva. Tenía su propia unidad de AC para mantenerla fría como una cubitera, y mesas plegables baratas llenas de ordenadores en fila en todas las paredes. Unas gruesas cortinas tapaban la única ventana, que él nunca la había visto abierta. Paul acabó sabiendo que La Sala del Servidor estaba abierta a todos los miembros de la Tripulación a todas horas y la gente iba y venía como si estuvieran visitando otro edificio. Entraban por la puerta delantera, iban directos a la Sala del Servidor y nunca decían hola. Había una tácita comprensión de que esta sala singular era diferente del resto de la casa, la cual era definitivamente el dominio de Chloe.

Abeja vivía en uno de los dormitorios más pequeños. Ella alardeaba orgullosamente de su colección de figuras de acción de los Simpson, aún en sus envoltorios, que cubría una pared entera del suelo al techo. Aparte de eso, la habitación consistía principalmente en pilas de ropa bajo la que se escondía una cama en alguna parte y estanterías con hileras de libros de ingeniería y ciencia ficción. Chloe era una fanática de no dejar platos por ahí; de lo contrario, Paul suponía que habría tazas y platos sucios por todas partes. Abeja probablemente también habría dejado parte de sus herramientas de ingeniería eléctrica por todos lados si ya no hubiera tomado el control del garaje.

El garaje era el taller de Abeja. Junto a un saco de boxeo de peso pesado y un conjunto de oxidadas barras de pesas en una esquina, bancos de trabajo y herramientas de electrónica dominaban cada espacio de la habitación. Abeja pasaba la mayoría de su tiempo aquí dentro, desmontando y montando ordenadores, trasteando con cámaras diminutas y ensamblando sus propias invenciones. Otros miembros de la Tripulación también usaban el taller, pero siempre se aseguraban de preguntar a Abeja primero. A diferencia de la habitación del servidor, este espacio definitivamente no estaba abierto en absoluto, y aunque pareciese un desastre, Abeja afirmaba saber exactamente dónde estaba todo.

El segundo dormitorio parecía tener una especie de inquilino rotante. Ahora mismo estaba Kurt, que estaba fuera haciendo otras cosas esa noche, pero que los otros le aseguraron a Paul que volvería mañana. Puesto que él no estaba en casa, el tour de Paul no incluyó esta habitación, aunque él se coló dentro más tarde esa noche al volver del cuarto de baño y quedó decepcionado de encontrarlo bastante espartano... solo un futón, una cómoda y algo de ropa. Kurt no había hecho gran cosa para decorarlo a su estilo, pero quizá no llevaba allí el tiempo suficiente.

La habitación de Chloe estaba al fondo del pasillo y se calificaba como la gran suite. Era la única habitación de la casa que parecía estar decorada. Había una clase de sensación asiática, o quizá escandinava, dispersa por ella, un montón de líneas sencillas y mobiliario de madera rubia. Una pared tenía varias máscaras de diferentes estilos Kabuki colocadas en cuidadosas disposiciones, mientras que otra tenía dos grandes abanicos pintados sujetos elegantemente a la pared. La de Chloe era la única cama hecha de la casa. Paul vislumbró el fulgor de una cadena sujeta a uno de los pies dobles de la cama, la mayor parte de su longitud se ocultaba bajo la cama. Chloe estaba especialmente orgullosa de su armario, que ocupaba una pared entera de la habitación. Era lo más próximo a lo que Chloe llegaba a ser desorganizada, y uno sólo tenía esa impresión porque había tantas cosas en él que se estaba quedando sin espacio. Contenía tal loca variedad de atuendos que Paul pensó que quizá ella realmente tuviese ropa para cada ocasión. Vestidos, vaqueros, trajes, blusas, camisetas, y hasta uniformes colgaban de perchas de madera. Chloe señaló una hilera de cajas a lo largo del anaquel superior,

Geek Mafia - Trilogía Geek Mafia 1 de Rick DakanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora