-¿Que ese ricachón de Kaiba organiza su propio torneo de Duelo de Monstruos? -repitió Joey tras enterarse de la noticia, reunido con todos sus amigos en el patio del colegio a la hora del descanso; incluso Akemi se encontraba presente, pues había logrado terminar su trabajo muy temprano.
-Sí -afirmó Yūgi.
-Y todo comenzará en menos de una semana -confirmó Tea.
-¡No puedo creer que no haya recibido una invitación! -vociferó el rubio, frotándose la cabeza con ademanes dramáticos-. ¡Fui segundo en el Reino de los Duelistas! ¡No hay respeto!
-A ver si te enteras, Joey: a Kaiba no le caes bien -señaló Tristán.
-¡Mis puños sí que le van a caer bien!
-¿Sabes? Así es justo como quiere que reacciones.
Joey recuperó la compostura tan rápido como la había perdido.
-Tienes razón, Tristán. No tengo que participar en el torneo de un insufrible como Kaiba. ¿Qué hay de ti, Yūgi? ¿Vas a participar?
-Sí. He descubierto que es la única forma de cumplir con mi destino.
-¿Eh? ¿De qué hablas?
-Es una larga historia.
-Yo no tengo prisa.
-Bien, una fuerza maligna amenaza al mundo y mi destino es ayudar al espíritu del Rompecabezas Milenario y a Amunet a detenerla.
-O sea, que yo también estoy incluida en eso -dijo Akemi.
-¡Pues mi destino es ayudarlos! -soltó Joey con exagerada emoción-. ¡Y tengo la carta correcta para hacerlo! ¡Me refiero al Dragón Negro de Ojos Rojos! -Sacó la carta y le dio un beso ante las caras de hastío de sus amigos-. ¿Verdad que sí, dragoncito mío? ¿Quién va a ayudarme a machacar a Kaiba? ¿Qué pasa? ¿Nunca han besado a una carta?
-Eso quiere decir que cambiaste de idea y sí que participarás en el torneo -comentó Tristán.
-Puedo ayudarte a colarte; pero no creo que haya problemas para que te inscribas y compres el disco de duelo -ofreció Akemi.
Un rato más tarde, todos fueron a la tienda para realizar la compra del invento de Kaiba e inscribirse oficialmente en el torneo. Con Yūgi no hubo incidente alguno; pero el vendedor dijo que el nivel de Joey era muy bajo para competir, por lo que el rubio armó un berrinche. Sin embargo, el vendedor era un codicioso cazador que, al ver que Joey poseía al Dragón Negro de Ojos Rojos, manipuló la computadora y le dejó entrar, vendiéndole un disco de duelo. Luego, llamó a los cazadores para que fueran tras la rara carta.
Los cinco amigos no se separaron hasta que comenzó a anochecer.
-Bueno, chicos, nos vemos luego -se despidió Joey-. Mañana es la operación de mi hermana y le prometí que pasaría la noche con ella.
-Ojalá que todo salga bien -deseó Tea.
-Saluda a Serenity de mi parte -dijo Yūgi.
-Me gustaría ir contigo, si no te molesta, Joey -manifestó Akemi sonriente-. ¡Quiero conocer a la afortunada hermana de mi buen amigo!
-Vamos, estoy seguro de que a Serenity le encantará conocerte -aprobó Joey-. Por cierto, Akemi, no sabemos mucho sobre tu vida -agregó al tiempo que caminaban.
-La verdad, no hay mucho que contar -reveló ella con un suspiro melancólico-. Siempre estuve haciendo algunos trabajos de diseño cuando era niña, así que reuní lo suficiente como para poder tener un apartamento para mí sola apenas cumplí catorce años.
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Memorias prohibidas [Yu-Gi-Oh! - Fanfic]
FanfictionDos mujeres de distintas épocas quieren reencontrar a los seres queridos de los que fueron separadas en diferentes circunstancias. Un joven debe rescatar el alma de su abuelo al tiempo que salvaguarda al mundo de los Juegos Oscuros, con la ayuda de...