CAPÍTULO VEINTINUEVE

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Salgo del edificio, contenta

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Salgo del edificio, contenta. No logro borrar de mi cara la sonrisa estúpida que traigo.

Cruzo la calle y entro a la cafetería donde Owen dijo que estaría esperándome.

Lo veo sentado en una mesa, tomándose un café y comiendo masitas, así que sigo directo al mostrador.

—¿Hola? —el encargado de la caja me mira—. ¿Qué vas a llevar?

Observo la cartelera electrónica que está detrás de él—. Uuun batido de frambuesas y moras, y... Dame una caja grande de panecillos de miel.

—Veinte dólares.

Abro la cartera y del monedero saco dos billetes. Se los doy y me entrega un ticket para que retire lo que ordené.

—Gracias.

Me paro a un costado y espero. Apoyo mi codo en el mostrador de vidrio y la cara en la palma de mi mano.

Pienso...

Irremediablemente pienso en Nicolas.

¿Es de idiota fantasear con la idea de que vaya seguido al departamento y se quede a dormir?

Me muerdo la lengua sin querer y arrugo el ceño.

¡Claro que es de idiotas! ¡Por Dios! ¡Ya no soy una adolescente boba!

—Señora —una jovencita se acerca y pone sobre la mesada una bolsa de papel con la caja de panecillos y al lado, el batido—. Que tenga un buen día.

—Gracias —agarro la bolsa de papel marrón y tomando el batido, me aproximo a la mesa de Owen.

—¡Jmm! ¡Señorita! —con prisa se limpia la comisura de los labios con una servilleta y hace el intento de retirar los platos.

—Por favor, Owen no lo hagas —digo de inmediato—. Si no es molestia te acompaño —sacudo mi vaso—. Estaba sedienta.

Se relaja y me sonríe. Pocas veces lo hace.

—¿Esa caja? —se devora una masita con hojaldre, mermelada y chocolate.

—Son para Madi y los muchachos —ruedo los ojos—. Siempre que estoy en un lugar con comidas o bocados de buena pinta, les compro algo. Aman recibir comida, incluso más que obsequios.

—Sus hermanos y la pequeña Madison se adaptaron fácilmente a la ciudad.

—¡Están encantados, por suerte! —exclamo—. Pero Liam se irá dentro de unos días. El juicio se terminó y acordamos que lo mejor es que regrese a la universidad.

Después de lo de Jordan me urge que vuelva a la universidad.

—¿Ah si? Creí que iba a quedarse una temporada.

—Cambio de planes —levanto uno de mis hombros—. De a poco tenemos que ir retomando nuestra antigua vida. Aún no es momento de volver a Nueva York porque tengo algunos asuntos que resolver aquí, pero Liam debe regresar a sus obligaciones, al igual que Alex y Chris; y ni se diga de Madi.

Sugar Baby © (A.A II) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora