⭐Capítulo 27⭐

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«No soy mala, tampoco soy buena, simplemente soy ese personaje de telenovelas que es visto como cruel por decir y hacer las cosas como son y que nadie quiere entender»

🌸🌼🌻-Belosnezkha-🌻🌼🌸

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Lían

¿Por qué no se lo digo?  ¡¿Por qué?! Porque aún tengo miedo, mucho miedo y pensé que sería un poco más fácil, pero no.

Cuando volvió de Berlín antes de que él entrará me había despertado por las ganas de vomitar y al verlo no sé que me pasó, solo lloré y me enojé al escuchar su pregunta; y vaya, que ganas me dieron de ahorcarlo en ese momento.

Han pasado dos días y he estado hablando con mi padre sobre la empresa, le expliqué algunas cosas y de lo demás se encarga Rosana. Hoy estoy tan emocionada porque Derek y yo estamos caminando por el centro de la ciudad, sin guardaespaldas, no estamos agarrados de la mano ni nada de eso, pero se puede notar que nuestra relación ha cambiado mucho y he empezado a dudar de mi sentimientos hacia él, creo que he caído.

— Vamos a comer algo — habla él y asiento rápidamente.

Baden-württemberg  es preciso — hablo con una sonrisa.

— Te llevaré a otro lugar, aún no has visto nada — siento como su mano toma mi cintura y me pega un poco más él mientras caminamos hacia un restaurante.

No digo nada, hubiese sido antes y me habría quejado; solamente sonrío como si era lo que esperaba desde que bajamos del auto.

— Tengo muchas ganas de comer pizza con piña — es lo primero que digo al entrar al restaurante, unas ganas inmensas de comer eso con sabor dulce y a la vez salado; solo de imaginarlo se me hace la boca agua.

— ¿De verdad? — pregunta él y asiento.

— Sí.

Caminamos hasta una mesa libre que está al lado del ventanal, tiene un mantel blanco y un jarrón con rosas rojas pero que no estorban.

— ¿Solo eso? — pregunta.

— Tranquilo, eso es solo la primera ronda — hablo y éste sonríe.

— Aún te sigo viendo pálida en estos tres últimos días — añade.

No pude sostener más eso de mi periodo, ahora no sé que decirle de mi palidez después de un encuentro del baño, los malestares y yo.

— Tranquilo, estoy bien. ¿Está usted muy preocupado, señor Schmidt?

— Sí, nunca te había visto así, podemos ir al hospital después de que comamos — habla mientras ajusta su corbata negra.

— No — contesto y intento ocultar mi nervios —, estoy bien, no hay porque preocuparse.

Me mira por unos segundos y veo como su nuez de Adán se mueve varias veces.

— Está bien.

— Es extraño que no hayas dejado venir a algunos guardaespaldas, ni siquiera a Gabriel — cambio de tema para poder relajarme un poco.

— Quería estar contigo a solas, sin que nadie nos estuviera persiguiendo, así como cuando fuimos al lago — responde y hace un movimiento con su mano captando la atención de uno de los camareros y éste se va acercando a nosotros —. Quería dejarte respirar un poco fuera y lejos de la casa.

50 días Para Enamorarte✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora