—... ven maestro. —Escucho a lo lejos, de manera difusa. —Joven maestro, despierte.Elian abrió los ojos al sentir correctamente la voz de su nana llamarle.
La joven mujer de cabellos rojos le sonrió y estiró su mano para que se levantará del asiento en el que había estado durmiendo, nuevamente.
Leia Vi Roussel, era la hija de un Marqués, que en su juventud había sido amiga de Penelope Yedith. Y cuando está nació, se quedó a cargo de uno de los hijos de la muchacha, mientras una mujer más capacitada, cuidaba de la mayor de los dos hermanos.—¿Leia?. —dijo despacio, antes de bostezar, y tal como si fuera un niño pequeño, tomó la mano de la mujer, quien lo guía al baño de su habitación. —
—¿Que pasa dulzura?. —preguntó la mujer, quien ayudaba al muchacho a desvestirse y entrar a la tina, sacando una toalla mojada y con jabón para ayudarle a limpiarse. —
—Alguna vez... ¿Haz tenido esos sueños que parecen muy reales, pero sólo son sueños?. —la mujer miró al muchacho, mientras le fregaba la espalda. —
La pelirroja, sonrió con nostalgia, el pequeño solía tener esos sueños tan terroríficos siempre, y le preocupaba que eso significará algo malo.
—Aveces si, siento que estoy viviendo lo pero despierto y se que es un sueño que no paso, ni pasara. —Mintió, para tranquilizarlo, como siempre hacia,el chico ya tenía suficiente con estar apartado en esa casa, para que además le tomarán de loco. — iré a arreglar su habitación y ropas, la señorita Zenith pidió que le acompañará por la tarde al mercado,así que debe vestirse presentable.
El muchacho asintio, con un suspiro y sólo se metió por completo en la tina, para poder mojarse por completo.
—Buenos días, tío, tía, hermana y primo. —saludo con una pequeña reverencia al entrar al comedor. —
Todos le saludaron y volvieron a mirar sus platos,mientras el caminaba para sentarse al lado de su hermana.
En la cabecera, estaba su tío, quien leia el periódico que posiblemente, habían dejado esta mañana. Su tía Zenim, miraba el catálogo de su boutique favorita, mientras que Kiel y Zenith comían en completo silencio.Recibió su plato en silencio de igual manera, disfrutando de su pancakes. No le importaba lo incómodo que era el ambiente y en cómo, tanto su tía como su hermana, miraban su accionar y sus vestimentas detenidamente.
—Sonríe, Elian. Cuando lo haces te vez menos.... Feo. —comentó su tía, a lo que el chico solo asintió y le dedico una bella sonrisa, que hizo que la mujer chasqueara la lengua y siguiera comiendo. —
—¿Como van sus clases, niños?. —preguntó Roger, mirando a ambos quinceañeros. —
—Tío, son realmente aburridas y no comprendo de lo que me hablan todos esos maestros. —Contestó Zenith. —
Elian sonrió un poquito, quería a su hermana, era lo que más amaba de ese lugar, aunque ella no siempre le tomará en cuenta. Pero su accionar muchas veces le descolocaban, a su hermana no le gustaba estudiar ni aprender cosas nuevas. Si fuera por Zenith ella estaría siempre en el invernadero jugando con sus muñecas. Cosa que le descolaba pues ella quería ser la próxima emperatriz.
—Aprendí el idioma divino de Pykansia y el de Atlanta, hace poco tío. —contestó el muchacho mientras dejaba de comer al sentirse lleno. — Ya puedo leer la mayoría de los libros de la biblioteca
—Sigue estudiando Elian, aun te falta mucho. —Contestó, mientras se levantaba del lugar. —el debut será pronto, así que quiero que bailen perfecto para ese día.
—Si tío. —contestaron ambos, despacio, mientras el albino se iba y se quedaban sentados junto a su tía y primo. —
—Ve a tus clases Elian, y tu Zenith, ve a prepararte para salir por la tarde. —habló llendose de igual manera. —
Ambos hermanos se miraron 6 sólo suspirar on, mientras Kiel les murmuraba un "suerte" y se iba en busca de su padre.
—Quiero que sea el debut. —dijo la muchacha, dejando caer su cabeza en la musa, mirando hacia su hermano. —¿Tu no?
—Mhm... Si y no a la vez, va a ser agotador. —contestó el muchacho, tomando de su taza, y miró a su hermana. —No se si quiero conocer al emperador, me da miedo.
—Es nuestro padre, no debe darte miedo. —Le contestó Zenith, cerrando luego sus ojos. —Ya quiero vivir en el Esmeralda junto con nuestra hermanita y poder tomar el té junto a padre. ¡Tendremos una familia, Elian!
—Tu eres suficiente para mi, Zenith. —dijo despacio, acariciandole el cabello castaña a su melliza, quien apreto un poco sus labios. —
—Pero somos sus hijos, debemos estar con el. —Elian no volvió a contradecir la, no quería pelear y no volver a hablarse por días como la última vez. —
—Esta bien Zenith. —dijo despacio y solo le beso la frente a su hermana y se levantó. —Iré a mis clases, avisame para cuando vayamos al pueblo.
—Esta bien. —murmuro, viendo a su hermano irse. —
—¡Mantén el tempo!. —le grito su maestra, golpeando su cabeza con el cuadernillo en su mano. —Ahora, un, dos, tres.. Y un, dos, tres.
La mujer repetía el ritmo mientras el chico movía rápidamente sus dedos sobre las teclas, siguiendo el ritmo que la mujer le decía y la partitura mostraba diferente. Estaba cansado, apenas llevaba quince minutos de clase y la señora ya le había golpeado cinco veces en la cabeza con aquel libreto.
—Condesa Castin, la partitura marca otro compas. —dijo despacio el muchacho de cabellos rubios, dejando de tocar y jugando con el anillo en su mano, con nerviosismo. —
—¿Quién te crees para decirme eso? No sabes nada de música. —le contestó la mujer, ofendida, y volviendo a golpearle la cabeza. —
—Condesa, llevó estudiando música con usted hacía ya varios años, estoy seguro que se sobre... —el pequeño chico no termino de hablar, antes de recibir una fuerte bofetada de la anciana. —
—¡Toca si tanto sabes!. —grito la mujer, mientras Elian se aguantaba las ganas de llorar. —
Tenía impotencia y quería llorar y mandar a la mierda a aquella vieja con cara de sapo, pero si lo hacía, recibiera unos buenos azotes por parte de su tía, y eso era aún peor que recibir unos cuantos librazos y una bofetada.
Se acomodo y empezó a tocar nuevamente, con habilidad y delicadeza, la suave melodia, presente en la partitura se hizo presente a la perfección y múltiples sirvientas se quedaron mirando al muchacho que tocaba aquella extraordinaria pieza.
La condesa se quedó quieta, ardiendo en rabia, y no dejó que el chico terminará, golpeando le con su abanico las manos.
—¡Está mal, inicia denuevo!. —Chillo contra el oído del chico, quien sólo apreto los labios y empezó a tocar denuevo, volviendo a recibir un golpe. —¡Denuevo!
Genial, había desatado la furia de la loca mezzosoprano.
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Mírame, Claude. [Princesa encantadora]
FanfictionPara los ojos del resto, Elian no le llegaba a los pies a su hermana. El hermano menor, era un simple estorbo para los Yedith. Estaba solo, en un mundo donde la soledad era el peor monstruo. Claude sólo debió mirarlo una vez, para caer por la belle...