VII. Duelos finales

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La final del Reino de los Duelista ya había comenzado. El primer duelo entre Mai y Yūgi se llevó a cabo como había sido programado. La rubia jugaba de forma excelente; en cambio, Yūgi estaba tan desconcentrado, que todos sus amigos se preguntaban qué ocurría con él y hasta su propia contrincante trataba de animarlo. Pegasus, conocedor de la división mental que existía en el joven, lo observaba todo con una sonrisa cínica en los labios. Akemi y Amunet se encontraban preocupadas por lo mal que estaba jugando el duelista de ojos púrpura, hasta que la segunda intercedió de manera mental.

-¿Qué sucede, Yami?

-Yūgi no me permite que le ayude.

-No te angusties. Solo tienes que encontrar las palabras correctas para recobrar su confianza.

-Gracias, Amun. Lo haré.

Un sentimiento cálido vibró en el pecho del espíritu femenino al oír que él la llamaba por aquel cariñoso apodo. El mismo Yami no sabía exactamente por qué lo había hecho; fue algo espontánea, que se dio de manera natural, como si la hubiese llamado así desde siempre.

Finalmente, Yūgi y Yami consiguieron congeniar como un equipo y, gracias a su inquebrantable fe en el corazón de las cartas, lograron sacar el naipe indicado y derrotar a Mai.

El siguiente duelo fue el de Joey contra el Bandido Keith. El pobre lo pasó mal, pues no podía encontrar su carta de pase por ninguna parte y necesitaba el dinero del premio para pagar la operación que salvaría la visión de su hermana menor.

-Calma, Joey, encontraremos otra manera. No perderás esta oportunidad -Akemi lo tranquilizó como pudo.

En un acto de generosidad, Mai le dio su carta pase a un lloroso Joey, quien venció de modo aplastante al Bandido Keith pese a las trampas de este. Cuando Pegasus lo puso al descubierto, el deshonesto sujeto lo amenazó con un arma de fuego para obtener el dinero del premio de cualquier forma, a lo que el hombre de cabello plateado respondió abriendo una trampilla en el suelo y expulsándolo de la isla.

El duelo entre Yūgi y Joey fue tan emotivo, que incluso arrancó algunas lágrimas de los ojos de Akemi. Ambos dieron lo mejor de sí, pero fue Yūgi quien se alzó con la victoria al final. No obstante, la amistad entre ambos jóvenes prevalecía incólume y Yūgi se comprometió a cederle el dinero del premio al chico rubio. Todos se conmovieron ante el buen corazón del pequeño, en especial Joey y Akemi.

Pero lo más difícil estaba por venir, pues Yūgi y Yami debían enfrentarse a Pegasus. Todo un reto, puesto que el creador del Duelo de Monstruos no tenía ninguna dificultad para leer sus mentes. Fue un duelo complicado, hasta que adoptaron la estrategia de cambiar mentes en cada turno. Sin embargo, no sería tan sencillo derrotar al portador del Ojo Milenario, quien convocó al Reino de las Sombras. Esto agotó demasiado a Yūgi, arruinando la estrategia de ambos al dejarlo fuera de combate, para preocupación de Yami.

En ese medio tiempo, sus amigos habían estado animándole. Tristán decidió ir por los cuerpos vacíos de Mokuba y Seto, por lo que el espíritu malvado de la Sortija del Milenio pensó que sería una buena idea hacerse de un cuerpo sin alma. Empero, Amunet detectó su presencia y, tras pedirle a Akemi que cambiara con ella, lo siguió con sigilo. Para cuando logró darle alcance, ya estaba revelando sus macabros planes ante Tristán.

-Alto ahí, Bakura -ordenó, dando a conocer su presencia-. No permitiré que dañes a Tristán ni mucho menos que te apoderes del cuerpo de Mokuba.

-Pero qué inesperada sorpresa, Amunet -expresó con sorna el espíritu maligno-. Me preguntaba cuándo volvería a verte, pero veo que fue más pronto de lo que pensé. Tu belleza no ha cambiado para nada en estos cinco mil años.

Memorias prohibidas [Yu-Gi-Oh! - Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora