Capítulo XXVI. Meses de espera.

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Bueno, como saben, prometí que la cúpido falso cuente este cap.
Angiemon: a quien le dices así, animal? >:v
A ti, mensa :P

Primer mes.

Cuando despertó Xue Yang, Xiao XingChen lo abrazó y le dio un beso en sus labios, profundizándolo y el omega se dejó llevar por la sensación.

—Discúlpenme— dijo Lan XiChen, quien estaba sentado en la silla que daba a la mesa de dormir de Xue Yang—. No es necesario que estén haciendo eso— dijo, incómodo.

Xiao XingChen se separó de su omega, avergonzado. Xue Yang bufó por lo bajo.

—¿Qué sucedió?— preguntó, malhumorado.

—A-Yang, mi omega— dijo el mayor de blanco.

—Felicidades, joven amo Xue— dijo el líder de la secta Lan—. Usted está encinta.

Xue Yang empalideció al oír eso y se tocó el estómago, tembloroso.

—Yo... Espero un...— dijo, horrorizado.

—¿A-Yang?— preguntó, preocupado el alfa.

—Yo... No...— quería llorar—. ¡No puedo! Es doloroso y...

Se detuvo al sentir unos brazos rodeándole la cintura y una mano acariciar su mano izquierda.

—A-Yang, no te preocupes— le dijo el alfa, tratando de tranquilizarlo—. Seremos buenos padres, no estarás solo, estaré contigo en todo momento.

Xue Yang se puso a llorar en plena cama y Lan XiChen sonrió, conmocionado. Salió del cuarto para no interrumpir a la pareja y vio a su amigo. Asintió y sonrió para él.

—Así que sí está encinta—confirmó el gesto de su hermano jurado.

—Si y tendremos que ayudarlos— aseguró.

Jin GuangYao, al oír esas palabras, deseó no haber visitado a Xue Yang.

—Tendrá a un pequeño Daozhang— dijo la niña, emocionada.

—Espero que esté bien el feto— dijo, neutral el Daozhang negro.

—Cuando crezca, voy a tener muchos niños con Song Daozhang— dijo, sonriente la niña— y serán los sobrinos de Xiao Daozhang...

—A-Qing— dijo, avergonzado el Daozhang negro.

Lan XiChen sonrió y Jin GuangYao sólo suspiró, luego tendría que hablar con su Er Ge y a lo último, con Xue Yang.

*****

Segundo mes.

Xue Yang estaba de lo más tranquilo, mirando como A-Qing imitaba los movimientos que le había enseñado. Estaba feliz y casi gritaba de felicidad cuando la joven hizo el movimiento de espada más fuerte y, con Jiangzai empuñándola, ella cortó un pequeño árbol en su pleno crecimiento.

—¡Bien echo, niña!— dijo, sonrojado de felicidad.

A-Qing por poco y se desmayaba, el bastardo— o como le había dicho el otro día el Daozhang blanco, su madre adoptiva—, le estaba abrazando de felicidad y casi estaba por besarle la mejilla cuando sintió una aura oscura detrás de Xue Yang.

—Song Daozhang— dijo la joven, deshaciendo el abrazo del empalagoso omega y fue con su prometido, quien le tomó de la mano.

—Xue Yang, iré con A-Qing al mercado— dijo, frío.

—¡Ah! ¡Song ZiChen!— dijo, casi al borde de las lágrimas—. A-Qing está entrenando conmigo...

Volviendo a ti para corregir mi errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora