Capítulo#35

1.1K 99 89
                                    

Mis manos sudan,mis ojos parpadean velozmente y escucho la sangre rugir en mis oídos.
Pero no soy capaz de contestar.
No cuando un sinfín de pensamientos están luchando entre si dentro de mi cabeza.

Dante me observa fijamente y a cada segundo que pasa su sonrisa se desvanece siendo sustituida por un profundo ceño.

Dante yo... No creo que...

Empiezo a hablar finalmente tras unos minutos.

Él me interrumpe haciendo una seña para que me detenga mientras me mira con la incredulidad plasmada en su rostro.

Bellezza...

Advierte en tono desesperado.

Yo tomo una respiración profunda y continúo.

Escucha Dan yo entiendo que quieres lo mejor para él bebe pero no tienes por qué hacer esto.
Nosotros estamos muy bien así.
No necesito una firma en papel para saber cuáles son mis sentimientos y mucho menos para ofrecerle a nuestro hijo estabilidad.

Termino soltando el aire que estaba reteniendo.
Es solo entonces que me permito mirarlo a la cara.

Está mortalmente inexpresivo.

¿Dan?

Lo llamo y él me mira apretando su mandíbula con fuerza.

¿Es eso lo que crees que significa esto?
¿Por eso crees que lo hago?

Inquiere estupefacto.

Yo suspiro poniéndome de pie sin contestar.

Es obvio que está molesto y no me apetece pelear con él,no ahora que por fin lo tengo de vuelta.

Nuestro hijo poco o nada tiene que ver con mi petición.
Lo hago por mí,por nosotros.
¿Qué tengo qué hacer o decir para que me creas? 

Continúa.

Yo niego mientras me acerco colocando una mano en su mejilla.

No tienes que decir nada.
Ahora iré a darme un baño estoy exhausta.

Le digo y comienzo a alejarme pero su voz me hace detenerme en mi lugar y voltear a verlo.

El nombre de mi madre era Regina.

Empieza poniéndose de pie con dificultad.

Yo abro mis ojos sorprendida porque esté hablando de ese tema justo ahora.

Ella era la única heredera viva de una distinguida familia italiana dueña de varias cadenas de hoteles.

Explica y yo permanezco en silencio dándole toda mi atención.

Siendo aún muy joven conoció a Stefano,mi padre,un hombre un par de años mayor de clase media que trabajaba en una de sus instalaciones.

Ellos comenzaron a salir y al poco tiempo quedó embarazada.

Stefano no deseaba que tuviera a la criatura pero ella logró convencerlo de tenerme e incluso de darme su apellido pero nada más.

Declara con amargura.

Yo siento mi corazón encogerse recordando todo lo que Matteo me contó en el hospital.

Stefano no me profesaba el menor ápice de cariño, considerándome siempre  un lastre en su prometedor futuro.
Pero mi madre lo amaba y creyó que con el tiempo él me aceptaría.

Amore Italiano © [Terminada/Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora