—Xue Yang, vamos, tardaremos en llegar al concierto— le regañó A-Qing.
—Soy cinco minutos mayor que tú, no te creas, mocosa— dijo el joven, quien se arreglaba su chamarra y ajustaba un poco más su cabello a una coleta, dejando caer unos mechones traviesos en su frente.
En el siglo XXI, las cosas ya habían cambiado demasiado. Ya no habían fantasmas ni bestias que cazar, ya que estas eran un espectáculo realizado en la Internet o, bien, eran películas o series de acción en la televisión. Xue Yang y Xue Qing, mellizos de cabello negro como el carbón y piel tersa, ellos nacieron en una familia de media clase en el puerto de Hong Kong. Sus padres pagaban sus estudios y los amaban mucho. Xue Yang perdió su dedo meñique —el pasado se volvía a repetir sin ningún error— en un asalto, donde perdió a su padre, volvían de la tienda.
Xue Yang miró como su madre lloraba en el baño y, queriendo desaparecer esas lágrimas de su madre querida, empezó a frecuentar en la calle y a robar en tiendas y tener peleas callejeras. Varias veces, tuvieron que sacarlo de la cárcel bajo fianza y Xue Yang volvía a las andadas. El bastardo que había matado a su padre era un mafioso que, al dar con él, lo mató en un muelle junto a su esposa e hijos.
A-Qing se enfureció con él y pelearon, pues ella lo había descubierto esa noche, llegando a casa apestando a sangre pero no le dijo nada a su madre, quien estaba enferma. A la edad de dieciséis años, Xue Yang terminó su preparatoria y A-Qing estudiaba en una escuela de gobierno para damas.
Un día, ellos pasaron por una disquera y escucharon unas voces hermosas cantar historias melancólicas. Xue Yang y A-Qing empezaron a comprar esos discos con sus ahorros de sus trabajos de medio tiempo, ambos trabajaban en una cafetería, y la escuchaban junto a su madre, quien lloraba con cada canción. Al ser su último día de vida, les dijo que no se quedarán en el pasado, que vivieran su vida en armonía y alegría, que amarán y protegieran a su marido y esposa y a sus futuros nietos, a quienes esperaba cuidar desde el cielo. Xue Yang lloró en silencio en el funeral de su madre y A-Qing le dijo adiós a su madre arrojando una flor al sepultar a su madre.
Ambos estaban solos y pagaban con muchos esfuerzos la casa de su madre. Xue Yang trabajaba doce horas en la cafetería y hacía la guardia junto con A-Qing en un hospital. Mientras tanto, la joven hacía los deberes de la casa y cocinaba la cena de ambos cuando iban a trabajar. Ambos sabían cuidarse solos y, en algunas ocasiones, A-Qing descubría algunos robos o intentos de ello por sus ojos, ya que siendo sus ojos albinos le daban la apariencia de alguien ciego, pasaba desapercibida por muchas personas. Xue Yang tenía los ojos castaños rojizos, similar a las palomas de ciudad, y unos caninos se le asomaban cada vez que sonreía, viéndose tierno. A-Qing se burlaba cada vez que alguna chica le decía "tierno" a su hermano, más porque Xue Yang palidecía cada vez que lo decían.
Esa tarde, al estar trabajando junto a Wei WuXian y Meng Yao, ellos mencionaron que el Arco YiChen, el famoso dúo de cantantes, iban a cantar en vivo en la plaza de la ciudad esa noche y las entradas estaban agotadas. Xue Yang estaba por hacer un escándalo cuando Meng Yao le mostró su computadora, era el único objeto de valor que tenía, y habían seis entradas de primera fila en el concierto. Los nombres Meng Yao, Lan Huan, Wei Ying, Lan Zhan, Xue Yang y A-Qing estaban en los boletos de la página. Meng Yao tuvo que esconderse detrás de su cuñado Wei Ying de un empalagoso Xue Yang, quien por poco y le daba besos en ambas mejillas.
Xue Yang salió de su cuarto, vestido con una chamarra negra con gorra encima de una playera ligera oscura, unos pantalones de mezclilla negro con cinturón plateado y unos tenis negros/blancos con la marca Nice en negro. Llevaba su collar negro con una perla roja, un pendiente de plata en su oreja izquierda y se había perfumado para la ocasión y miró a su hermana. A-Qing llevaba un vestido blanco con un lazo atado a su cintura de color verde limón y le llegaba arriba de las rodilla, unas botas marrones cortos y su cabello negro estaba atado a dos trenzas enrollada con lazos verdes —cortesía de la hermana mayor de Wei WuXian— y un maquillaje sencillo. Estaba hermosa y llevaba un bellísimo collar de plata —robado de parte de Xue Yang de la joyería del padre de Meng Yao, una vez que fue a trabajar como vigilante en su casa— que lucía destellante en su cuello.
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Volviendo a ti para corregir mi error
FanfictionXue Yang ha muerto. Sin embargo, los dioses Muerte, Tiempo y Amor le darán otra oportunidad de corregir sus errores cometidos en la Ciudad Desolada.