Voy a luchar.

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Narra West.

Salí de esa habitación dejando a ese chucho con mi chica, vale... no era exactamente mi chica, más bien era SU chica, pera ya me entienden...

Logan caminó en mi dirección con una sonrisa de superioridad y todo el desprecio que sus ojos podían albergar. Tensé mi mandíbula y apreté mis puños, mis ojos lanzaban puñales, cosa que solo lo hizo disfrutar más.

Acto seguido cerró la puerta en mi cara, no sin antes dedicarme un guiño.
Y puedo jurar que si no fuese por ella, atravesaría esa puerta y lo destrozaría en mil pedazos.

Pero ella lo necesitaba. Decidí alejarme de ahí, o más bien, alejarme del olor a sangre. Mis padres tenían razón, probablemente no podría contenerme ante el olor directo.

Narra Logan.

Me sentía tan bien por haberle dado en la cara con la puerta a ese chupa sangre que casi podría saltar de alegría, si no fuese porque mi chica estaba ahí... debatiéndose entre la vida o la muerte, ese pensamiento volvió a ensombrecerme.

Fijé mi atención en Hanna, que estaba preparando algunas cosas:
Tenia una gran jeringa, una cuerda de goma, alcohol, algodón y un gran vaso transparente de plástico.

Cuando terminó de colocar todo sobre una pequeña mesita que había al lado de Khalessy me hizo un gesto para que me acercase. De forma precavida lo hice, ganándome una sonrisa tranquilizadora por su parte.

-Sientate en el borde.- comentó señalando la silla que había a un lado.

-Tranquilo chico, no será muy doloroso y eres un alpha fuerte.- James colocó su mano en mi hombro, dando unos golpecitos en señal de apoyo. Me limité a asentir mientras observaba detenidamente a Khalessy.

-Dame tu brazo.- dijo Hanna extendiendo su mano en mi dirección. Tendí mi brazo con seguridad.- Primero voy a desinfectar la zona ¿está bien?.- comentó empapando el algodón en alcohol.

-Claro, sin problema.- respondí indiferente, solo quería ayudar a mi chica. Ella frotó el algodón sobre las venas de mi antebrazo.

-Ahora voy a atar esto en tu brazo, necesitaré que abras y cierres tu puño cuando lo hagas, para que las venas se hagan más visibles.- dijo mostrándome la cuerda de goma azul y solo asentí.

-Pero... no quiero sonar mal, aún así me preocupa que no puedas controlar tu sed de sangre.- dije agachando mi mirada, de verdad no quería ofenderlos. Pero tampoco quisiera tener que luchar con dos vampiros mientras pierdo sangre junto a mi mate.

-Tranquilo cariño... no es la primera vez que tenemos que hacer algo así.- alzó mi mirada con un dedo bajo mi barbilla, dedicándome una sonrisa. Acto seguido ató la cuerda y comencé a abrir y cerrar el puño. Mis venas se mostraban a la perfección.

-Mírame chico, siempre es mejor no mirar cuando te sacan sangre, a penas vas a notar nada.- James sonreía con complicidad y seguí su consejo.

-Vas a notar un pequeño pinchazo ahora.- avisó Hanna justo antes de pincharme. Ciertamente no sentí casi nada, la sensación fue más notable al sacar la sangre. Roja y espesa, tanto, que se veía casi negra. Poco a poco la gran jeringuilla se llenó y Hanna sacó lentamente la punta de mi piel para a continuación presionar con un algodón en el pequeño orificio.- presiona durante unos minutos.- dijo mientras vaciaba la jeringa en el vaso de plástico que se llenó hasta la mitad.

Te tocará llorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora