Vestidos, Vestidos y Más Vestidos

6K 641 78
                                    


Cuando Elian escucho que irían a comprar al pueblo, no pensó que su melliza lo llevaría a todas las boutiques en busca de un vestido unico, y menos pensó que sería ÉL quien se probaría vestidos.

Llevaban al menos tres horas y Zenith le llevaba de tienda en tienda, haciéndose probar ropa, y el pobre mozo que le había acompañado, ya llevaba sus manos llenas de cajas con ropas y accesorios.

En esos momentos, su hermana le había hecho ponerse un pomposo vestido celeste, que le hacía ver más pequeñito de lo que era.

—Hermana, ¿Por qué me pruebo yo los vestidos, sid eberias ser tú?. —preguntó, con un adorable sonrojo, mientras que la muchacha, miraba uno de los maniquíes. —

—Mi vestido para el debut lo tengo hace meses, Elian. —dijo sonriendole a su adorable hermano menor. —El tío Roger dijo que iras con vestido al debut.

....

—¡¿Que?!. —Grito, mientras intentaba quitarse el pesado vestido de encima. —¡Soy un chico! ¡¿Como voy a ir vestido de chica?!

—Tío dijo que si fingias ser mujer seria mas fácil que encajes en el entorno. —dijo despacio la chica, haciendo un pucherito. — Y que así papá nos va a aceptar mejor...

Elian miró a su hermana, mientras está le hacia una expresión de cachorrito mojado, e inevitablemente asintió ante lo que le decia. No sabía que pensaba el duque pero no por vestirlo de chico el sería más "bonito".

—Lo hago por ti, Zenith. —dijo despacio, llendo hacía adentro, para que le ayudarán a cambiarse aquellas prendas por uno nuevo. —



---


—¡Están locos!

Elian estaba acostado a un lado de su primo, quien miraba hacia el cielo, con tranquilidad. Estaban en el jardín, por petición de Kiel, quien intentaba que el chico se relajara, al menos un poco.

—Relajate, no puede ser tan malo. —le contestó el mayor, mirando al rubio, quien tenía sus mejillas infladas y sus brazos cruzados. —

—Creo que prefiero tirarme por las escaleras, antes de ir a ese maldito baile. —dijo despacio, no quería ir, quería quedarse en su cama, con una taza de chocolate caliente de su nana y un buen libro romántico en sus manos. —pero claro, como no serán ellos quienes deban ir vestidos y pasar verguenzas no le ven nada dealo, tiren el menor a los leones.

Kiel rio, el ojiesmeralda era un melodramatico de primera. Pero tampoco podía contestarle algo, posiblemente el igual estaría así de molesto si le obligarán a ponerse vestidos y tacones solo para aparentar.

—¿Y si tío Roger me compromete con algún viejo por allí y cuando descubra que soy un hombre me venda y me lleven a un barco para venderme en muchos países y morir seguramente de una infección de ratas?. —Bien, eso estaba tanto en la realidad y en lo exagerado.El heredero a duque mempezo a reír a carcajadas a eso, mientras el menor se sonrojada. —¡No te rías, puede ser verdad! ¡Temo por mi trasero!

Aquello hizo reír a Kiel aún más. Elian era alguien sumamente reservado con el resto y solo se dejaba ser con el Alfierce menor.gritaba,lloraba y reía sin tener en cuenta todos los modales que había aprendido por las malas.

El recuerdo de Elian mucho más pequeño llegó a su mente. De niños, su madre le había prohibido hablar o ver a su primo, siempre le decía que él chico era un error y que sólo arruinada todo, que era contagioso y que no debía estar cerca de él. Pero un día había salido de noche en busca de una colacion. Y allí había visto al niño llorar debajo de la mesa.
El rubio de pequeño era muy callado, e incluso serio, nunca decía algo a menos que se lo pidieran y aún cuando había visto a sus padres golpearlo, Elian no lloraba. Por lo que verlo allí, tan roto y desesperado a mitad de la noche, se dio cuenta que el de ojos gemas seguía siendo un niño, un pequeño que estaba solo en aquella gran casa, donde incluso su melliza era más feliz que el. Ese día lo abrazo y le acarició sus cabellos, le dio dulces y durmió con el, iniciando de esa forma una bella relación que cada vez se hacía más fuerte.

Kiel lamentaba mucho no haber sido cercano a su primo esde antes, lamentaba el no haber estado cuando el rubio lo nesecitaba, y ahora, cada vez que veía las marcas rojizas o moradas en el cuerpo del pequeño, sufría, porque el pudo haberlo parado esde antes.

—Tranquilo, tu trasero estará bien. —dijo sonriendole y le revolvió los cabellos. — nada malo pasará, incluso podras ver a lindo chicos.

Las mejillas del menor se incendiaron y simplemente se tapó el rostro con vergüenza, dándose una vuelta para quedar boca a bajo en el césped.

— Baja la voz... —dijo en un murmullo, mirándole de reojo. — No quiero que me miren aún peor...

Y aquello le rompió aún más el corazón a su primo, ¿Como a sus quince, Elian estaba tan roto?



---



Claude miro por la ventana de su habitacion, podía ver a su hija caminar por el jardín con aquel mago.
Estaba cansado, su cabeza dolía en demasía y no había podido dormir nada, incluso luego de haber bebido múltiples licores en la noche, solo había logrado pegar unos minutos los ojos, y había quedado más confundido que descansado.

Aquella risa, aquella sonrisa, y una pequeña figura bajo un  túnel de árboles de ciruelo. ¿Quien era? Y... ¿Por qué sentía algo raro en el pecho al recordarle? No lo sabía, y le estaba volviendo loco, quería saber quien era, tanto que incluso en vez de firmar unos papeles había escrito aquella pregunta. Intentó dibujar lo que había visto, pero era peor que los dibujos que Athanasia hacia de niña. Tanto así que Félix había olvidado todo tipo de respeto y se había reído en su cara.

—¿Quién eres?. —preguntó al aire, apartándose de la ventana y llendo a acostarse en el diván, cerrando sus ojos. —Quiero verte denuevo...

No quería esperar, nisiquiera entendía su sueño, solo sabía que era alguien importante, tanto como para dejarlo en las nubes por días. Una figura, que nisiquiera podía recordar bien le estaba volviendo loco.

Y tal como quiso el emperador, sus sueños nuevamente fueron endulzados por la presencia de aquella persona misteriosa, y su risa.




Recomiendo que escuchen las canción citas que dejó uwu

Mírame, Claude. [Princesa encantadora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora