El amor y la muerte van de la mano.

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Narra Khalessy.

A decir verdad, no sabría explicar cuando o como sucedió, solo puedo decir con seguridad que cuando abrí los ojos la habitación ya estaba oscura, la luz de la luna se filtraba por la ventana iluminandola muy tenuemente.

Me incorporé un poco, apoyando mi espalda contra el cabecero y esperé un par de minutos hasta que mi vista se adaptó a la luz.
Solo entonces pude vislumbrar la habitación completa.

Y fue ahí cuando mis ojos fueron a parar a un rincón poco iluminado. En el, se encontraba Logan, acurrucado en un pequeño sillón.
La imagen me hizo sonreír durante unos segundos.

Después...

Las imágenes se reprodujeron en mi cabeza a toda velocidad.

Y entonces...

Nauseas.

Mi sonrisa se borró de inmediato y mi estómago se retorció de culpa. Me sentía una traidora, una de las peores, me sentía sucia por sentir lo que sentía y en ese punto, yo misma me juzgaba.

Y puedo jurar que fui la juez más dura.

Logan emitió unos ligeros gruñidos (de los que interpreté que era molestia) que me sacaron de mis pensamientos. Entonces lo ví removerse incómodo.
Y como en el estupido intento de limpiar mis pecados con una buena acción, me acerqué a él con la intención de guiarlo hasta la cama.

Susurré en su oido:

-Vamos, Logan, despierta.- lo mecí lentamente, tratando de ser delicada. Cosa que no se me daba para nada bien. Se removió y gruñó más fuerte.- Logan, venga, levanta.- esta vez lloriqueó cubriéndose la cara con una manta que tenia cubriendolo.- diablos, Logan, vamos a la cama.- lo moví un poco más fuerte y como por arte de magia Logan abrió un ojo y sonrió un poco.

-¿A la cama?- preguntó con voz ronca y adormecida, sonriendo y parpadeando repetidas veces. Lo tomé por el brazo.

-Vamos.- me limité a responder, tirando un poco de su brazo. Se deshizo de la manta y se levantó torpemente.

-Eres tan guapa...- susurró dejándose guiar por mi hasta la cama.- a veces tengo el impulso de guardarte en una cajita de cristal, para que nadie pudiese lastimarte.- y... seamos honestos, el Logan medio dormido era bastante espeluznante. Lo ayudé a recostarse en la cama.

-Ahora duerme, pequeño psicópata en potencia.- dije burlona, entre una pequeña risa. De pronto Logan, con ojos cerrados, me tomó hábilmente por la muñeca y la cintura y me recostó sobre el.

-Haré todo lo que digas, pero no te vayas nunca.- murmuró enterrando su cara en el hueco de mi cuello.- eres tan suave y hueles tan bien.- aspiró mi aroma profundamente y suspiró de forma placentera.- eres perfecta.- me abrazó un poco más fuerte. Fue un agarre posesivo.- Mía.- eso fue lo último que dijo antes de volver a caer dormido.

Decidí acurrucarme entre sus brazos ya que no parecía receptivo a la idea de soltarme. Así que me puse cómoda, nuestros cuerpos encajaban a la perfección. Y rápidamente estuve muy cómoda. Cerré mis ojos y me relajé.

Pero nada, no hubo manera, no podía dormir entre sus brazos. No cuando imágenes y pensamientos impuros, no paraban de rondar mi mente y por dios... a Ryan le hubiese dado un infarto de haber sabido.

Te tocará llorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora