La bajada fue más traicionera de lo que Paul había anticipado y varias veces cayó de culo al perder el equilibrio, aunque era mejor que caer de cara por el acantilado. Chloe pareció tener menos problemas, aunque era ella quien llevaba la linterna. Después de que Paul recuperara su saco de dormir donde había aterrizado, se pusieron en marcha por la playa hacia el sonido de los tambores. Hacía un frío categórico cerca del agua y una fina capa de condensación de la niebla ya les cubría el cuerpo entero. Paul deseó haberse puesto una sudadera antes de salir del coche. Siguieron el descomunal ritmo de los tambores a través de la bruma. Al rodear la esquina del acantilado, Paul vio una gran fogata a unos cien metros de la playa, rodeada por un círculo de varias docenas de personas. A medida que se acercaban, Paul vio que la mayoría de las figuras estaban sentadas con las piernas separadas junto a varias clases de tambores africanos. En el centro, cuatro o cinco figuras danzaban con salvaje abandono alrededor del fuego, disfrutando del ritmo de inspiración tribal.
—"Guao," - dijo Paul.
—"Sí, ¿no es enorme?" - dijo Chloe —"Adoro a esta gente."
Cuando se aproximaban, una figura salió de las sombras cerca del acantilado y los interceptó. Paul no estaba seguro si había estado montando guardia o acababa de alejarse del círculo para mear o algo así.
—"Hey, Chloe, me alegro de que pudieses venir," - dijo él y le dio un abrazó a Chloe.
—"No me lo perdería." - ella le liberó del abrazo y señaló hacia Paul. —"Keith, este es Paul. Paul, Keith"
El hombre rodeó a Paul en un abrazo amistoso que olió a pachuli y sudor. —"Qué bueno conocerte, hermano."
—"Hey," - dijo Paul, quien no tenía problemas con los abrazos amistosos, pero realmente no le gustó el mareante olor duzón de la hierba de pachuli. —"Encantado de conocerte."
Keith guió el camino hacia el círculo de percusión, contando con entusiasmo a Chloe quién estaba allí y la clase de tambores que estaban usando y quién tenía la mejor hierba. Paul le seguía un paso detrás de ellos con su atención centrada en el deslumbrante espectáculo de juego y percusión frente a él.
El fuego era enorme, al menos dos metros de largo y bien alto sobre una pila de leña encima de carbón al rojo más antiguo. Había cinco personas bailando en el espacio entre los tambores y el fuego, dos hombres y tres mujeres. Estaban tan cerca del fuego que llevaban ropas muy ligeras, a pesar del frío en el aire. Dos de las mujeres llevaban faldas con flores y tops de tirantes, mientras que la tercera danzaba en pantalón de chándal y sin top en absoluto. Los dos hombres tampoco llevaban camisetas. Uno, joven y extremadamente en forma, el otro, de mediana edad con una blanca barba rizada y una panza redonda como un tambor. Este último bailarín parecía el más absorto en el ritmo, girando y cabeceando locamente. Para completa sorpresa de Paul, incluso dio una carrera saltando a través/por encima del fuego, siendo digno de vitores y ovaciones por parte del grupo reunido. Paul contó catorce percusionistas en el círculo junto con otros tres que daban palmas con las manos o en sus rodillas mientras se mecían con la música. La mayoría eran tambores estilo africano de aspecto artesanal, cada uno de un metro de alto y tocado con ambas manos. Otros eran más grandes, tambores graves que se tocaban con baquetas de puntas redondas blandas. Algunos tenían tambores de conga y otros comprados en tiendas. La mayoría mantenía un continuo ritmo, sencillo pero rápido, que los más habilidosos luego embellecían con más rápidos e intricados compases. Sin ser un experto en música, Paul no podía comprender la complejidad del sonido del grupo, pero sabía que sonaba bien.
Chloe le cogió de la mano y le llevó hasta el círculo. Dejaron su equipo de acampada en la arena y se mezclaron entre el grupo, un percusionista y un bailarín les sonrieron y les dieron la bienvenida a la fiesta. Chloe sacó una manta delgada de su bolsa y la tendió en la arena entre los numerosos tapetes, toallas y otras mantas que el círculo ya había colocado. Paul se sentó detrás de Chloe y ella apoyó la espalda contra él mientras se relajaban y contemplaban el espectáculo. El hombre mayor pronto emergió como el líder del círculo. Los otros bailarines imitaban sus movimientos mientras este saltaba y giraba alrededor del círculo. Ocasionalmente, el líder se detenía delante de un tamborilero y doblaba las rodillas para tocar en el instrumento algún ritmo delirante. Había estado tan inmerso en esta salvaje celebración de forma libre que no había advertido la llegada de Chloe y de Paul. Fue sólo después de veinte minutos o así que llegó a reconocerla. Su cara se iluminó con deleite.
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Geek Mafia - Trilogía Geek Mafia 1 de Rick Dakan
General FictionPrimer número de la Trilogía G33K MAFIA, inspirado en las propias experiencias memorables del autor Rick Dakan en las industrias de los videojuegos y cómics. Despedido de un empleo que odiaba en una compañía que amaba, el diseñador de juegos Paul Re...