Capítulo XXIII. Acepto, amado Daozhang.

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Al levantarse, Xiao XingChen no podía estar más feliz. Xue Yang al fin había aceptado estar con él, tanto como su compañero de cacería nocturna como su esposa. Ambos fueron a la cocina, donde hallaron a Song Lan y A-Qing dándose un beso en los labios.

—¡Carajo!— exclamó de sorpresa el joven.

Ambos se separaron, la niña estaba sonrojada y Song Lan no podía ver a los ojos a nadie.

—Hagan lo que quieran— dijo Xue Yang, riendo—. Nosotros tenemos hambre y no quiero que se nos vaya el apetito— dijo, juguetón hacia Xiao XingChen.

Xiao XingChen estaba feliz por su amigo y le dio unas palmaditas en el hombro.

—Felicidades, ZiChen— dijo con una sonrisa.

—Daozhang, Song ZiChen me ha pedido ser su prometida— dijo con una sonrisa la niña, sonrojada—. Nos casaremos cuando sea mayor.

Xue Yang sólo bufó.

—Ha, yo tengo diecisiete años, mocosa, ¿cuántos tienes?— preguntó, divertido—. Y ambos Daozhangs tienen la misma edad, serás vieja cuando te cases— rió.

—Tienen mi apoyo para su boda, ZiChen— dijo, feliz—. Y, respondiendo tu pregunta, A-Yang— miró al menor—, tengo veinte años y ZiChen veintidós.

—Se hará viejo el daozhang— bromeó, partiéndose de risa.

Después de toda esa platica emotiva (No tiene nada de eso... @-@), los faltantes en desayunar, comieron entre risas y bromas de parte del menor, mientras Song Lan y A-Qing fueron a comprar víveres al pueblo. Xue Yang veía con lujuría a Xiao XingChen mientras lavaba los platos de ellos, pues la niña había lavado los trastes de ayer y hoy. Lo miraba cuando lavaba y ponía los platos en sus respectivos lugares, sus manos tomaban con delicadeza los platos y los colocaba con cuidado. Xue Yang no supo en qué momento se acercó al alfa y lo abrazó por detrás. Él que dejaba los trastes en su lugar, giró hacia su futuro esposo y le dio un beso en los labios, beso que se torno lujurioso y posesivo de parte del menor. Xiao XingChen lo llevó a la mesa donde preparaban la comida y empezó a acariciar la cintura del menor. Xue Yang no se quedaba atrás, acariciaba la espalda del mayor, mientras rasguñaba y gruñía y abrazó con sus piernas la cintura del alfa.

Xiao XingChen estaba dejándose llevar demasiado, temía hacerle algo a Xue Yang antes de casarse, se separó de él mientras acariciaba la mejilla del menor.

—A-Yang, hay que...

Se vio interrumpido por un beso demandante del menor, quien trataba de quitarle la ropa al mayor. Gruñía aún más y su celo giraba alrededor del alfa. Miró a Xiao XingChen con lujuría y anhelo.

—No aceptó un “no” por respuesta— dijo, olfateando el cuello de Xiao XingChen—. Fóllame...— suplicó—. ¡Ah! ¡Fóllame!— se frotó en el cuerpo del alfa.

Xiao XingChen no quería hacerle nada, pero el celo de Xue Yang era muy fuerte y, perdiendo el control, volteó a Xue Yang y le quitó los pantalones, arrojándolos en algún lugar de la cocina. El omega gimió en el acto y abrió las piernas, estando en una posición apoyándose con sus brazos y piernas en la mesa y Xiao XingChen apreció las largas y torneadas piernas de Xue Yang, siendo manchadas por feas y crueles cicatrices de latigazos y golpes, probablemente de su infancia o a lo largo de su vida. Besó con fervor y cariño esas cicatrices, queriendo desaparecerlas, besó sus piernas y se detuvo en los bien forzados glúteos del omega. No pudo evitar excitarse ante bella vista y Xue Yang gruñía de impaciencia, el alfa besó ambos glúteos y bajó sus pantalones, revelando la gran erección que tenía por ver a Xue Yang en esa posición. Rozaba la punta contra la entrada del omega, este gruñía y alzaba su cuello para ver a su amado alfa.

Volviendo a ti para corregir mi errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora