Dante's POV

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Los pesados pasos de mi padre resuenan en el piso de madera casi tanto como los ruidos de la tormenta haciendo que corra y me esconda en el armario.

Por una pequeña abertura de la puerta lo observo acercarse dando tumbos aferrando el grueso cinturón de cuero firmemente en su mano derecha.

¡¿Dónde estás pequeña basura?!

Bocifera con voz pastosa mientras la evilla metálica del cinturón impacta contra el suelo y mi pequeño cuerpo se estremece al recordar como se siente cada vez que golpea mi piel.

¡Sal de una maldita vez o tu castigo será peor! 

La idea de salir y entregarme por voluntad propia nunca pasa por mi mente.
Sé que auque lo haga va a lastimarme de igual forma. Siempre lo hace.
Así que me quedo escondido en el pequeño armario rogando que por esta vez no me encuentre.

¡Sé que estás aquí en algún lugar pequeña rata!

Exclama deteniéndose frente a mi escondite y el ya familiar olor a alcohol inunda mis fosas nasales revolviendo mi estómago de asco y miedo.

De pronto la puerta se abre.

Aquí estás.

Mamá siempre decía que yo no era bueno jugando a las escondidas. Tenía razón.

Ese pensamiento trae un montón de recuerdos a mi mente.
Y recordar a mamá,su cálida sonrisa,su olor, hace que mi pecho duela.

Duele más que ser agarrado por los cabellos y sacado a rastras fuera de mi escondite.
Duele más que el impacto de mi cuerpo contra el frío suelo.

Eres una abominación. Todo es tu culpa.

Murmura mientras me observa con odio en sus ojos marrones.

Entonces el sonido del cuero rasga el aire y como por inercia mi brazo izquierdo se alza para cubrir mi rostro. Es todo lo que puedo hacer.

Segundos después el cinturón golpea mi carne dejando un rastro ardiente y punzante.

Recordar la voz de mamá duele más que el primer azote que recibo esta noche.

Deberías haber sido tú aquel día y no ella.

La evilla metálica se estrella esta vez contra mi antebrazo causando un agudo dolor.

Me encojo en el suelo y él continúa golpeando mi hombro y mi espalda en una dolorosa rutina.

Mataste a la única persona que te quería.
Mereces esto. 

Un azote tras otro acentúan cada palabra y siento que poco a poco voy perdiendo fuerzas.

Si algún día amas a alguien correrá su misma suerte porque eres un monstruo.

El último azote duele menos que las palabras que me escupe antes de dejarme inerte sobre el piso de granito.

Tu madre murió porque te quiso.

Nada duele más que eso.

Y como consecuencia una lágrima solitaria se desliza en mi mejilla por primera vez en la noche. 

Todo a mi alrededor se desvanece y solo queda oscuridad mientras me sumo en la inconsciencia.
Entonces un tenue sonido llega hasta mis oídos.
Y la escucho.

Escucho una voz llamándome y por alguna razón que desconozco decido ignorar el dolor que me invade e ir hacia ella en busca de consuelo.

Amore Italiano © [Terminada/Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora