Capítulo XIV. Fugitivos.

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Cuando llegaron al templo, varios de los discípulos los atendieron a la entrada y llevaron a sus respectivas habitaciones. Xiao XingChen fue a donde Xue Yang, como lo había prometido y lo encontró durmiendo en el tapete que servía de cama. Lo miró por un momento y abrió la puerta. Lo observó de cerca, se veía tan lindo.

-¿Cómo pudo ser que, teniendo mis ojos, no pude ver lo hermoso que eras?- se lamentó en un susurro-. Xue Yang- le llamó- Xue Yang...

-Mmm- se removió del tapete.

Sonrió de ternura. Daozhang se acordó de cuando murmuraba A-Qing al levantarse. Lo llamó una y otra vez, hasta que Xue Yang despertó

-¿Qué?- estaba paralizado, sus ojos estaban abiertos como platos.

-Despierta, tenemos que ir...

-¿Cómo me llamaste?- dijo con una expresión de nauseabunda.

Xiao XingChen pensó en lo que dijo el joven y descubrió que, en su descuido de recordar a A-Qing y la anciana que había considerado Xue Yang como abuela, le llamó como lo hacía la anciana.

-Yang Yang- se sonrojó por ello.

-¡No vuelvas a llamarme así!- gritó, asustado.

-Lo siento...- dijo, apenado el Daozhang-. Tenemos que irnos, Xue Yang- dijo, después de una pausa.

El menor se extrañó por ello y vio que Xiao XingChen lo amarró de las manos y lo llevaba a un carruaje tirado por un caballo. El joven cultivador demoníaco lo miró con odio y rencor, le haría pagar por amarrarlo. Xiao XingChen sólo espero un poco más mientras repasaba el plan que había ideado con Song Lan.

*****

-ZiChen, luego de haber purificado estos cadáveres- dijo, mientras veía a las tumbas que había hecho para los pequeños y haber rezado por sus almas para el ciclo de la reencarnación-, debemos irnos del Templo BaiXue...

-XingChen- dijo, sorprendido.

-Es necesario, ZiChen- aclaró-. Atrapamos a uno de sus discípulos...

Song Lan bufó, aún le tenía rencor a Xue Yang, al ver con quienes experimentaba.

-Deberíamos asesinarlo- dijo, molesto-. No entiendo, si tanto quieres estar con él, debes ser tú el que escape- dijo, frío.

-ZiChen, piénsalo- dijo, suplicándole-. Si te quedas, podrían torturarte o no sabría de que son capaces de hacer con tal de conseguir lo que desean- dijo, recordando con horror, todo lo que había visto Xue Yang en sus dos vidas-. Por favor, ZiChen.

Song Lan sólo suspiró.

-¿Cuándo nos vamos?- preguntó, dándose por vencido.

Y es que una de las cosas que tenía Xiao XingChen, es que era terco por naturaleza y noble a sus principios. Song Lan lo conocía bien y éste no se daría por vencido por miedo a que por su culpa otros paguen el precio.

*****

Así habían quedado, mientras él se alejaba con el carruaje, Song Lan estaría dejando una carta por abandonar el templo y saldría al encuentro con Xiao XingChen fuera del pueblo.

Song Lan estaba por saltar del techo del Pabellón del Templo cuando vio que llegaron los hombres de la Secta Jin a las puertas. Estos interrogaron a los ancianos del clan, pero estos no querían se negaban a delatarlos de que estaban ahí. Estos golpearon a uno de los ancianos y buscaron por todo el templo. Song Lan le dio la razón a Xiao XingChen, no podían quedarse ahí por la seguridad de su hogar y fue al lugar citado.

Volviendo a ti para corregir mi errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora