V. Reencuentro accidentado

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—¡¿Qué fue eso?! —cuestionó Mokuba en un tono agitado, saliendo de la tienda de campaña.

—¡Hermanito! ¡Menos mal que estás a salvo! —exclamó Akemi, yendo a su encuentro con expresión de alivio.

—¿Eh? ¿De qué me perdí? —inquirió el niño, frotándose los ojos para terminar de espabilarse del todo.

—Después hablarán sobre eso —intervino Joey—. ¡Hay que averiguar qué ha pasado!

—¡Tienes razón, Joey! —concedió Akemi, echándose a su hermano sobre los hombros—. ¡Vamos, Mokuba!

Todos corrieron al lugar del cual provenía el grito. Una vez que llegaron a su destino, vieron a Mai siendo despojada de sus estrellas y maltratada por un tipo grandulón, quien la había vencido en un injusto duelo.

—¡Esa no es manera de tratar a una mujer! —vociferó Joey con las manos cerradas en puños, dispuesto a irse a las manos con el sujeto que se había presentado como un eliminador; mas Tristán y Bakura lo detuvieron.

—Así no se resuelven las cosas, Joey —dijo Bakura.

—Lamento no concordar contigo, Kura, pero creo que este sujeto merece una paliza —intervino Akemi, tronándose los nudillos con una mirada de furia.

—Detente, Akemi. Deja que Yūgi se encargue —comunicó mentalmente Amunet al notar el habitual cambio de personalidad en el chico.

—¿Segura?

—Por supuesto.

—Chicos, los puños no son la solución —aclaró el espíritu que poseía a Yūgi—. He enfrentado a muchos malvados en mi vida y solo hay una forma de hacerlo: ¡debes hacerle frente!

El eliminador se jactó de poder vencer fácilmente al joven y así comenzó un mortal duelo, en el cual el enorme sujeto puso en riesgo la integridad física de su rival cerrando grilletes en torno a sus pies y disparándole fuego con cañones, causando con esto una gran preocupación en sus amigos.

—¡Hay que detener el duelo, o Yūgi terminará rostizado! —exclamó algo asustado el hermano menor de Akemi.

—Tranquilo, Mokuba, eso no sucederá —le calmó la chica—. Él no perderá, mira qué confiado y seguro está.

—Tienes razón, no parece intimidado —confirmó el niño, observando el comportamiento del duelista.

—Panik jugará con su mente, Yūgi no podrá ganar —comentó Mai con actitud pesimista.

—Correción: Yūgi jugará con la mente de Panik —afirmó Akemi con una sonrisa confiada que dejó intrigada a la rubia—. Ya lo verás, Mai.

Como la joven había predicho, el chico del Rompecabezas comenzó a usar las propias técnicas de intimidación de Panik contra él, lo que, unido a sus brillantes estrategias de duelo, lograron su victoria frente al malvado. Panik intentó entonces quemarlo usando el fuego de sus cañones; pero el poder del Rompecabezas lo protegió y destruyó la mente maligna de Panik. Cuando intentó devolverle las estrellas a Mai, esta se negó, argumentando que peleaba sus propias batallas. Eso le ganó un tirón de pelo por parte de Akemi.

—¡Ay! ¡¿Pero qué haces, niña ordinaria?! —se quejó la rubia, frotándose el cuero cabelludo.

—¡Deja de ser tan orgullosa, Mai! —exclamó Akemi, causando una fuerte impresión en su interlocutora—. No tienes por qué cargar con todo tú sola. Permite que tus amigos te den una mano.

—Lo siento, tienes razón —susurró Mai con la cabeza baja—. Pero, aún así...

Joey intervino en ese momento, quitándole las estrellas a su ganador y bromeando con quedárselas, lo cual provocó enojo en la rubia. Finalmente, Joey se las devolvió y ella se despidió agradeciéndole a Yūgi y prometiéndole un duelo honorable.

Memorias prohibidas [Yu-Gi-Oh! - Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora