Capítulo XXVIII. Prometo ante los Cielos y la Tierra que te amo.

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—A-Yang, trae a los niños a cenar— exclamó el Daozhang blanco desde la cocina.

Xue Yang fue con los pequeños, quienes jugaban un poco con los juguetes que les había comprado su padre con el tiempo.

—Soy un gran cultivador y estás condenado a morir— dijo una niña de negra cabellera y gentil mirada con una sonrisa burlona.

—A-Yao, cálmate— pidió el mayor de los niños, TaoYang, quien lucía cansado por las aventuras que creaba su pequeña hermana.

—Nosotros somos honoríficos cultivadores y venceremos al mal— dijeron los pequeños gemelos, quienes luchaban entre sí con espadas de madera.

—Lian, Shaoran— regañó Xue Yang, quien tenía a otro pequeño bebé en sus brazos de un año—. No hagan escándalos.

—Mamá— dijeron ambos, Xue Yang sólo negó con la cabeza.

—Aprendan de Mei, ella no hace ruido como ustedes— dijo con una sonrisa y se sentó en la amplia mesa del comedor—. ¿Dónde está JinYuan?— preguntó, mirando hacia los lados.

—Está con la tía A-Qing— dijo la pequeña XingYao—, está emocionado por la boda que se celebrará mañana.

—Ya quiero ver a tía A-Qing con su traje de novia— dijo el niño mayor con una sonrisa.

—Espero y haya pastel grande— dijeron a coro los gemelos, emocionados.

—Habrá, pequeños— dijo Song Lan, quien se sentaba en la mesa con elegancia—. Pero no deben comer mucho...

—¡Mamá!— exclamó un pequeño niño con la mirada gentil y mostró su sonrisa, dejando ver sus adorables caninos en sus comisuras.

—JinYuan— dijo Xue Yang, reprendiéndolo—. Que te dije de hacer ruido así— frunció el ceño.

—Te traje algo para ti, mami— dijo, sacando de su manga un caramelo—. Me comí uno en el camino.

—Bien, disculpa aceptada— dijo, sonriente metiéndose el caramelo a la boca.

Los pequeños se sentaron junto a su madre, quien alimentaba a su pequeña bebé con sopa y a sus pequeños les daba tufu caliente y un poco de congee a su hijo mayor. Xiao XingChen atrapó en brazos a su pequeña XingYao y le dio un poco de la sopa que había preparado para él. A-Qing llevó comida para ella y Song Lan, además de otros platos para los pequeños. Comieron todos, contando anécdotas de los cultivadores o una que otra historia para los niños. Song Lan se sentía bien con los pequeños y ese día no iría a la cacería nocturna con Xiao XingChen. Cabe aclarar que, cuando Xue Yang estaba encinta de los niños, él iba en reemplazo del mismo y platicaba con Xiao XingChen como en los viejos tiempos, Xue Yang había pedido, siendo testigo de su rabieta, que cazaría con su esposo, ya que hacia mucho tiempo que no lo hacía. A-Qing salió de la casa para reunirse con Xue Yang, llevando su pequeña espada dorada en la espalda y su bastón blanco de su mano.

—¿Mentirosa?— dijo, asombrado el omega—. ¿Qué crees que haces...?

—Daozhang ya lo sabe, le pedí que iría contigo mientras él cuida los niños- dijo, nerviosa—, les gustan mucho las historias de Song Daozhang.

Xue Yang rodó los ojos, bueno, al menos vería que tal era con la espada y suñi rindieron frutos el año que pasó en LanLing Jin.

—Bien, vamos— dijo, caminando hacia el bosque.

Xiao XingChen arropó a sus pequeños en sus respectivas camas y a la bebé la acunó en su pequeña cuna, misma que había usado con sus otros hijos. Les dio a cada uno el beso de las buenas noches y fue a donde se encontraba Song Lan, esperándolo en el comedor.

Volviendo a ti para corregir mi errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora