Dante's POV

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Camino de un lado a otro de la habitación mientras despeino mi cabello en un gesto que denota lo nervioso que me siento.

Hermano, relájate un poco. A este paso abrirás un surco en la moqueta.

Comenta Matt entre preocupado y divertido apareciendo tras la puerta.
Yo me detengo y dejo salir el aire lentamente en un intento por calmarme. Pero no lo consigo.

He hecho muchas cosas mal a lo largo de mi vida, Matteo.
Joder, he cometido tantos errores.

Murmuro quedamente mientras tomo asiento en uno de los sofás de la habitación que él preparó para mí.

Matteo suspira y se acerca sentándose a mi lado.
Luego de unos segundos vuelvo a hablar.

¿Sabes cuántas veces me dijeron que no era lo suficientemente bueno? ¿Cuántas veces tuve que escuchar que no merecía siquiera el aire que respiraba?

Pregunto con un deje amargo sin esperar en realidad una respuesta de su parte. 
Él permanece en silencio.

Todo lo que alguna vez quise se escurrió entre mis manos volviéndose nada.
Como si pudriera todo lo que tocaba.
Tú lo sabes mejor que nadie.

Dejo salir las palabras con voz grave.

Matteo arruga el entrecejo y aprieta los labios en una tensa línea. No le gusta oirme hablar así, lo sé de sobra.

Todo era odio y vacío y luego... Luego llegó ella. Ria cambió todo.

Comento y me permito esbozar una leve sonrisa. Pensar en ella me llena de una calidez imposible de describir con plabras.

No puedo arruinar esto.
¿Entiendes Matteo?
Ria merece... Ria lo merece jodidamente todo.
Por eso me aterra no estar a la altura. 

Termino dejando caer la cabeza hacia atrás contra el respaldar del cómodo sofá.
Luego de un par de segundos siento su mano en mi hombro dándole un apretón que pretende ser a la vez cariñoso y reconfortante.

Todo saldrá bien hermano. No vas a arruinarlo. Ahora levántate y termina de arreglarte. Y por el amor de Dios intenta relajarte que si estás así de nervioso ahora no te imagino en la boda. Acabarás olvidando los votos y Ria te hará pedacitos.

Se burla en un claro intento por aligerar el ambiente. No lo logra del todo pero no se lo digo. En su lugar me pongo de pie con un suspiro tomando la corbata de lazo que dejé tirada sobre la cama y camino hacia el espejo para colocármela.

Mientras lo intento repaso en mi mente cada pequeño detalle de la ceremonia en busca de alguna falla.
Estoy nervioso y mucho y el temblor en mis manos no me hace precisamente diestro. Como resultado la corbata cae al suelo.

Dannazione! *

Me agacho a recogerla mientras maldigo en voz alta.

La vejez te está sentando mal, ya ni puedes colocarte una simple corbata.

Me pica el chico de ojos avellana al que considero un hermano.

Yo bufo y ruedo los ojos sin seguirle el juego.

Matt suspira exageradamente mientras se acerca arrebatándome la pajarita de las manos.

Venga, ya lo hago yo.

Murmura y empieza a anudarla.
Una vez que termina sonríe satisfecho.

Y pensar que fuiste tú quien me enseñó a atarme la corbata. Que vergüenza Di Livio, que vergüenza.

Amore Italiano © [Terminada/Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora