Capítulo#44

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Le doy un último vistazo a mi reflejo para asegurarme de que todo esté en orden.

Ria ya estamos en tiempo.

Anuncia Ann a mis espaldas.
Yo asiento aún sin mirarla mientras aliso la falda de mi vestido en un gesto nervioso y recoloco por tercera vez la peineta de nacar que adorna el lado izquierdo de mi peinado dejando que las ondas suaves caigan sueltas por mi espalda.

Estás perfecta. Lo has comprobado al menos diez veces.

Habla otra vez y puedo escuchar la risa en su voz.

Yo suspiro.

De acuerdo, ya voy.

Murmuro en respuesta mientras camino al tocador tomando el bouquet antes de seguirla a la salida.

Una vez fuera del dormitorio recorremos en silencio el amplio pasillo.

Al llegar a las escaleras desciendo con lentitud. Cada paso es comedido y calculado, lo último que necesito ahora es enredarme con el vestido y rodar cuesta abajo como una coliflor de encaje y pedrería.

Ri-ri si quieres puedes tomar mi mano.

Se ofrece Analisse al ver que otra vez me detengo en un peldaño quizás más tiempo del necesario antes de bajarlo.

Yo suspiro pesadamente y asiento aferrando su mano.
Con su ayuda termino de descender en pocos segundos.

La limusina ya estacionó en la entrada y el conductor está subiendo el equipaje.

Anuncia Noelle cuando llegamos al vestíbulo.

Genial.

Contesto sintiendo crecer mi nerviosismo.

Mi madre se nos une a los pocos segundos.

¿Estás lista para irnos?

Cuestiona con una amplia sonrisa.

Yo se la devuelvo y asiento frenéticamente.
Noelle y Ann sueltan una risita a causa de mi efusividad.

Será mejor que salgamos de una vez que aquí la pequeña Ria está que no cabe en sí de tantos nervios.

Comenta burlona Noelle y yo ruedo los ojos antes de mostrarle el dedo medio.

No estoy nerviosa.

Replico altanera aunque honestamente no me lo creo ni un poco y las chicas menos a deducir por sus cejas arqueadas y sonrisas de burla.

Lo que tú digas Ri-ri.

Contesta Ann socarrona.

Yo bufo sonoramente.

Ya es suficiente chicas, no hagan enojar a la novia.

Las reprende mi madre en tono jocoso.

Ellas levantan las manos en son de paz y yo niego divertida.

Bien, es hora de irnos.

Declara Analisse tras unos segundos volviendo a tomar mi mano.

Yo le doy una sonrisa agradecida y tras tomar una respiración profunda emprendo la marcha hacia la salida.

*****

El trayecto en la limusina transcurre con calma.
Las chicas y yo vamos charlando animadamente mientras mi madre bebe en silencio una copa de vino.

Amore Italiano © [Terminada/Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora