Olvidame

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Elian desperto , con un terrible dolor en el pecho, jadeo un poco, e instintivamente se tocó el bultito de su panza, suspirando cuando noto que aún estaba allí.

Estaba solo en una habitación que desconocía, y pronto los recuerdos de los sucesos antes de caer inconsciente se hicieron presentes. Apreto los labios y abrió los ojos, levantándose, con rapidez, nesecitaba ver al emperador.

Al hacerlo, cayó al piso, sin fuerza en las piernas, seguramente llevaba unos días acostado, por lo que por sus, ahora, continuas situaciones, podía suponer.

Se apoyo de la muralla con cuidado y empezó a caminar, hasta la puerta, apenas llego a esta, la misma se abrió de manera abrupta, haciendo que se golpeara la nariz.

Athanasia se encontraba llorando, en pijama, y se había aferrado a él, apenas lo había visto. No entendía que le pasaba a la muchacha, nisiquiera entendía que había pasado los últimos días. Pero sabía que no era momento de pensar en el, debía co solar a la dulce muchacha en sus brazos.

Le tarareo una bella melodia, y con sumo cuidado le peinaba los cabellos. Athanasia fue la única de los dos, que Noto las cuerdas doradas, saliendo desde el chico perdiéndose por toda la habitación, como si estuvieran danzando. Le daba una sensación cálida y de calma, hacia que sus miedos se fueran en segundos.

Su llanto calmo,y con esto la magia y voz de Elian, quien solamente le acomodo unos pocos cabellos.

-¿Me quieres contar, Athy?. -La chica solo suspiro. -

-Papá perdió la memoria

Elian abrió los ojos, y miró a la chica, con asombro, luego e hacer una pequeña reverencia, empezó a correr como podía, hasta la habitación del rubio mayor, abriendo esta sin permiso, y encontrándose con Félix junto al emperador. Estando este sentado en la cama.

-¡Majestad!. -trastabillo y casi cayó cuando llegó a su lado, haciendo una pequeña reverencia y luego mirando a Félix. -¿Es verdad? Félix.. De verdad...

El pelirrojo agachó la cabeza y sintió nuevamente una presión en el pecho.

-¿Y quien mierda eres tú? ¿Otro hijo?. -claude miró a Félix, quien sólo negó. -Ah, claro, tus ojos sólo son una imitación de los imperiales...

El emperador, miró de pies a cabeza al muchacho, era claramente hermoso, aun cuando tenía una expresión cansada y algo pálido. Llevaba ropas bastante holgadas para un chico y sus manos temblaban ligeramente, como si no se atreviera a tocarlo.

-Majestad, Sir Elian es su consorte. -dijo Félix a su lado, a lo que lo miró raro. -

Si, se había vuelto loco. ¿Su consorte era un chico? ¿Un niño además? ¿Se había vuelto loco acaso? Si el tal Elian era bonito, pero eso no significaba que fuera capaz de estar con él. Aún así algo le decía que no hiciera nada en su contra, algo encerrado en el fondo de su ser.

-¿Que pruebas hay?. -preguntó, a lo que él niño tembló, quizás por su tono, y se tocó el vientre... O no... -

-E-el bebé... -Elian tembló un poco, y solo se agarro el pecho, que le estaba doliendo horrores. - u-ugh..

-¿Y que me asegura que es mi hijo?. -preguntó, con un gruñido. Sin querer esperar la respuesta, pues era obvia la respuesta. -Félix llevatelo ..

El pelirrojo iba a reclamar, pero no lo hizo, cuando el niño sólo le tomo la mano y tiro de él, para irse.

El rubio menor afuera de la habitación, se permitió llorar, mientras el adulto le cargaba.

Bien, haría que su amigo volviera a recordar a ambos adolescentes.


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Claude miró de mala gana al hombre frente a él, quien había preguntado por los dos adolescentes que no habían asistido.

Estaba furioso, con una tenía pruebas de haber sido unido a ella, pero el solo verla le ponía de mal humor, mientras que con él otro, solo pensaba en matarlo, no había suficientes pruebas de que eran unidos, así que si se deshacía de él sería bastante fácil.

No dudo y los mando a llamar.

Los caballeros llegaron con ambos muchachos, la chica venia algo confusa, mientras que el muchacho temblaba, mientras el caballero, le empujaba con suavidad.

Ambos se arrodillaron en el piso. Mientras el emperador hablaba, terminando con la princesa lanzando rayos y llendose del lugar.

Elian temblaba todo el tiempo en su lugar, no reconocía a ese Claude, no era el hombre al que quería y deseaba perdonar por todo. La persona frente a él, era despiadado y parecía congelado, no era la misma que en las noches le hablaba a su inexistente pancita.

-Vete del palacio, frente a la vista de todos... Tu hermana me ha dicho todo lo que haz hecho

Elian recordó las palabras que aquellas féminas habían dicho en la pasada fiesta de te, y que había terminado en un horrible final para el.
Zenith otra vez había calumniado sobre el, y con el emperador.

-El bastardo con el que cargas no es mio, y estarás condenado a estar solo, por ser promiscuo. -sonrió un poco de lado. - De tal palo tal astilla... Desde hoy Elian Magrita esta desterrado del palacio, y no puede volver a pisar este nuevamente.

Elian sólo Asintió, y no Alzó nunca la cabeza, dejó que le tomarán, y no hizo problema aún cuando lo sacaron de la sala y lo tiraron con fuerza, fuera de esta.

Se quedo allí, llorando un poco, sin saber que había hecho mal en su vida pasada como para merecer todo eso.

-Su santidad... -la voz fémina y suave de una mujer le hizo pararse, a la defensiva. Una muchacha de ojos grises brillantes y cabellos blancos, vestida de blanco se le acercó. -Por fin le encontramos, su santidad....

-¿Q-que?.-le miro desconcertado, hasta donde el sabía no era ningún santo ¡incluso estaba en cinta. - No yo no...

-La magia cubre sus ojos, mi santidad, ya lo verá. -la voz de la mujer era tranquila y era seguida de tres personas más. - soy Alysh, la primera raíz de Dios, encomendada a la búsqueda de nuestro santo perdido...

Quería refutar les que estaba equivocada, que sus ojos siempre fueron verdes y no tenía nada de magia ni eso, pero la mujer se veía segura y las personas detrás de ella parecían a punto de saltar de felicidad.

-Venga con nosotros, por favor... Se lo demostraremos

No lo dudo mucho, desterrado del castillo, no sería aceptado en ningún lugar, y un templo parecía un buen lugar para mantenerse por un tiempo.

Tomo la mano de la mujer y le sonrió, mientras les seguía.

El no lo veía, pero su propio ser, iluminaba el camino oscuro de aquel pasillo, una clara referencia a quien era, y su misión.

Alysh sólo sonrió, aquel niño no tenía idea quien era,incluso cuando su nombre se lo decía.

Mírame, Claude. [Princesa encantadora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora