III. Hermandad

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—¡¿Qué?! ¡¿Hermano?! —exclamaron Yūgi, Tea y Tristán a la vez, con los ojos muy abiertos por el asombro.

—Un momento, canténmela más despacio —solicitó Joey, frunciendo el ceño para tratar de forzar a su cerebro a enterarse de la situación—. Si Mokuba es tu hermano, eso significa que...

—... Que Seto Kaiba es su hermano también —completó Tristán para frustración de Joey.

—Mokuba, ¿no tienes idea de en dónde pueda estar Seto? —cuestionó Akemi, separándose del niño y colocando ambas manos sobre sus hombros con expresión seria, a lo que su hermano bajó la cabeza y negó tristemente.

—Chicos, no hay tiempo para esto —les recordó Tea—. ¡El barco saldrá en tres minutos!

—Hermanito, debemos confiar en ellos. No te preocupes, encontraremos a Seto —afirmó Akemi rápidamente, con seguridad en sus gestos—. Tienes que devolver esas estrellas.

—Sabes que esto no está bien, Mokuba —agregó Yūgi, acercándose a los hermanos—. Te prometo que volverás a reunirte con tu hermano muy pronto.

Mokuba aceptó las palabras de ambos de buen grado y corrieron hacia el muelle, pero ya era tarde; el barco se había marchado. El niño extendió su mano con las estrellas hacia el guardia, pero este las tiró al agua de un manotazo y agarró al chico para llevárselo de vuelta al castillo de Pegasus. No obstante, Akemi lo dejó fuera de combate con una potente patada en la cara y logró agarrar a su hermano antes de que cayese al agua junto con el tipo. Tras la veloz carrera que tuvieron que emprender, fueron interceptados por un tipo de rostro sombrío que afirmaba ser el fantasma del "difunto" Seto Kaiba, el cual retó a Yūgi a un duelo. Este aceptó, mientras Akemi y Mokuba se mantenían firmes en su convicción de que ese no era su hermano mayor. Sin embargo, sus ideales comenzaron a tambalearse cuando Mokuba notó que el supuesto Seto usaba la verdadera baraja de su hermano. Aún así, Akemi se negó a aceptarlo y alentó al pequeño. Cuando el falso Kaiba invocó al Dragón Blanco de Ojos Azules, las posibilidades de triunfo de Yūgi comenzaron a menguar con rapidez. Inesperadamente, el monstruo preferido de Seto Kaiba empezó a sufrir fallas hasta desvanecerse por completo del campo, momento en el cual tanto Yūgi como Akemi escucharon la voz del verdadero CEO de Kaiba Corp.

—¡¿Escuchaste eso, Mokuba?! —exclamó con emoción Akemi—. ¡Era la voz del verdadero Seto!

—¡Nuestro hermano está vivo! —festejó el menor que, aunque no había escuchado nada, confiaba plenamente en sus dos hermanos mayores.

Una vez revelada la asqueroso apariencia real del impostor, Yūgi lo venció sin mayor dificultad y continuó su camino junto al resto de sus amigos. Más adelante, un duelista llamado Rex Raptor desafió a Joey a un duelo bajo las órdenes de Mai. El rubio aceptó, molestando de paso a sus amigos por querer prescindir de su ayuda, acción que le ganó una buena palmada en la cabeza por parte de Akemi. Finalmente, pudo ganar el duelo y el mejor monstruo de su oponente por su propia cuenta. Como ya anochecía para entonces, decidieron acampar e hicieron una fogata.

—¡Tengo hambreeeeeee! —berreó Joey.

—Lo siento, Joey, pero no traje mucho —dijo Akemi al tiempo que sacaba de su mochila un par de latas de atún, unas hogazas de pan y alguna fruta fresca—. Pensé que tendrían algún puesto de comida en este lugar. ¿A quién se le ocurre organizar un torneo sin acondicionar un sitio para hospedar a los participantes?

—A Pegasus, eso es seguro —confirmó Joey mientras abría las latas y mordisqueaba el pan.

—¿También tienes hambre, hermanito? —preguntó Akemi, terminando de recoger el largo cabello negro de Mokuba en una cola baja; él asintió y ella le ofreció una manzana junto a un racimo de uvas, al tiempo que se recostaba al tronco de un árbol con un cuaderno sobre sus piernas, un lápiz entre los dedos y un par de plátanos por toda comida.

Memorias prohibidas [Yu-Gi-Oh! - Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora