Capítulo XXIV. Primera cita.

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Song Lan y A-Qing habían ido al mercado. Pero el Daozhang negro tenía otros planes, no se lo había dicho a Xiao XingChen ni a Xue Yang, al segundo porque no quería que arruinará las cosas, pero esa salida al mercado en realidad estaba disfrazada a lo que de verdad era: una cita, su primera cita. No había tenido la oportunidad de una, en ninguna ocasión, pero siempre hubieron chicas o chicos que morían por una mirada suya en el pueblo donde estaba su clan.

Su idea de "cita" fue planeada la noche anterior, cuando selló su puerta con talismanes aprueba de ruido, también ideó lo de proponerle a la niña matrimonio, cosa que resultó positivo. Todo lo referente a una "buena cita" estaba en un pedazo de papel que había escrito esa noche -recordando, con gran dolor de cabeza, todos los planes que su amigo XingChen le contaba cuando era novio de Xue Yang para una buena cita y hacer lo mejor en está- y ahora, tenía que ponerla en práctica. Había tachado las muestras de cariño, pero pensó que sería algo complementario, por si las cosas no salían bien. La lista consistía en: vestirte bien para la ocasión, llevarla a un lugar lindo, decirle lo mucho que te gusta, darle besos y mimos cuando te los pida, compartir tu comida con ella, comprarle lo que le guste... (sorry, no sé nada de citas -_-')

Pero no iba hacerlo literal, sólo lo que consideraba. Aunque no se daría el lujo de perder cara por ello, se estaba esforzando. En primera, A-Qing ya había sacado la primera cosecha del huerto y se proponía venderlo para llevar dinero a la casa de ataúdes, pues no consideraba justo que ambos Daozhangs llevarán dinero y el bastardo de Xue Yang llevaba, robado por supuesto, algunas cosas que servían para la casa o para algunos de ellos. Ya le estaba entrando al sentido de responsabilidad y eso era algo que apreciaba Song Lan en una señorita.

Bien, siguiendo con el objetivo de tener buena cita, lo de vestirse bien para la ocasión era lo primero que hizo ante todo. Se había bañado (hasta yo hago eso xD), se había puesto su túnica característica de él, no pensaba ir a su cita con una túnica de campesino, y se había arreglado mejor, si a eso se refería a no atarse el cabello, y cambio su imagen. Casi. Luego, llevarla a algún lugar lindo, eso ya lo tenía planeado y ya había reservado una mesa. Aunque no estaba tan seguro de ello, aún así lo hizo y se había detenido frente a esa casa de té. A-Qing vendía los productos a buenos precios y, no se aprovechaba de los demás... Bueno, un poco... Aun así, vendieron las cosas más rápido que los otros vendedores, e incluso, uno de ellos le echó la bronca a ellos, pero teniendo a Song Lan como ayudante, y espantapájaros, los asustó con su característico gesto de frialdad.

Al terminar, A-Qing levantó su bolsa de verduras, ya vacía, y quiso ir a casa a descansar, aunque en realidad era para hacerle maldad a Xue Yang con la excusa que ya había trabajado mucho, pero Song Lan la detuvo con su batidor de cola de caballo. Sip, lo había llevado igual bajo su hombro.

-Señorita...- empezó a decir, pero se vio interrumpido por la niña.

Ella empezó a reír.

-Ya le dije que me llamé A-Qing, lo de "señorita" es incómodo- dijo, teniendo la bolsa de verduras, doblada, en sus brazos.

-Bien...- dijo, dudoso-. A-Qing...- tartamudeó al decir el nombre de la pequeña, llamando la atención de ella-. ¿Quiere servirse una taza de té conmigo?- extendió su batidor hacia ella-. Sino, puede comer también lo que...

Ella sonrió, encantada. Asintió. Fueron a dicho lugar, frente a ellos. Un mesero los atendió, ella pidió comida y té verde. Song Lan sólo pidió té, pues al ser un cultivador, podía resistir sin comer y porque no quería probar la comida de dicho lugar por higiene. A-Qing comió y trataba de platicar con su prometido. Aún se sonrojada cuando pensaba en esa palabra. Aunque no se lo había dicho a nadie, si le gustaba Song Lan, pero al ser sólo un gusto pasajero, pensó que él tiempo lo borraría, pero no fue así. Cuando le pidió matrimonio, su corazón latió demasiado rápido y reaccionó a su corazón en vez de pensarlo con la cabeza. Pero no sabía cómo lidiar con alguien como él, tan callado y serio, sabía sobre su misofobia y trataba de que estuviera lo más limpia posible. Para eso, había salido con él con una bella túnica rosa con encajes rojos con un sencillo vestido de bajo color verde bosque, algo demasiado sencillo con un moño ajustado con su horquilla de compromiso que le había regalado el Daozhang negro.

Volviendo a ti para corregir mi errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora