CAPÍTULO SESENTA Y CUATRO Parte II

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NICOLAS

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NICOLAS

Minutos antes de la llamada...

Camino de un lado al otro agarrándome la cabeza.

Me piden que me tranquilice, que no maldiga, que no mire al Comandante como un enemigo al que me muero por arrancarle la cabeza pero nadie en este maldito cuarto entiende por lo que estoy pasando.

Nadie.

Fui a la habitación de Madi más de quince veces esperando que sea una travesura de ella, convenciéndome de que lo que dijo Charlotte por el trasmisor fue una confusión. Entré, salí, la busqué afuera, la llamé a los gritos y nada.

Mi enana está entre dos fuegos cruzados, expuesta al mismo peligro que su madre, que mi bruja.

Aquí ellos hacen las llamadas, ellos hablan y mueven gente no sé para qué.

—Por Dios hijo —mi padre intenta tocarme pero a la mínima le doy un empujón.

No quiero a nadie cerca de mí.

Estoy perdiendo la cabeza y no lo entienden. Ni siquiera comprendo cómo pueden predicar tranquilidad cuando es Charlotte, cuando es Madison y ese loco de mierda suelto por ahí.

Me muerdo la lengua para no explotar.

Es mi hija carajo. ¡Es mi hija la que está allí!
Son las dos personas que más amo.

—Comandante, las camionetas fueron emboscadas —esa voz por altoparlante me paraliza los latidos del corazón.

—El vehículo de custodia se siniestró frente a la propiedad Henderson. Creemos que fue víctima de un atentado bomba por el tenor de la explosión y lamentablemente tenemos soldados caídos.

El condecorado bueno para una mierda queda boquiabierto.

No se lo esperaba...

—Escuadrón de apoyo, ¿la camioneta con Charlotte...

—No logramos ubicarla. La perdimos del radar GPS igual que la ubicación del trasmisor. Creemos que también fue siniestrada.

El ambiente se caldea, todos se enloquecen, entran en una caótica crisis de la cuál yo hace rato estoy inmerso.

—¡¿Dónde están mi mujer y mi hija?! —me le voy encima al Comandante—. ¡En dónde están!

—Señor —le reclaman—. Señor...

Presionado por la fiereza con que lo enfrento el tipo coge el radio y se aclara la garganta.

—Hable capitán.

—Las sospechas acaban de ser confirmadas. Una red nube bloqueó las señales de conexión al satélite. Por eso perdimos comunicación con el GPS de los agentes y del collar de la señora Donnovan.

Sugar Baby © (A.A II) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora