A la mañana siguiente, todos despertaron abruptamente por un fuerte bandeo que sacudió al dirigible.
—¡Seto! ¿Qué está pasando? —quiso saber Akemi al entrar a la cabina de dirección de la nave junto a casi todos sus tripulantes.
—¡Aki, alguien está redirigiendo la nave! —exclamó Mokuba alarmado.
—¡No puede ser! —exclamaron todos al unísono.
—Saludos, duelistas —De un momento a otro, la imagen de un niño de cabellos turquesas apareció en la pantalla de la nave—. No, su televisor no tiene una falla. Ahora soy yo quien dirige su nave.
—¡Exijo que te identifiques! —ordenó Seto.
—Tú siempre dando órdenes, ¿no? Te he estado observando y creo que ha llegado la hora de ponerte en tu lugar, Seto. Ahora soy yo quien da las órdenes y mi primer mandato será acabar con su tonto juego.
—¡No te saldrás con la tuya! —gritó Mokuba.
—Creo que ya lo hice.
—Mira, niño —prosiguió Seto con mayor impaciencia cada vez—, te exijo que me digas tu nombre.
—Aquí vamos de nuevo. Pero está bien: mi nombre es Noah. Tú y yo daremos un gran viaje al pasado, Seto.
—¡Ya basta! ¡Ya me harté de tu juego!
—Me temo que mis juegos solo han comenzado, tontos.
Unos momentos después de que la imagen del niño misterioso desapareciese de la pantalla, una fortaleza blindada salió del mar y la nave fue obligada a aterrizar en su interior. Todos los reunidos en la cabina fueron obligados a salir a punta de pistola, literalmente. Luego, agujeros independientes se abrieron bajo los pies de cada uno, dispersándolos en diferentes direcciones. Seto, Mokuba y Akemi terminaron juntos en algún paisaje virtual desconocido. Por lo pronto, todos se enteraron de que los Cinco Grandes habían ido a parar allí y que planeaban apoderarse de los cuerpos de los duelistas atrapados tras derrotarlos en un duelo para poder escapar de aquel mundo virtual. Lo peor es que tenían sus propias reglas de juego allí. Yūgi y Yami tuvieron un difícil combate contra el más viejo de los Cinco Grandes; pero finalmente salieron victoriosos y se marcharon en busca de los demás. Mientras, los tres hermanos Kaiba fueron abordados una vez más por el niño llamado Noah, quien volvió a hablarles a través de una pantalla que surgió ante ellos.
—Creo que no me han presentado a esa chica —señaló, observando a Akemi—. No debería vincularse tanto contigo si no quiere acabar destruida.
—No me intimidas, mocoso malcriado —gruñó la joven artista, amenazándolo con su puño.
—¿Quién es ella, Seto? ¿Es tu novia o algo así?
—¡Escucha, niñato, yo soy...!
—Ella no es nadie importante —la interrumpió Seto en un tono más seco que el desierto del Sahara—. Es solo una empleada de mi empresa que está participando en el torneo.
«Si ese niño trastornado llega a enterarse de que Akemi es mi hermana, podría ponerla en peligro. Además, si algo me pasa, ella será la única capaz de velar por el bienestar de Mokuba y hacerse cargo de la empresa».
—De acuerdo, mejor para ella —dijo Noah y luego desapareció.
—¡¿Ah, sí?! ¡¿Conque no soy nadie importante para ti?! —espetó Akemi con los puños apretados y el rostro contraído del enojo, aunque por dentro estaba al borde de las lágrimas—. ¡Pues me alegra haberme enterado de tus verdaderos sentimientos hacia mí!
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Memorias prohibidas [Yu-Gi-Oh! - Fanfic]
FanfictionDos mujeres de distintas épocas quieren reencontrar a los seres queridos de los que fueron separadas en diferentes circunstancias. Un joven debe rescatar el alma de su abuelo al tiempo que salvaguarda al mundo de los Juegos Oscuros, con la ayuda de...