Capítulo XXI. Sólo mi lobo te ama.

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Vestimenta roja, obsequios, bailes y alegría, además de un gran salón de celebración, todo esto se necesitaba para que una boda se realizará, pero ante todo se tiene que tener el ingrediente principal que haría de esta celebración la mejor: dinero. Y así sería la mejor celebración de todo el pueblo. La mejor noticia y, sobre todo, la mejor pareja del pueblo. Xue Yang y Xiao XingChen se casarían en medio de todos, haciendo los tres kotows y jurándose su unidad y lazo frente a la multitud.

O eso pensó Xue Yang al oír la propuesta del mayor blanco, Xiao XingChen. Se congeló en su lugar, miraba al Daozhang blanco, mirándolo con amor mientras sostenía el colgante.

—¿Eh?— dijo, aún sosprendido—. ¿Qué tú y yo...? ¿Qué?

—Sé mi esposa, mi omega— dijo, acariciando la mejilla del menor.

Saliendo de su trance, empezó a reír con demencia, confundiendo al mayor. Aunque Xue Yang estuviera riendo, su corazón había latido como nunca y sentía una calidez reconfortante por esa propuesta.

—¿Disculpa?— dijo con sarcasmo—. ¿Casándome con un alfa? ¿Con usted?— empezó a reír más fuerte—. Si entiende lo que me está preguntando, ¿verdad?

Xiao XingChen se mordió el labio inferior, se entristeció.

—No respondiste mi pregunta— insistió.

Xue Yang sólo lanzó un pesado suspiro.

—Soy la última persona en este podrido mundo que le harían una pregunta así, ¿no cree?— dijo con molestia.

—No eres una persona— dijo el mayor—, serás mi persona, estaré contigo...

Le interrumpió el menor.

—Lo primero que se le exige a un omega, en la noche de bodas, será que se apareé con el alfa y tenga cachorros— dijo como si fuera una maldición que estuviera escupiendo—. ¿Sabe cómo es tener un hijo? ¡Es doloroso!— dijo con horror lo último.

—Yo estaré contigo, Xue Yang— dijo, apretando sus manos.

Xue Yang se zafó del agarre y lo miró, con asco.

—¿Y así quieres que me casé contigo?— dijo, molesto—. ¡No quiero hijos! ¡Mucho menos contigo!

Xiao XingChen lo miró con los ojos muy abiertos, sorprendido. Eso le dolió, nunca imaginó que, la persona que amaba y tanto sacrificó para que sea liberada, ahora le rechazará.

—Xue Yang, escucha...

No pudo decir más, pues el omega lo estaba besando y se sostenía del cuello del mayor. Xiao XingChen lo sostuvó de la cintura y le acarició la mejilla, mientras Xue Yang se frotaba en el cuerpo del mayor, besándolo con fevor y pasión. Se separó del mayor cuando ya no tenía más aire que respirar, Daozhang respiraba con dificultad, pues era el primero en tratar de conseguir oxígeno después de ese beso.

—¿Qué es lo que sintió en ese beso, Daozhang?— preguntó con seriedad.

—Sentí que me amas— dijo con cariño.

El otro sólo rió con crueldad.

—No, Daozhang— dijo, mirándolo con odio, Xiao XingChen frunció el ceño ligeramente—. Sólo es instinto, no amor— dijo lo último con asco.

—Me amas, sino, no me corresponderías— insistió.

—Ja, no lo puede aceptar ya, Xiao Daozhang— dijo, separándose del Daozhang blanco y cruzándose de brazos—. Sólo mi lobo es el que te ama, pero yo no— suspiró de cansancio—. Es una gran diferencia, yo correspondería por el instinto pero no por amor, yo no puedo sentirlo— dijo lo último en un susurro.

Volviendo a ti para corregir mi errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora