CIRO
Estoy de pie frente al espejo de la recámara. A medio vestir, con la camisa desabotonada, la corbata colgada en el perchero y la chaqueta estirada sobre la cama.
No dejo de admirar mi reflejo y vislumbrar el rostro severo de un hombre que estoy desconociendo.
No es miedo y tampoco tristeza lo que siento y lo que le transmito al espejo.
Es una especie de amarga nostalgia.
Un nudo en la garganta que no me deja tragar saliva, que me hace añorar lo que se va, la etapa que se cierra y la tormenta que se me viene encima.Respiro profundo y voy deslizando el dedo por cada surco de carne y piel que mancha mi torso. Huecos y líneas; las cicatrices que tanto odio.
Las repaso una a una y cuando mi asco diario se consuma, abotono mi camisa y me anudo la corbata.
Por el rabillo ojeo la maleta de Mara y al lado una más pequeña, que es de Kelly.
—Todo va a salir bien, Ciro —la voz de mi esposa me sobresalta.
Entró al dormitorio y ni cuenta me di.
—Todo va a salir bien, sí —giro para besarle la mejilla. Las dos mejillas.
—¿Seguro no quieres que nos quedemos aquí contigo? —inquiere arqueando una ceja.
Niego, acariciando su frente.
—No es seguro. Y tampoco pienso quedarme aquí. Me iré a un hotel y estaré custodiado.
—Te vamos a extrañar —dice, haciendo un mohín.
—Y yo a ustedes.
Le toco la punta de la nariz y voy en busca de mi chaqueta.
Estoy tan inquieto que temo llegar tarde a la Corte.—¿Cuándo vienen por nosotros?
Miro la pantalla de mi reloj táctil—. Ya están abajo.
—¿Cuándo vamos a volver a verte?
Sus ojos muestran aprehensión y Mara es tan transparente que no logra disimular la angustia que le genera despedirnos, así sea por un corto tiempo.
—Cuando consiga meter a Jordan, a su familia y a todos sus cómplices en prisión. Solamente cuando eso pase regresaremos a la casa.
Agarro mi portafolio y las dos maletas. Espero a que Mara salga primero del cuarto y la sigo a paso lento, bajando las escaleras.
Afuera, dos camionetas blindadas del FBI la esperan para trasladarla a ella y a Kelly a una casa de seguridad donde no la puedan rastrear, esté vigilada y protegida.
Ese fue el acuerdo al que llegué con los comandantes. Hacer hasta lo imposible para enjuiciar a Jordan pero a cambio obtendría extrema protección para mi familia.
ESTÁS LEYENDO
Sugar Baby © (A.A II)
Romance«Bienvenidos a las relaciones mutuamente beneficiosas. En éste lugar los Sugar Daddies o Mommas obtienen lo que desean, cuándo desean» El destino, tan travieso y descarado otra vez me ha puesto aquí, en este lugar... En la misma situación. Como un...