⭐Capítulo 29⭐

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"No me gusta verte disfrazar tu dolor con sonrisas"

🌸🌼🌻-Belosnezkha-🌻🌼🌸

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Derek

Intento abrir la puerta de la habitación pero no hay manera de hacerlo, tiene el seguro que solo se puede abrir con el control. Toco la puerta por quinta vez y no escucho ni siquiera los pasos de Lían, suspiro y pego mi cabeza en la puerta.

— Tú también me gustas — no había estado tan seguro de mis palabras como en este momento, pero, ¿De qué sirve eso ahora? Tal vez lo de mi reacción sobre el embarazo sí me lo hubiese  perdonado pero lo que vio en ese vídeo, no.

Enamorarse de nuevo y tener que pasar por lo mismo que pasó con su última relación, no es nada agradable.  Al notar que ni siquiera me insultó me doy media vuelta, vuelvo a bajar hacia la primera planta y entro a mi despecho, tomo de nuevo el vaso de Whisky y lo vuelvo a llenar de aquel líquido ardiente y me siento en la silla giratoria que está detrás del escritorio.

No estoy enojado, de hecho tengo una sensación extraña en mi pecho que se formó al momento de ver sus lágrimas caer  por causa mía y de solo pensar en aquel día que escribió en la hoja de papel que aún guardo: "No lloro con facilidad,  y si algún día me ves haciéndolo es porque realmente me está afectando." Aunque sea mayormente por sus hormonas, el causante del dolor soy yo. Y yo pensando que lo que había hecho con Erika era por el bien de nuestro trato y de ella misma, salió siendo una daño peor.

Me tomo todo el Whisky  que queda en el vaso y vuelvo a servirme más, no quiero llamar a mi piloto pero sé que si no lo hago de todos modos ella se irá, no quiero que le pasé algo, ni a ella y mucho menos al bebé. Agarro mi teléfono, marco el número de mi piloton y mirándolo por varios segundos, lo llamo.

Un tono..., Dos tonos..., Tres tonos y éste contesta:

— Buenas noches, señor Schmidt — responde éste.

— Buenas noches, Weber, necesito que el jet este listo para mañana a la 6:00AM para un vuelo de regreso a Berlín — toco el borde del vaso con la yema de mi dedo índice mientras miro el hielo y el color rojizo del Whisky.

— Lo estaré esperando, señor Schmidt — no hace pregunta sobre el viaje tan repentino y tan cercano al último que hice a Berlín, solo actúa como un profesional. Cuelgo la llamada y pongo el celular sobre el escritorio; siento frío aumentar ya que mi torso está desnudo. Quiero estar en la habitación, decirle lo que pasó y repetir lo que había dicho contra la puerta, pero no, no me querrá escuchar.

Que forma ni más imprevista de darme cuenta que me gusta, en que momento tan difícil me doy cuenta de aquello. Bebo de nuevo y siento como el Whisky caliente baja por mi garganta; vuelvo a echar más Whisky en mi vaso,  tomo, lo lleno, tomo y lo vuelvo  a llenar, y así me quedó por varios minutos y horas.

Si a Erika le importa tanto el dinero, entonces le daré un golpe por ese lado. Los negocios que había hecho su padre con mi abuelo y mi padre en el tiempo que ellos estaban al mando, ahora están en manos de Erika y yo siendo  su mejor socio dejaré de tener alguna relación profesional o cualquier otra con ella, esto no me afecta ni a mí ni a la compañía sino a ella y a la suya. ¿Quiere jugar sucio?  Juguemos sucio.

(...)

Abro mis ojos despacio y humedezco mis labios con mi lengua al sentirlos reseco, estoy sentado aún en la silla de mi escritorio y siento un leve dolor de cabeza, me acuerdo de todo perfectamente así que no tengo que intentar acordarme de nada. Miro el reloj que está  en la pared  que tengo frente a mí y suspiro al ver que son las 5:19AM y ruego a Dios que Lían aún este durmiendo.

50 días Para Enamorarte✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora