Lucas se estaba preguntando seriamente como había llegado a estar sanandole el culo a un mocoso.Era media tarde, y había decidido visitar a su princesa, pasar la tarde juntos, y quien sabe, quizás escaparse un rato al pueblo.
Pero apenas llegó se encontró con la muchacha calmando a un niño bajito, que lloraba.
No era tonto, claramente sabía que era quien había esculpido sangres hacía una semana, pero él hecho de que fueran tan cercanos, le incómodaba y molestaba.-¿Por qué llora?. -preguntó acercándose, ganándose la atención de la rubia y el bello niño que aún dejaba caer lágrimas. -
-¿Puedes sanarlo?
Miro a su amada, extrañado, y luego al chico, notando a que se referia.
Elian estaba lleno de mordidas, lo que parecía bastante doloroso. Solo suspiro y se fregó la cara, antes de usar su magia.
Había terminado sanandole el cuerpo entero, incluyendo el dolor de caderas que sentía el niño.
-¿Es que acaso tu padre es un animal?. -le dijo a la única mujer de la habitación, quien miraba uno de sus libros con poco interés. - Es como si lo hubiera intentado devorar.
-Llevaba quince años sin roce intimo, supongo que se puede entender. -Lucas suspiro, pero no dijo nada mas. -
Bien, si podía entender que estaba nesecitado, pero no era razón para follar a un chico como bestia y traumarle.
El recordaba claramente que llevaba más de doscientos años sin sexo cuando lo hizo con Kiel y el chico no había terminado como el muchacho.
Volvió a suspirar y solo se acomodo los cabellos. Mirando luego, el collar alrededor del cuello del menor.
-Porque tenía que ser yo. -preguntó el chico rubio, mientras agarraba la misma joya que parecía collar de perro, tironeandolo al sentir el pinchazo que este le daba. -Hay muchas chicas mucho más hermosas que yo.
-Papá debe de tener una razón lógica para tenerte aquí. -contestó la princesa, girandose para ver a ambos chicos, quienes ya habían terminado y estaban sentados uno al lado del otro. -no creo que esto dure mucho.
Elian hizo un ruidito de que entendía y se levantó cuando el dolor de su cuello se había vuelto insoportable.
-Debo irme. -Dijo despacio, haciendo una reverencia y sonriendo, como si nada pasara, saliendo por último de la habitación. -
Ambos portadores de magia se miraron, y Lucas le sonrió un poco
-Yo que tu, me preparo para dejar de ser hija única
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Un fuerte y dulce gemido resonó por todo el lugar. Acompañado del sonido de ambas pieles chocando.
Claude sonrió al ver el color que tomaban las nalgas del chico al ser golpeadas. Las acarició, y apreto, recibiendo nuevamente un sonido por parte del menor, antes de volver a gorpearlo.
-No te oigo contar, bebé
Debido al atraso de Elian al llegar, estaba recibiendo uno de sus "castigos". Estaba boca a bajo, con su torso apoyado en el regazo del adulto.
Le tenía las manos apresados en su espalda y el pantalón abajo, recibiendo una nalgada por cada minuto de atraso, y si dejaba de contar, debían iniciar denuevo.Claude le había dado ese nombre debido al físico del chico, era pequeño y delicado, además de tener la piel suave. Claro además por su edad, Bebe, era el apodo perfecto para su concubinus
Claude disfrutaba de ver la cara llorosa del chico, no es porque fuera un sadico y disfrutará del dolor del menor,, claro que no. Era debido a lo sexy que se veía el chico así, pidiendole que siguiera.
Elian era un pecado, le calentaba como si nada, y al terminar lloraba, se quejaba y era cortante, como si fuera su culpa. Y eso le extrañaba.
En un momento Elian disfrutaba, pero al siguiente se apartaba y le esquivaba ¿Que mierda le pasaba?
Por su parte Elian, no sabía cómo actuar. Todo era nuevo.
Había pasado de vivir de forma monótona, sin la atención de nadie, a vivir lleno de lujos y sexo.
Lo disfrutaba, claro que sí. El emperador era jodidamente sexual, y su cuerpo reaccionaba sólo cada vez que le veía. Pero se sentía asqueroso por disfrutarlo. Es como si todas sus creencias de querer ser alguien libre y amados e habían ido al carajo con su llegada al palacio.
Porque a fin de cuentas eso quería, libertad. Quería el poder viajar y conocer el mundo, no vivir encerrado de por vida dándole hijos a un emperador que parecía sólo mirarlo con deseo.
Nisiquiera el entendía porque actuaba así, no entendía el porqué al terminar se apartaba y trataba al resto como si fuera su culpa, porque sabía que también era propia.
Quizás era aquella voz la que le estaba haciendo actuar así, una molesta voz masculina que le hablaba desde el debut, una voz que se hacía llamar su padre. Y que siempre le decía que acabará con el hombre de ojos imperiales
Esa voz le estaba causando dolores de cabeza cada vez que la ignoraba, y le daba malas ideas y pensamientos no propias de él.
Quería que se callara, porque el no le haría caso a quien fuera esa sombra en su cabeza, el era Elian y no mataría nunca a alguien.
-Montame. -la voz de Claude sonó en su oído, haciéndole salir de sus pensamientos. -
Con vergüenza se terminó de quitar el pantalón y se sentó sobre el rubio.
Mantuvo sus caderas alzadas, con una separó sus nalgas y con la otra guió el pene ajeno a su rosada entrada.Se dejó caer, dejando salir un gemido.
-Perfecto...eres tan hermoso, mi pequeña puta.
Le miró, encendiendo se ante el apodo y recibió el beso con ganas, correspondiéndole.
Nesecitaba pensar, aclarar su mente, entenderse por completo, antes de actuar.
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Zenith miró los muñecos en sus manos, sentada en su pequeño tocador.
Estaba molesta con su hermano, su tío había dicho que había sido aceptado en el palacio. A ella le correspondía ese lugar, ella era la primogénita, ella tenía que recibir el cariño de padre, ella debía ser la mejor amiga de su hermanita. No Elian.
Su hermano siempre era la piedra en el zapato, que se interponia. Si no fuera por el, en el debut su padre la hubiera reconoció, y en la fiesta de té su hermanita se habría fijado en ella. No en Elian.
Sin que la muchacha se diera cuenta, una nube negra se generó a su alrededor. Y el hombre que miraba desde la puerta sonrio.
-Con que sólo uno es de magia negra....
Quién diría que esa perra si le había dado un hijo...
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Mírame, Claude. [Princesa encantadora]
FanfictionPara los ojos del resto, Elian no le llegaba a los pies a su hermana. El hermano menor, era un simple estorbo para los Yedith. Estaba solo, en un mundo donde la soledad era el peor monstruo. Claude sólo debió mirarlo una vez, para caer por la belle...