9. 𝚄𝚗 𝚍í𝚊 𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚙𝚕𝚊𝚢𝚊

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Durante la hora del baño no quise darme más respuestas, por ello necesitaba dejar la mente completamente en blanco. Tenía un ligero dolor de cabeza por pensar en exceso y, cuanto más le daba vueltas a los temas que me afligían, más intranquilo estaba. Ya empezaba a dudar de muchas cosas, sobre todo ligadas a mí mismo.


No esperaba al viernes con un especial interés. Con el tiempo empecé a no tener grandes expectativas en el día a día y, además, a recibir los impactos de los momentos que más raros me parecían, sobre todo si se trataba del trío: Helena - Ulick - Noah.

Hubo algunos comentarios. 

Obviamente Aaron no pudo cerrar su bocaza cuando volvió a clase, y Helena estaba que echaba chispas cuando no acudí a educación física. Irma tenía un interés demasiado especial en conocer algunos de los jugosos detalles sobre el día que estuve sentado en la mesa con Noah. Para ella, él era un dios griego, hermoso e intocable. Sin embargo, no quería únicamente saber lo que pasó en ese momento, sino lo que ocurrió también después de clase de biología y mi ausencia en gimnasia. 

Por fortuna, Helena no dijo nada al respecto, solamente se sintió molesta. 

Irma se había vestido como toda una investigadora típica del género novela negra, aunque a su estilo: Unos pantalones de tartán color marrón y una camiseta con el mismo estampado, solo que con un tono más claro. En su cabeza se podía visualizar una diadema color chocolate. Estaba preparada para el ataque:

ー¿No está Ulick como más observador?

ーNo sé ーdije sin mucho interés, no quise reparar demasiado en sus intenciones, sobre todo sabiendo que ella era una fanática de las historias y los chismorreos.

ー¿Y qué quería Noah?

ーTampoco lo sé ーrespondí con sinceridad, pues no sabía qué quería en realidadー. No fue directo al tema, así que no puedo decirte nada para saciar tu curiosidad.

Ella frunció los labios al verme poco cooperativo, pero insistió en saber más.

ーUlick se fue bastante enfadado ーlanzó, intentando sacar más información de la mejor forma posible, pero yo hoy no quería experimentar un drama.

ーSupongo que tuvo un mal día y acabó explotando, no sé ーcomenté inexpresivoー. Mejor pregúntale a él.

ーEs raro ーmurmuró, sin dejar de analizarme con la miradaー. Noah nunca se sienta con nadie que no sea su familia, ¿qué vio en ti?

Me limité a encogerme de hombros, con desinterés.

ーNoah es demasiado impredecible para que le encuentres sentido a todo lo que hace o dice ーdije al final, esperando que fuera el fin de la conversación.

Irma parecía asombrada con mi respuesta, como si todas sus suposiciones no fueran las esperadas. Jugueteó con sus rizos castaños, a la espera de que dijera algo más. Parecía ansiosa por escuchar algún chisme jugoso, cosa que no le ofrecí.


Lo peor del viernes fue que Noah no apareció, aunque guardaba cierta esperanza por preguntarle sobre su comentario en el coche. Cuando entré en la cafetería con Dan, Helena e Irma no pude evitar mirar hacia la mesa de su familia, a la espera de encontrarlo ahí con su común aspecto melancólico, o por lo menos haciendo el ridículo con su ukelele. 

No estaba ahí, ni siquiera en la otra mesa del otro día.

En la mesa de siempre todos hablaban de muchos temas por lo general, pero hoy el tema que más se repetía y se hacía hincapié era sobre el sábado. Helena parecía algo más animada, comentando que el hombre del tiempo vaticinaba Sol ese día. Sasha, por su parte, mostraba una leve alegría mientras miraba la mesa de Ulick y el equipo de rugby; sabía que él también iba a venir y que era una buena oportunidad para hablar con él. 

𝕹 o c t i s  [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora