Mientras todo esto ocurría, Yūgi y Akemi se habían percatado de que el faraón y Amunet ya no estaban con ellos.
—Se ha ido. El faraón ya no está —comentó con tristeza Yūgi.
—Amunet tampoco —secundó Akemi con angustia.
—¿A qué se refieren, amigos? —cuestionó Joey intrigado.
—Tal vez yo pueda ayudarlos —dijo una voz, y de la oscuridad surgió un joven moreno de ojos azules sin pupilas y con argollas de oro en las orejas.
—¡Shadi! —lo reconoció al instante Yūgi.
—¡Oye, yo te conozco! —exclamó Tristán, señalando al recién llegado con el dedo—. ¡Nos salvaste a Duke y a mí cuando estábamos a punto de caer del dirigible en las finales de Ciudad Batallas!
—Sí, pero... ¿Cómo sabemos que podemos confiar en él? —cuestionó Joey con desconfianza, compartiendo su desconcierto con Akemi.
—Tranquilos, chicos —intervino Yūgi—. Shadi es el guardián de los Artículos del Milenio.
—O sea, que está aquí por lo que acaba de suceder con Amunet y el faraón —concluyó Akemi, cruzándose de brazos.
—Así es —asintió Shadi—. El faraón y la sacerdotisa necesitarán de su ayuda para cumplir con su última misión.
—¿Qué debemos hacer? —indagó Akemi, aprestándose a tomar cualquier acción.
—Deben llegar hasta donde ellos se encuentran. Pero será una misión peligrosa; por ello, los guiaré en este viaje. Pero si deciden regresar, temo que estarán solos.
Yūgi y Akemi intercambiaron una mirada colmada de determinación y asintieron.
—Lo haremos —dijo el chico.
—Iremos con ustedes —decidió Joey.
—Se los agradezco, chicos; pero esto es algo que tenemos que hacer por el faraón y la sacerdotisa y debemos hacerlo solos —negó Yūgi.
—Sí, esto será sumamente peligroso, muchachos —apoyó Amunet.
—Ya deberían saber que no se deshacen tan fácil de nosotros —refutó Joey.
—Los hemos acompañado a todas sus aventuras a lo largo de todo este tiempo —agregó Tea.
—¿Creen que vamos a rendirnos? —añadió Tristán.
—Bueno, si lo ponen así... —accedió Akemi.
—¿Están seguros, chicos? —dudó Yūgi, a lo que todos asintieron.
—Ahora tómense de las manos; debemos unir nuestra energía —indicó Shadi, por lo que todos los presentes hicieron un círculo y unieron sus manos con los ojos cerrados—. Invoco el poder de la sagrada Llave del Milenio —Elevó el Artículo del Milenio con una mano—. ¡Guíanos a través del laberinto místico del Rompecabezas del Milenio!
•
—Yū, despierta ya.
—Sí, de pie, amigo.
Yūgi abrió los ojos y se levantó de golpe, viéndose entre las intrincadas paredes del Rompecabezas del Milenio y encontrándose con los rostros curiosos de Akemi y Joey.
—Vamos, niños, ya despierten —dijo el rubio, zarandeando a Tea y a Tristán, quienes estaban tendidos a su lado.
—¿Dónde estamos? —cuestionó Tristán.
—Dentro del Rompecabezas del Milenio, ¿lo recuerdan? —aclaró Yūgi.
—Este lugar parece más grande que la última vez. ¿Acaso lo remodelaron? —comentó Joey, mirando a su alrededor.
ESTÁS LEYENDO
Memorias prohibidas [Yu-Gi-Oh! - Fanfic]
FanfictionDos mujeres de distintas épocas quieren reencontrar a los seres queridos de los que fueron separadas en diferentes circunstancias. Un joven debe rescatar el alma de su abuelo al tiempo que salvaguarda al mundo de los Juegos Oscuros, con la ayuda de...